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jueves, 21 de septiembre de 2017

TRIBUTO A "BLADE RUNNER" (Ridley Scott, 1982)


   Partiendo como base argumental de la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?  del especialista Philip K. Dick, el cineasta nacido en Newcastle nos traslada a la lluviosa ciudad de Los Ángeles del año 2019. Allí, una empresa fabrica robots idénticos a seres humanos conocidos con el nombre de Replicantes, algunos modelos son utilizados por los humanos como esclavos para trabajar en las canteras espaciales, seis de esos robots se han fugado y regresado a la tierra donde tienen prohibida la entrada. Rick Deckard (Harrison Ford) que había pertenecido a la unidad especial Blade Runner, es el elegido por los mandos policiales para destruirlos. De los seis Replicantes sólo quedan cuatro con vida, estos tienen programada una existencia de tan sólo cuatro años y están tan perfeccionados que pueden llegar a desarrollar sentimientos y sentir emociones. En la investigación el policía conoce a Rachael (Sean Young) una Replicante tan sumamente dotada que tiene incluso capacidad para recordar, lo que la lleva a estar convencida de ser humana. Cuando Deckard, por medio de un test, le demuestra lo contrario, Rachael llora, cuestión que deja a Rick aún más perplejo. 


    El primero de los Replicantes fugitivos, Zhora, es localizado por el Blade Runner en un club del barrio chino, en donde actúa en un número con una serpiente. Tras una persecución Deckard dispara a Zhora y ésta cae abatida por los disparos. Más tarde será Rachael quien salva la vida a Rick disparando contra León, otro Replicante. El ex-policía comienza a sentir una fuerte atracción hacia ella, y aunque le habían encargado eliminarla también, Rick confiesa que no podrá hacerlo. Después de liquidar en una violenta pelea a Pris, otra Replicante, ya sólo queda Batty (Rutger Hauer) el jefe de los robots rebeldes. En la pelea que se desarrolla entre el Blade Runner y el Replicante es éste quien va ganando, y Rick queda colgando agarrado a un saliente de la terraza del edificio Bradbury, pero el robot se va quedando sin fuerzas, la muerte se está apoderando de él inexorablemente. Cuando Deckard está a punto de caer al vacío, Batty le agarra del brazo y le salva, confesándole: “Ahora sé lo que es ser un esclavo, vivir con miedo”. Al final, Rachael y Deckard buscarán lejos de la ciudad nuevos horizontes.



    Blade Runner son palabras mayores dentro del cine de ciencia-ficción, todo un hito, una pieza clave en la evolución actual del género y una obra ya clásica que supuso en su momento un fuerte impacto visual, generando una nueva corriente estética en todos los ámbitos del diseño. Ridley Scott nos ofrece una especie de thriller futurista convertido en reflexión subyugante y pesimista sobre las líneas de evolución de la humanidad en un tiempo no muy lejano. 


    Con un estupendo guión de Hampton Fancher y David People, la cinta cuenta además con los asombrosos efectos especiales de del experto Douglas Trumbull, y el virtuosismo fotográfico de Jordan Cronenweth. Genial recreación de un espacio virtual, su diseño bebe de las fuentes del cómic y el expresionismo; la conjunción de géneros -desde el interés moralista de su autor- ; el componente romántico y filosófico -como metáfora sobre los lazos espirituales del amor-; las preguntas sin respuesta, la angustia desgarradora del individuo ante su destino, y esa soledad  metálica que brinda la tecnología. La ciudad, como una populosa masa amorfa y sucia, de atmósfera irrespirable y convertida en laberinto intransitable de neón y cristales -la policía utiliza “spinners”, coches policiales voladores- . 


    La dolorosa llamarada verbal del Replicante Batty en la agonía, sobre el que se posa una paloma que parece alimentar su sed de vida y libertad, mientras desde su extrema aflicción va desgranando: “yo he visto cosas que vosotros no creeríais; he visto atacar naves en llamas más allá de Orión, he visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannahäuser; todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir”.


  A la incógnita de ¿son los Replicantes más humanos que sus creadores? La respuesta es: Sí Obra maestra absoluta del género.

2 comentarios:

  1. Una obra maestra, sí, aunque fue acogida con frialdad en su estreno. Y yo prefiero la primera versión, no me convenció mucho el "director's cut".

    Un abrazo.

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  2. Bueno, la disyuntiva -menor, si se quiere- del director´s cut consiste en elucubrar sobre la posibilidad de que Rick Deckart sea un replicante más (como deja caer el director) o un ser humano (como opina Harrison Ford). Me gustan las dos, pero tal vez, como tú, me incline por la versión que llegó a los cines. Aún late en mí el impacto y la emoción de aquel espectacular estreno.

    Un abrazo.

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