Hasta el gorro de superhéroes
“X-MEN: FÉNIX
OSCURA” ê
(Chad Stahelski, 2019)
La enésima tontería sobre el universo de
los superhéroes nos llega de la mano del debutante Simon Kinberg, que para el año 2020 tiene previsto el estreno de 355,
un thriller de espionaje protagonizado por Jessica Chastain y Penélope Cruz. X-Men:
Fénix oscura narra cómo los X-Men tienen que enfrentarse esta vez a un
enemigo más poderoso: Jean Grey, uno
de sus miembros. Durante una misión de rescate en el espacio, Jean casi muere
al ser alcanzada por una misteriosa fuerza cósmica. Cuando regresa, esa
radiación la ha hecho más poderosa, pero también más inestable. Mientras lucha
contra la entidad que habita en su interior, Jean cae en una espiral fuera de
control haciendo daño a aquellos que más ama, y comienza a destruir los lazos
que mantienen unidos a los X-Men.
Como apuntaba, el último despropósito de una
adaptación Marvel al cine llega bajo la batuta de Simon Kinberg, el mismo que ya
fracasó como guionista en X-Men: La decisión final (2006) y
que visto lo visto, detrás de la cámara tampoco ha sabido aprovechar la
oportunidad que le han brindado. Estamos ante un film aburrido rebosante de
efectos visuales más efectista que eficaces para armar una historia de sobras
conocida: Fénix, nacida como Jean Grey, sobrevivió a un accidente
automovilístico en el que falleció su madre, y ella, con ocho años, acabó en la
escuela para niños prodigios que dirige Charles Xavier. Tras ese prólogo, la acción
nos sitúa en el espacio, durante una misión n la que Fénix acaba absorbiendo
una cantidad desmesurada de energía cósmica. Ahora, el poder de su inusitada
fuerza resulta muy atractivo para los extraterrestres invasores, pero le
procurará serios problemas en su entorno con los X-Men. A pesar del excelente
reparto (James McAvoy, Michael Fassbender, Jessica Chastain, Jennifer Lawrence…),
X-Men:
Fénix oscura no acierta nunca con el tono y las posibles lecturas sobre las
diferencias generacionales y de integración entre mutantes se pierden en unos
diálogos sin sustancia. A este relato sobre el lado oscuro de Fénix le sobra el
aspecto solemne y varias secuencias de acción previsibles, hasta tal punto que
parece una mala parodia de aquellos buenos tiempos de la saga que ya no
volverán.
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