Un puzzle mortal
“ESCAPE ROOM” êê
(Adam Robitel, 2019)
Adam
Robitel (The Taking of Deborah Logan, Insidious: La última llave)
nos presenta una nueva película de terror, género en el que se ha especializado
y que ya tiene prevista una secuela en 2020. La sinopsis del film es la
siguiente: seis desconocidos reciben un misterioso paquete. En su interior se
encuentran un mensaje que promete al propietario una oportunidad de ganar diez
mil dólares y alejarse de la vida rutinaria. El grupo llega al local señalado y
se dan cuenta de que se disponen a competir en una “Escape room”. Pronto descubrirán
que sea quien sea el que ha organizado el juego, conoce todos y cada uno de los
detalles de sus vidas. Ahora no tendrán más remedio que encontrar las pistas y
resolver el puzzle. Sólo así saldrán con vida de esa habitación.
Cogiendo el testigo y la evidente
inspiración de Saw y Cube, Escape room se desarrolla
a buen ritmo y con medidas dosis de adrenalina. Todos estaremos de acuerdo en
que la premisa de la película está ya muy trillada, pero Robitel sabe cómo
sacar partido al aspecto visual y hacer uso del suspense con una creatividad no
excesivamente macabra. Hablamos de una película realizada con mimo, con momentos
de humor corrosivo y unos intérpretes semidesconocidos que aportan lo que se
les exige.
Construida a partir de los
códigos estructurales del subgénero Escape
room (habitaciones mortales rebosantes de trampas de las que sólo es
posible escapar resolviendo rompecabezas), la acción va directamente al grano
encerrando a los seis desconocidos en una claustrofóbica sala de la que
tratarán de escapar con vida cuando se convierta en un horno y posteriormente
saltarán a otro escenario ambientado con un frío glacial. Con menos hemoglobina
y gore que Saw pero con un perverso
juego de puzles, Escape room tiene su
punto de ingenio y logra crear una cierta empatía hacia los personajes arquetípicos
pero muy humanos. No pasará a la historia pero tampoco resulta despreciable.
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