JÁ, OLGA HEPNAROVÁ
(Petr Kazda, Tomás Weinreb, 2016) ★★★
Este interesante film checo basado en hechos reales nos cuenta un suceso desconocido para mucha gente pero que dejó una huella indeleble en la memoria y la conciencia social de la época, sobre todo en Checoslovaquia. Veamos: El 10 de junio de 1973, Olga Hepnarová (Michalina Olszanska) atropelló con un camión a un grupo de 25 personas que esperaban el tranvía en una calle de Praga. El resultado fue que las personas que tres personas murieron al instante, otras tres un mismo día un poco más tarde y dos más un par de días más tarde. La edad de las víctimas oscilaba entre los 60 y los 79 años. Seis personas resultaron heridas graves y otras seis heridas leves.
Olga Hepnarová,
que entonces tenía 22 años, había nacido el 30 de junio de 1951 en el seno de
una familia acomodada: su madre era dentista y su padre empleado de banco. En
su infancia, Olga era una niña normal, pero años más tarde comenzó a
desarrollar desórdenes emocionales y problemas psiquiátricos. De hecho, en 1964
intentó suicidarse con medicamentos y pasó un año en un hospital psiquiátrico.
En el juicio en que fue condenada a muerte, un psiquiatra declaró que padecía
esquizofrenia, pero después de otros exámenes psiquiátricos y ante la voluntad
de ella misma de ser ejecutada, se la consideró responsable de sus actos, fue
condenada a muerte y ahorcada en la prisión de Pankrác en Praga. Olga Hepnarová
fue la última mujer ejecutada en Checoslovaquia.
Tomás Weinreb y Petr Kazda nos acercan a este drama de tono existencialista en lo
que supone su ópera prima para intentar sumergirnos en la perturbada mente de
la asesina en masa Olga Hepnarová, una matanza dirigida contra toda la sociedad
de la que se sentía víctima. Film de
acento introspectivo, Já, Olga Hepnarová
está rodada en exquisito blanco y negro creando una iluminación atmosférica que
logra su objetivo de dotar de un realismo impactante a un drama en donde
seguimos el itinerario autodestructivo de la joven; la fría relación con su
familia, su estancia en el hospital psiquiátrico, sus penosos escarceos
lésbicos, su aislamiento en una cabaña, sus trabajos temporales y su desoladora
alienación.
El relato, que
toma distancia para no acusar de manera incisiva a una joven víctima de severos
desequilibrios mentales, marginada e inconformista, nos presenta a Hepnarová
como un misterio aún por desentrañar más allá de lo que hoy sabemos de sus
acciones y su inextricable personalidad, aunque la actriz polaca Michalina Olszanska
da vida eficazmente a Olga como si fuera una bohemia eremita, una intelectual
distante y dueña de un asco infinito por todo lo que le rodea, de ahí su imagen
de alma torturada, influida, tal vez, por la literatura existencialista y un
nihilismo propio de una juventud rebelde y desarraigada.
El caso es que su carácter paranoide y
antisocial, su buscado aislamiento y su falta de habilidad para conectar con
otras personas, llevaron su existencia al límite con resultados trágicos. De
Hepnarová se recuerdan sus famosas palabras: “Mi veredicto: yo, Olga Hepnarová, víctima de vuestra bestialidad, os
condeno a muerte atropellados por un camión y proclamo que mi vida marcada por
el sufrimiento, no está suficientemente pagada con la muerte de X personas”.
Una película hipnótica que podría haber sido aún más redonda si los directores
no hubieran abusado tanto de los planos estáticos o contemplativos que
aletargan el tiempo narrativo. Aun así, muy recomendable.
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