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sábado, 18 de junio de 2016

KATHERINE WATERSTON MOVES


    La actriz británica Katherine Waterston (Westminster, 3 de marzo de 1980) que debutó con un film aceptable sobre el drama de la prostitución titulado The Babysitters (David Ross, 2007), cuenta en su filmografía con algunos títulos en los que ha participado con mayor o menor relevancia pero cuya presencia no pasó desapercibida para el aficionado: Destino Woodstock (Ang Lee, 2009), Night Moves (Kelly Reichardt, 2013) o La desaparición de Leonor Rigby: ellos (Ned Benson, 2014). Pero no fue hasta su interpretación de la lánguida y seductora femme fatale Shasta Fay en la fallida película de Paul Thomas Anderson Puro Vicio (Inherent Vice, 2014) que su carrera parece haber tomado cierta altura. Tanto es así que compartirá protagonismo con Michael Fassbender en la secuela de Prometheus (2012) que también será dirigida por Ridley Scott y que lleva por título Alien: Covenant, cuyo estreno está previsto para 2017.


INHERENT VICE  (Paul Thomas Anderson, 2014)

     La función nos traslada a la soleada California de 1970. Doc Sportello (Joaquin Phoenix) es un peculiar detective privado de Los Ángeles. Después de mucho tiempo sin verse, su ex, Shasta (Katherine Waterston) una seductora femme fatale, solicita su ayuda para encontrar a su amante desaparecido, un magnate que pretendía devolverle a la sociedad todo lo que había expoliado. Sportello se ve sumergido así en una trama con muchas aristas.


      Como apuntaba, el calificativo “de culto” le hace a Thomas Anderson un flaco favor y le incita a atreverse con cualquier cosa, él sabe que una legión de rendidos y alucinados críticos rebozará su indigesto pestiño con el caviar de la excelencia. Puro vicio es una tomadura de pelo, una película enmarañada, confusa, rodada sin convicción y tan desordenada que se hace imposible saber de qué va el asunto; personajes apenas esbozados que entran y salen de la pantalla sin decir nada interesante y, lo que es peor, dando la impresión de estar más perdidos en la historia que los sufridos espectadores (en la sesión a la que este crítico asistió casi la mitad de los espectadores abandonaron la sala antes de que terminara la película).


    Uno se dispone a ver la película tras leer una sinopsis que le recuerda mucho, por la época y la trama, a espléndidos films inspirados en las novelas pulp de detectives como La noche se mueve (Arthur Penn, 1975) o Adiós Muñeca (Dick Richards, 1975) y lo que se encuentra es con una galería de personajes excéntricos, absurdos e histriónicos pululando por una historia laberíntica, dispersa y muy mal narrada que esconde un vacío absoluto. Su kilométrico metraje no tiene ningún sentido y lo único reseñable es la puesta en escena, la ambientación, la conseguida atmósfera de las playas hippies californianas de principio de los 70, y la visión siempre agradable de algunos cuerpos femeninos muy saludables; de ese totum revolutum que forman el detective fumeta con patillas a lo Curro Jiménez al que da vida Joaquin Phoenix, sectas a la búsqueda de percepciones extrasensoriales, policías surrealistas, diálogos que rozan la paranoia y la  anticlimática resolución del caso, mejor no hablamos. Puro vicio es un film vacuo, soporífero, un relato en el que Anderson desprecia a los personajes y la historia para poner énfasis en los escenarios y regodearse en su grimoso estilo, un pretencioso e insoportable ejercicio de estilo firmado por un director cuyo ego e ínfulas de artista único, por mucho que se empeñe su camarilla de abducidos críticos, acabará condenando al ostracismo.




2 comentarios:

  1. Pues, como te dije en su momento, no la encontré tan mala. Creo que es un título a reivindicar y que ganará con el paso de los años. Por de pronto, el plano de Katherine Waterston acariciándose el pezón que destacas en tu galería -y que me pasó desapercibido en su momento- ya suma unos cuantos puntos.

    Un abrazo.

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  2. La película es horrorosa... pero reivindico a Katherine Waterston y su despreocupada a la vez que sofisticada languidez que no puede ocultar una inclinación natural por la búsqueda de sensaciones bizarras.

    Un abrazo.

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