"L´AMANT DOUBLE" êêê
Lejos de las mejores obras de François Ozon (Joven y bonita, En la
casa, Frantz), El amante doble sigue a Chloé (Marine Vacth) una joven de
apariencia frágil y depresiva que se enamora de Paul (Jérémie Renier) su psicoanalista. Unos meses más tarde los
dos se van a vivir juntos, pero pronto ella descubrirá que su amante le ha
ocultado durante todo este tiempo una parte oscura de su identidad, con la que
Chloé acabará obsesionándose.
Si todos estaremos de acuerdo
en que Brian De Palma estaba obsesionado con Hitchcock y no perdía ocasión para
el plagio u homenaje, Ozon, basándose en un texto de Joyce Carol Oates, emula
aquí a De Palma en un thriller psicológico sobre una mujer que se enamora de su
psicoterapeuta y descubre que tiene un hermano gemelo con el que comparte
profesión. El director galo utiliza la figura del doppelgänger (ya saben, el
gemelo malvado) para empujar a Chloé a los brazos de dos psicoanalistas
idénticos pero de personalidades muy dispares: Paul es sensible, sereno,
romántico, empático y comparte con Chloé una vida doméstica y sexual
convencional; Louis es un usurero arrogante y violento, y mantiene con ella una
relación sexual tensa y salvaje. Así, el
relato se va convirtiendo en un pasaje de los espejos deformantes de la mente y
el alma que se nos antoja más sugerente en lo conceptual que en la pura
credibilidad.
Ozon tiene el suficiente oficio para que el
espectador no desconecte de la historia, pero somos muchos los que creemos que
esto es debido también al poder magnético de Chloé; Marine Vacth dota a su
personaje de una belleza tan lánguida como distante, de una sensualidad tan
fría como morbosa.
La película arranca
con una imagen potente, creativa y metafórica: un primer plano de una vagina
que va mutando en el ojo lloroso de la protagonista (tal vez un sentido
homenaje al ojo de El perro andaluz
de Buñuel), primer anuncio del juego entre fantasía y realidad que desborda los
márgenes del delirio y que será la deriva de un relato en donde el deseo y el
sexo, la sumisión, la atracción de lo prohibido, las fracturas emocionales, los
triángulos fatales, el goce y la depresión acaban por fundir ilusión y realidad
en un ejercicio de alquimia que busca el golpe de efecto, el éxtasis, la fiebre
y el vértigo en un laberinto de máscaras.
Me gusta el director y tengo muchas ganas de verla.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Hombre, Ricard! Creía que te habías perdido en los tormentosos parajes de la nueva república. Es broma, supongo que, tardará, pero todo se irá calmando, aunque debe ser bastante estresante vivir ahí, en donde tengo a mis dos hermanas, con todo lo que está pasando. Bueno, tú al menos vives en Igualada que está un poco alejada del epicentro del follón.
ResponderEliminarEn fin, a mí también me gusta Ozon, y creo que "En la casa" es su mejor película hasta la fecha. Pero ésta no está mal, y como babeo por Marine Vacth, ya sebes "Joven y bonita", pues sólo por ella vale la pena.
Un abrazo.