“SUBURBICON” êêê
Nos
tenemos que remontar al año 2002 para recuperar el debut del actor George Clooney detrás de la cámara con
la aceptable comedia Confesiones de una mente peligrosa,
basada en la azarosa vida de Chuck Barris, empresario del mundo del espectáculo
de día y asesino de la CIA por la noche. Su siguiente película, Buenos
días, buena suerte (2005) es un excelente film que cuenta la batalla que
tuvieron que librar un periodista de la CBS y su productor contra el
anticomunista senador Joseph McCarthy. Clooney baja mucho el listón con la
insustancial comedia romántica Ella es el partido (2008), pero
recupera la inspiración para firmar Los idus de marzo (2011) adaptación
de una obra teatral sobre el jefe de prensa de un candidato del Partido
Demócrata que comprobará hasta dónde se está dispuesto a llegar para alcanzar
el éxito político. No me gustó nada Monuments Men (2014) fallida
incursión en el cine bélico sobre un grupo de historiadores anglosajones que
tienen la misión de recuperar las obras de arte robadas por los nazis.
Ahora, George Clooney nos sumerge en una
atmósfera neo-noir para narrar una historia inspirada en hechos reales que nos
sitúa a finales de los años 50 en una zona residencial de casas similares y
espaciosas en donde aparentemente reina un ambiente agradable. Sin embargo, la
armonía del lugar se derrumba cuando una tranquila familia afroamericana se
instala en la parcela. En entonces cuando los vecinos comienzan a organizar
asambleas para pasar después a la acción directa. Finalmente, se descubrirá que
el apacible barrio no es tan idílico como parece y tras la fachada de sus
amplias casas se esconde una realidad plagada de violencia, venganza y
traiciones.
Como buen simpatizante del Partido
Demócrata, Clooney casi siempre se muestra interesado por cuestiones sociales
que, aunque universales (la persecución ideológica, la corrupción política, el
racismo) han marcado el convulso devenir de su país. En mi humilde opinión, en
la sociedad actual se margina más por la pobreza que por la raza, pero cuando
se juntan ambos elementos, la respuesta xenófoba y supremacista puede ser
letal. Con un guión claramente identificable de los hermanos Coen, el actor y
director nacido en Kentucky firma una salvaje sátira de tono costumbrista cuyo
eje lo forma una familia típicamente norteamericana que nos mostrará un reverso
tenebroso. Al mismo tiempo, comprobaremos cómo a la acomodada comunidad blanca
del exclusivo barrio residencial se le hace insoportable que una pacífica
familia afroamericana habite una casa del barrio.
Suburbicon, sexta película de su director, contiene ese sesgo
pintoresco y caricaturesco que imprimen los Coen a muchos de sus personajes, además
de un humor cáustico que se extiende como una mancha de petróleo por el estado
de las cosas en los Estados Unidos, la visión liberal sobre el estilo de vida
norteamericano, el palurdo moralismo de la middle class, tan pagada de sí
misma, y el perpetuo racismo que todo lo pringa de manera ignominiosa… y
criminal.
En realidad, la urbanización que vemos recreada
en Suburbicon es una fiel reproducción de las siete grandes urbanizaciones
planificadas por Levitt & Sons después de la Segunda Guerra Mundial, constructora
encabezada por Abraham Levitt y sus hijos Alfred y William. En la de
Pennsylvania se puso la primera piedra en 1952 y se terminó en 1959. Todos estos
centros residenciales suburbanos que cuentan con una gran simetría, casas
similares con jardín y calles impolutas, daban cobijo a familias de raza
caucásica (es decir, blancos rosaditos), algo que constaba como una cláusula en
los contratos de venta y alquiler. Repugnante, ¿verdad? Al parecer esta es la
parte del film que no estaba en el libreto original que los Coen escribieron en
1985 después de su ópera prima Sangre Fácil (1984), y tal vez, como
aportación propia, la que más le interesa a Clooney para subrayar uno de los
males endémicos de los Estados Unidos y hurgar en la herida del racismo que no
deja de sangrar. Claro, está la otra historia, la de un niño que ve cómo dos
tipos asaltan su casa y asesinan a su madre (Julianne Moore en un doble papel
de madre y tía del chico). Pero aún más extraño le resultará el comportamiento
del padre (Matt Damon).
No estamos
ante una película redonda, incluso me atrevería a decir que, obviamente, tendrá
mejor acogida crítica en Europa que en Estados Unidos, pero Suburbicon tiene las suficientes aristas
para horadar la conciencia social en los tiempos actuales, y funciona más en su
incisiva denuncia que en la banal intriga policíaca. Aunque como ocurre siempre
con algo salido de la desbordante imaginación de los hermanos Coen, el absurdo
se alterna con lo trágico y la hilarante comedia con el lacerante drama.
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