domingo, 17 de junio de 2018

CRÍTICA: "¡QUÉ GUAPA SOY! (Abby Kohn y Marc Silverstein, 2018)


¡QUÉ GUAPA SOY!  êê
(Abby Kohn  y Marc Silverstein, 2018)
    

   Primer largometraje que dirigen la pareja Abby Kohn y Marc Silverstein, una comedia que nos presenta a una chica corriente entradita en carnes, Renee (Amy Schumer) que se enfrenta cada día a sus inseguridades y que al despertar tras una caída se cree la mujer más bella y capacitada del planeta. Sigue siendo la misma, pero con esa nueva autoconfianza se siente capaz de vivir su vida sin complejos ni limitaciones, pero, ¿qué pasará cuando se de  cuenta de que su apariencia en realidad no ha cambiado?


     En la era de las redes sociales, del escaparate de Instagram, de la exposición pública, de la sobreexplotación y sobrevaloración de la imagen, ¡Qué guapa soy! explora la extraña situación de una mujer que tiene una percepción muy alejada de cómo se siente y se ve a sí misma y como la ven los demás en un tiempo en que los chistes sobre la imagen corporal no tienen mucho eco. Esta cuestión me da igual porque detesto las ñoñerías de lo asquerosamente correcto (sólo es fachada, seguimos siendo igual de salvajes) y el que la cómica Amy Schumer base todo su humor en el antiglamour no resulta nada irreverente porque al final nos encontramos con el rollo buenista de que lo que importa es la persona y no su apariencia. Aunque todo sabemos que esto no es cierto, ahí estamos insistiendo sobre una bobada más antigua que el hilo negro.


    Aquí Schumer da oxígeno a una mujer con problemas de sobrepeso que trabaja en un sórdido sótano de la sección de ventas de una tienda de cosméticos online. Fascinada por la belleza y la moda, un día se cae de la bicicleta estática y tras darse un golpe en la cabeza comienza a verse como una mujer irresistible, bella y estilizada. Las situaciones que se suceden a partir de entonces provocan bochorno en todos los que la rodean… incluidos los espectadores.

  
   Al fin, manidos estereotipos sobre la imagen física que en modo slapstick tontorrón en el sobado adagio de la belleza interior aunque nadie se asoma a ese pozo. Así tenemos a una guapa pero aparentemente tonta y superficial Michelle Williams al frente de la empresa que demuestra ser la más lista porque es la única capaz de detectar el talento de la fondona Renee para idear las estrategias de venta, y que actúa como contrapunto de ésta. Con situaciones forzadas y un guión poco pulido, ¡Qué guapa soy! tiene la loable intención de que todo el mundo se sienta bello, pero es un mensaje muy trasnochado, y a mí sólo me queda el consuelo de la presencia inmarcesible de Emily Ratajkowski a la que se le regalan unos minutitos en el insustancial relato.

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