LA PISTOLA DE MI HERMANO
Drama Juvenil - España, 1997 - 84
Minutos.
DIRECTOR: RAY LORIGA.
INTÉRPRETES: NICO BIDASOLO, DANIEL GONZÁLEZ,
ANDRÉS GERTRUDIX, KARRA ELEJALDE, ANNA GALIENA, VIGGO MORTENSEN, CHRISTINA
ROSENVINGE.
El escritor-director Ray Loriga
(Madrid, 1967) había publicado seis libros en esa época, los tres primeros -Lo peor de todo,
Héroes, Días extraños- con un marcado acento autobiográfico,
línea temática que se ha visto rota por la pura ficción de sus tres últimas
novelas, Caídos del cielo, Tokio ya no nos quiere y Trífero.
Colaborador de Pedro Almodóvar en el guión de Carne trémula (1997), en La
pistola de mi hermano, que ha supuesto su debut como realizador, Loriga
adapta “Caídos del cielo”, una de sus más exitosas novelas. Por cierto, Loriga
es el firmante del estupendo libreto de la última película de Carlos Saura, El
séptimo día, basada en los trágicos sucesos de Puerto Hurraco. A Ray
Loriga -alguien por quien siento
debilidad y de quien ni mucho menos me separa un abismo generacional- me unen
inequívocamente multitud de afinidades, inquietudes y referencias tanto
estéticas como culturales, que en lo literario van de Joseph Conrad a James G.
Ballard, de Margarite Duras a Sylvia Plath, y en lo cinematográfico pasan entre
otros por Robert Bresson, Jean-Luc Godard, Takeshi Kitano y Dennis Hooper.
Cinéfago confeso, el autor declara que nunca pensó en dirigir una película,
pero antes el éxito de la novela y como se venía hablando de que querían
comprar los derechos, llegó un día en que se la ofrecieron a él, y a pesar del
miedo, pudo más la pasión y aceptó dirigirla. Al situarse detrás de la cámara
el director no dejó pasar la oportunidad de trabajar en un campo que realmente
le apasiona. Tuvieron que pasar diez años para que el escritor se situara de nuevo detrás de las cámaras para rodar el biopic sobre Santa Teresa de Jesús titulado Teresa: el cuerpo de Cristo (2007). En el año 2013 rodó en Estados Unidos el drama No way out con Paz Vega, Héctor Echavarría y Estela Warren, un film del que no sabemos absolutamente nada.
Caído del cielo es un tema musical
de Neil Young y a la vez es también el título en español del film de Dennis
Hooper, Out of the blue (1980) que Loriga ha tomado prestado. Si en la
película del director maldito norteamericano se puede entender como un
manifiesto generacional de cierta juventud de los 80 -una década en la los
punkis ejercieron una clara influencia-, La pistola de mi hermano pude
ser equívocamente interpretada como un retrato de la juventud de los 90. Pero
en verdad no encuentro demasiada analogía entre los jóvenes desarraigados
protagonistas de la película, con su rara idiosincrasia de pasión contenida,
minimalismo conceptual y lenguaje tan lacónico como glacial, con los chicos Nike
forever que a todos nos rodean.
No, en La pistola de mi hermano el
realizador logra expresar a la perfección su peculiar cosmos literario, pero
nos enfrenta a una juventud que no existe, a la adolescencia soñada, aquella
que todos imaginamos un día como escape de la rutina algunos años antes de
ponernos a trabajar en los fábricas, talleres y oficinas. Con formato de road-movie,
nuestros héroes recorren carreteras sin indicadores, llegan a ciudades sin
nombres, viajan hacia el mar como oasis en medio de la nada. Destellos oníricos
para un estilo afligido de trasfondo existencial y una original estética
postmoderna, la propuesta de Ray Loriga es, como consecuencia, a la vez que
arriesgada, hermosa. La luminosa fotografía de José Luis Alcaine consigue
captar la esencia y el tono tristón de la historia, que aún siendo de género,
es extrañamente exótica e inclasificable, y a pesar de las muchas influencias,
o tal vez debido a ellas, la personal cosmovisión del director se nos muestra
muy atractiva, al enfrentarnos a personajes que huyen -antes que nada- de sí
mismos, y nos hace evocar todos los sueños que un día quedaron rotos por el
destino.
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