Partiendo como base argumental de
la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? del especialista Philip K. Dick, el cineasta
nacido en Newcastle nos traslada a la lluviosa ciudad de Los Ángeles del año
2019. Allí, una empresa fabrica robots idénticos a seres humanos conocidos con
el nombre de Replicantes, algunos modelos son utilizados por los humanos como
esclavos para trabajar en las canteras espaciales, seis de esos robots se han
fugado y regresado a la tierra donde tienen prohibida la entrada. Rick Deckard
(Harrison Ford) que había pertenecido a la unidad especial Blade Runner, es el
elegido por los mandos policiales para destruirlos. De los seis Replicantes
sólo quedan cuatro con vida, estos tienen programada una existencia de tan sólo
cuatro años y están tan perfeccionados que pueden llegar a desarrollar
sentimientos y sentir emociones. En la investigación el policía conoce a
Rachael (Sean Young) una Replicante tan sumamente dotada que tiene incluso
capacidad para recordar, lo que la lleva a estar convencida de ser humana.
Cuando Deckard, por medio de un test, le demuestra lo contrario, Rachael llora,
cuestión que deja a Rick aún más perplejo.
El primero de los Replicantes
fugitivos, Zhora, es localizado por el Blade Runner en un club del barrio
chino, en donde actúa en un número con una serpiente. Tras una persecución
Deckard dispara a Zhora y ésta cae abatida por los disparos. Más tarde será
Rachael quien salva la vida a Rick disparando contra León, otro Replicante. El
ex-policía comienza a sentir una fuerte atracción hacia ella, y aunque le
habían encargado eliminarla también, Rick confiesa que no podrá hacerlo.
Después de liquidar en una violenta pelea a Pris, otra Replicante, ya sólo
queda Batty (Rutger Hauer) el jefe de los robots rebeldes. En la pelea que se
desarrolla entre el Blade Runner y el Replicante es éste quien va ganando, y
Rick queda colgando agarrado a un saliente de la terraza del edificio Bradbury,
pero el robot se va quedando sin fuerzas, la muerte se está apoderando de él
inexorablemente. Cuando Deckard está a punto de caer al vacío, Batty le agarra
del brazo y le salva, confesándole: “Ahora sé lo que es ser un esclavo,
vivir con miedo”. Al final, Rachael y Deckard buscarán lejos de la ciudad
nuevos horizontes.
Blade Runner son palabras mayores
dentro del cine de ciencia-ficción, todo un hito, una pieza clave en la
evolución actual del género y una obra ya clásica que supuso en su momento un
fuerte impacto visual, generando una nueva corriente estética en todos los
ámbitos del diseño. Ridley Scott nos ofrece una especie de thriller
futurista convertido en reflexión subyugante y pesimista sobre las líneas de
evolución de la humanidad en un tiempo no muy lejano.
Con un estupendo guión de
Hampton Fancher y David People, la cinta cuenta además con los asombrosos
efectos especiales de del experto Douglas Trumbull, y el virtuosismo
fotográfico de Jordan Cronenweth. Genial recreación de un espacio virtual, su
diseño bebe de las fuentes del cómic y el expresionismo; la conjunción de géneros
-desde el interés moralista de su autor- ; el componente romántico y filosófico
-como metáfora sobre los lazos espirituales del amor-; las preguntas sin
respuesta, la angustia desgarradora del individuo ante su destino, y esa
soledad metálica que brinda la
tecnología. La ciudad, como una populosa masa amorfa y sucia, de atmósfera
irrespirable y convertida en laberinto intransitable de neón y cristales -la
policía utiliza “spinners”, coches policiales voladores- .
La dolorosa
llamarada verbal del Replicante Batty en la agonía, sobre el que se posa una
paloma que parece alimentar su sed de vida y libertad, mientras desde su
extrema aflicción va desgranando: “yo he visto cosas que vosotros no
creeríais; he visto atacar naves en llamas más allá de Orión, he visto rayos C
brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannahäuser; todos esos momentos
se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir”.
A la incógnita de ¿son los Replicantes más
humanos que sus creadores? La respuesta es: Sí Obra maestra absoluta del
género.
Una obra maestra, sí, aunque fue acogida con frialdad en su estreno. Y yo prefiero la primera versión, no me convenció mucho el "director's cut".
ResponderEliminarUn abrazo.
Bueno, la disyuntiva -menor, si se quiere- del director´s cut consiste en elucubrar sobre la posibilidad de que Rick Deckart sea un replicante más (como deja caer el director) o un ser humano (como opina Harrison Ford). Me gustan las dos, pero tal vez, como tú, me incline por la versión que llegó a los cines. Aún late en mí el impacto y la emoción de aquel espectacular estreno.
ResponderEliminarUn abrazo.