En el año 1978 yo, el menda, siendo un tierno adolescente que ya no se comía los mocos, acudí al Canet Rock de ese año para ver a Debbie Harry, vocalista de la banda Blondie e icono sexual imperecedero así que pasen los siglos. Actuaban otros grupos que me interesaban (Ultravox, mis vecinos La banda trapera del río) pero yo estaba enamorado de Deborah, de la cual guardaba una extensa colección de fotos y fetiches, que como onanista irredento me ayudaron a sobrellevar una realidad plomiza, mediocre y agobiante. Cuando la vi actuar en directo aquel año, Harry tenía ya 33 años.
Deborah Harry
había nacido en Miami (Florida) el 1 de julio de 1945 y a los tres meses fue adoptada
por la familia Harry con la que tuvo una infancia normal. En los años 60
trabaja como modelo para Playboy, pero lo suyo era la música, por lo que inició
su carrera musical en una banda folk sin ningún éxito. Fue a raíz de conocer al
guitarrista Chris Stein en 1973 cuando formaron juntos el grupo Angel & The Snakes, que
posteriormente pasó a llamarse Blondie,
un nombre que según cuentan se le ocurrió a Debbie cuando un camionero que
quería un encuentro sexual con ella llamó su atención con un ¡Hey, rubita!,
debido a su pelo rubio platino. La banda pensó que el nombre les venía muy bien
comercialmente, pues sus discos se encontrarían en la letra B de las tiendas de
discos junto a los Beatles, donde más suele mirar la gente.
Una vez que
estuvo formada la banda con Clem Burke (batería), Jimmy Drestri (teclado), Gary
Valentine (bajo), Chris Stein (guitarra) y Deborah
Harry (vocalista), Blondie, que
comenzó como un grupo de punk-rock derivando posteriormente hacia la corriente
New Wave, se convirtió en toda una referencia estética y musical de finales de
los 70 y 80, creando éxitos tan contundentes como Once I Had A Love, Heart of
Glass, Atomic, Dreaming, Union City Blue, Call Me,
María…
Debbie, por
supuesto, se convirtió en una de las mayores influencias para divas del pop
como Madonna, y como curiosidad contaremos que a sus 54 años Harry entro a
formar parte del Libro Guinnes de los récords como la mujer de más edad (54
años) en conseguir un número 1 en las listas
musicales gracias a “María”, y
Blondie también por aparecer número 1 en tres décadas consecutivas: 1970, 1980
y 1990, ya que el tema citado aparecía en el álbum de 1998 “No Exit”.
Deborah Harry,
que actualmente tiene 71 años, alternó en los 80 su carrera musical con la
cinematográfica. Así, nos la encontramos formando parte del reparto de Union
City (Mark Reichert, 1980) junto a otra reina del rock como Pat
Benatar. Pero, sobre todo, es recordada por su actuación junto a James Woods en
el film de culto del canadiense David Cronenberg Videodrome (1983), una
magnífica película de tono fantástico y cyberpunk en la que un operador de
televisión por cable descubre un día la televisión “real” llamada Videodrome. El
film fue catalogado por Andy Warhol como La Naranja Mecánica de los 80.
Deborah siguió
participando en comedias como Forever Lulu (Amos Kollek, 1987),
Satisfacción (Joan Freeman, 1988). También participó en película la episódica Historias
de Nueva York (Scorsese, Coppola, Allen, 1989), en productos de terror
irregulares como El gato infernal (John Harrison, 1990) y La bolsa de cadáveres
(John Carpenter, Tob Hooper, 1993). Hizo su incursión en el cine independiente
participando en Heavy (James Mangold, 1995), en la comedia musical Six
Way to Sunday (Adam Bernstein, 1997) y en el drama de temática homosexual
The
Fluffer (2001). También la pudimos ver en un papel en la comedia
romántica Todo lo que quiero (Jeffrey Porter, 2002), en el drama
pandillero Jóvenes salvajes (Scott Kalvert, 2002), en el film sobre la
adicción a las drogas Spun (James Akerlund, 2002). En el
año 2003 Peter Greenaway le ofrece un papel en la aventura romántica Las
maletas de Tulse Luper, y la directora española Isabel Coixet requiere
su concurso para formar parte del reparto de Mi vida sin mí (2003), y
la vuelve a dirigir en otro drama romántico, Elegy (2008), junto a Penélope
Cruz.
Debbie Harry sigue siendo hoy, tal vez más
que nunca, un reivindicado icono cultural, estético y sexual, en el recuerdo
nostálgico de quien fue durante muchos años una diosa espectacular de la escena
musical, que ha dejado una huella indeleble en varias generaciones de todo el
mundo. Musa del mítico club CBGB e inmortalizada por el genial Warhol, ha servido
de referencia para actrices como Scarlett Johansson y reinas del pop como la
citada Madonna y Lady Gaga. De ahí, este sentido tributo de unos de sus fans
primigenios más incondicionales.
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