“¡QUÉ GUAPA SOY!”
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(Abby Kohn y
Marc Silverstein, 2018)
Primer largometraje que dirigen la pareja Abby Kohn y Marc Silverstein, una comedia que nos presenta a una chica
corriente entradita en carnes, Renee
(Amy Schumer) que se enfrenta cada día a sus inseguridades y que al despertar
tras una caída se cree la mujer más bella y capacitada del planeta. Sigue
siendo la misma, pero con esa nueva autoconfianza se siente capaz de vivir su
vida sin complejos ni limitaciones, pero, ¿qué pasará cuando se de cuenta de que su apariencia en realidad no ha
cambiado?
En la era
de las redes sociales, del escaparate de Instagram, de la exposición pública,
de la sobreexplotación y sobrevaloración de la imagen, ¡Qué guapa soy! explora la extraña situación de una mujer que tiene
una percepción muy alejada de cómo se siente y se ve a sí misma y como la ven
los demás en un tiempo en que los chistes sobre la imagen corporal no tienen
mucho eco. Esta cuestión me da igual
porque detesto las ñoñerías de lo asquerosamente correcto (sólo es fachada,
seguimos siendo igual de salvajes) y el que la cómica Amy Schumer base todo su
humor en el antiglamour no resulta nada irreverente porque al final nos
encontramos con el rollo buenista de que lo que importa es la persona y no su
apariencia. Aunque todo sabemos que esto no es cierto, ahí estamos insistiendo
sobre una bobada más antigua que el hilo negro.
Aquí Schumer da oxígeno a una mujer con
problemas de sobrepeso que trabaja en un sórdido sótano de la sección de ventas
de una tienda de cosméticos online. Fascinada por la belleza y la moda, un día
se cae de la bicicleta estática y tras darse un golpe en la cabeza comienza a
verse como una mujer irresistible, bella y estilizada. Las situaciones que se
suceden a partir de entonces provocan bochorno en todos los que la rodean…
incluidos los espectadores.
Al fin, manidos estereotipos sobre la
imagen física que en modo slapstick tontorrón en el sobado adagio de la belleza
interior aunque nadie se asoma a ese pozo. Así tenemos a una guapa pero
aparentemente tonta y superficial Michelle Williams al frente de la empresa que
demuestra ser la más lista porque es la única capaz de detectar el talento de
la fondona Renee para idear las estrategias de venta, y que actúa como
contrapunto de ésta. Con situaciones
forzadas y un guión poco pulido, ¡Qué
guapa soy! tiene la loable intención de que todo el mundo se sienta bello,
pero es un mensaje muy trasnochado, y a mí sólo me queda el consuelo de la
presencia inmarcesible de Emily Ratajkowski a la que se le regalan unos
minutitos en el insustancial relato.
La chica no la veo gorda ......
ResponderEliminarYo tampoco, pero es lo que marcan los cánones de belleza actuales.
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