La actriz asturiana Blanca
Estrada (1950), una de las insustituibles musas de mi adolescencia, fue una
de las presencias más bellas de aquel cine del destape también conocido por el
calificativo de Clasificado “S”. Prima de la genuina reina del destape de la
Transición y los shows pseudoprnográficos, Susana
Estrada, tras su llegada a Madrid acompañada de su novio, comenzó su
carrera profesional como azafata del mítico concurso de televisión 1, 2,
3… responda otra vez en 1973. Una vez suspendido el programa, el
legendario Valerio Lazarov la fichó como presentadora para su nuevo programa de
televisión, ¡Señoras y señores! (1974).
Es a partir de entonces
cuando da el salto al cine con el boom del desnudo cinematográfico en una España
que salía del oscuro túnel de una larga y amarga dictadura. Su debut
cinematográfico se produjo de la mano de Eugenio Martín en el resultón film de
terror Una vela para el diablo (1973). Después vendrían títulos como Odio
mi cuerpo (León Klimovsky, 1974), una película mezcla de
ciencia-ficción y terror. El libro del buen amor (Tomás Aznar,
1975) un film muy flojo que adapta la popular obra del Arcipreste de Hita y
donde comparte protagonismo con Patxi Andión. Sábado, Chicas, motel ¡qué lío
aquel! (José Luis Merino, 1976) horrible película de temática
pseudoerótica protagonizada por Ágata Lys. También Francisco Lara Palop contó
con su concurso para que apareciera en la infumable comedia Historia
de “S” (1979) formando pareja con Alfredo Landa.
Sus mejores
actuaciones las logra al lado Jacinto
Molina/Paul Naschy, tanto en la labor de director en El Caminante (1979) sobre
un misterioso hombre que recorre los caminos cometiendo todo tipo de robos y
asesinatos y en Los Cántabros (Paul Naschy, 1980) un film de aventuras que
recrea la historia real de Corocotta; y compartiendo protagonismo en El
Francotirador (Carlos Puerto, 1977), en donde Jacinto Molina da vida a
un hombre desolado que quiere matar a Franco (de ahí el juego de palabras del título) tras ver cómo su pequeña hija ha
sido atropellada sin ser auxiliada por uno de los coches escoltas del dictador.
Chumy Chumez elige a Blanca para un papel en la comedia Dios bendiga
cada rincón de esta casa (1977) junto a Lola Gaos; y Gabriel Iglesias
para otra olvidable comedia titulada Un cero a la izquierda (1980) al
lado de María Isbert.
En 1982
vuelve a la televisión para colaborar con Chicho Ibáñez Serrador en la nueva
etapa de Historias para no dormir en un episodio titulado El fin empezó ayer, junto
a Manuel Tejada. Blanca Estrada vive actualmente en Málaga, y poco nos importa
su vida personal (sobre la que se podrían contar jugosas anécdotas y detalles dolorosos) mientras podamos seguir disfrutando del recuerdo de aquella chica de cara
angelical llegada de La Felguera a la capital con la intención de comerse el
mundo y que revolucionó las hormonas de millones de adolescentes con sus
apariciones en el cine y en revistas como Interviú, Fotogramas y Playlady, donde lucía su anatomía con
todo esplendor. Las fotos que ilustran este post nos ayudarán a rememorar
sensaciones de una época irrepetible.
También es un recuerdo mítico de mi adolescencia. Mucho más guapa que su prima Susana.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues sí, y de toda esta serie titulada "La musas del destape" que vengo posteando con cuentagotas en mi blog, es precisamente Silvia Tortosa, con cerca de 25.000 visitas y Bárbara Rey con 15.000 las más buscadas, seguidas de Ágata Lys. Y es que este país está lleno de nostálgicos. Ay! dónde se fueron aquellos maravillosos años de las revistas Lib o Playlady, de las sesiones dobles en las que siempre tocaba alguna película guarrilla ¿recuerdas a Edwige Fenech? En fin, al final, si el Alzheimer, nos respeta, sólo seremos memoria.
ResponderEliminarUn abrazo.