sábado, 4 de enero de 2014

CRÍTICA DE: "LA GRAN ESTAFA AMERICANA"

Monstruosa lección interpretativa
LA GRAN ESTAFA AMERICANA êêêê
DIRECTOR: DAVID O. RUSSELL.
INTÉRPRETES: CHRISTIAN BALE, AMY ADAMS, BRADLEY COOPER, JEREMY RENNER.
GÉNERO: THRILLER / EE. UU. / 2013  DURACIÓN: 138 MINUTOS.   
ESTRENO EN ESPAÑA: 31 DE ENERO DE 2014

      Aunque el nombre David O. Russell ya era conocido por los aficionados tras haber dirigido Flirteando con el desastre (1996), su nombre comenzó a sonar con fuerza tras el estreno de Tres Reyes (1999), a este cronista el film no le pareció gran cosa, un relato contradictorio en el que su taimado y panfletario patriotismo ahogaba los ecos del alegato antibelicista que pretendía lanzar, y si todavía la recuerdo es gracias al trabajo de su plantel  de protagonistas. Cuando verdaderamente me comencé a tomar en serio al director neoyorquino fue tras el estreno de The Fighter (2010), en donde contando de nuevo con el concurso de Mark Whalberg nos presentó un drama basado en hechos reales sobre unos reporteros de la HBO que están rodando un documental que tiene como protagonista a un ex boxeador (Christian Bale) que en sus buenos tiempos logró incluso tumbar una vez a Sugar Ray Leonard, pero que poco después cayó en el abismo de las drogas e intentaba redimirse ayudando a su hermano (Whalberg) a ser campeón del mundo. Una magnífica película sobre los aciagos senderos del sueño americano, un tema que al parecer le interesa mucho al cineasta. Tampoco resultó nada despreciable la comedia romántica El lado bueno de las cosas (2012), que nos presentaba a una peculiar pareja: un Bradley Cooper que tras abandonar el psiquiátrico por agredir al amante de su mujer se enamora de una chica extraña del barrio, Jennifer Lawrence.


      Basada en hechos reales, LA GRAN ESTAFA AMERICANA, que sitúa la acción a finales de los años 70, es un espléndido thriller político que nos narra la historia de un brillante estafador, Irving Rosenfeld (Christian Bale) que junto a su astuta y seductora compañera, Sydney Prosser (Amy Adams) se ve obligado a trabajar para un tempestuoso agente del FBI, Richie DiMaso (Bradley Cooper). DiMaso les arrastra bajo chantaje al mundo de la política y la mafia de Nueva Jersey, que resulta tan peligroso como atractivo. Carmine Polito (Jeremy Renner) es un apasionado y volátil político local que quiere construir casinos en su ciudad y así crear puestos de trabajo en una zona con un alto índice de desempleo, pero que se verá atrapado entre los estafadores y los agentes federales. La imprevisible y celosa mujer de Rosenfeld, Rosalyn (Jennifer Lawrence) tirará de la manta haciendo que todo se desmorone.


      David O. Russell tiene una confianza ciega en una serie de actores que viene alternando en todos sus trabajos, aquí ha reunido a casi todos esos monstruos de la interpretación (falta Mark Whalberg) para dar forma a una de sus mejores películas. Lo cierto es que esa misma confianza demuestran tener los intérpretes en el realizador, nada extraño si tenemos en cuenta que la mayoría de ellos suelen contar a la hora de realizar las quinielas de los Oscar, un excepcional proceso simbiótico que redunda en la calidad de las producciones, que si llegan a alcanzar tal punto de excelencia es gracias a la labor en la dirección de actores y el valioso esfuerzo de todo el reparto. Porque, no nos engañemos, Russell no es Martin Scorsese, a pesar de la manifiesta influencia del director italoamericano en obras como The Fighter y sobre todo en su nueva apuesta (para más coña por ahí aparece en un cameo Robert De Niro haciendo un papel de... ¡gángster!).
      

    LA GRAN ESTAFA AMERICANA tiene grandes reminiscencias a Casino y también comparte cierta similitud con la premisa del nuevo film de Scorsese, The Wolf of the Wall Street, que se estrenará a finales del presente mes. Sin embargo, aunque sus películas son técnica y artísticamente impecables, les falta la garra y visceralidad del maestro, y si la función resulta a ratos hilarante y siempre inteligente es debido a la osadía y fabulosa caracterización de sus personajes, al perfecto trabajo de ambientación y vestuario que, como es el caso, nos traslada a aquel periodo de loca vanidad que fueron los convulsos años 70 y sus esperpénticos peinados.


        He señalado a Christian Bale como tal vez el mejor actor de su generación, un intérprete camaleónico capaz de adaptar su cuerpo a las más duras exigencias en films como El Maquinista (la extrema delgadez) o como en esta cinta en donde se nos muestra además de hortera muy adiposo, en una caracterización donde vuelve a demostrar su amplio abanico de recursos y jugosos matices (atención a la desternillante escena inicial con el peluquín delante del espejo). Todo el elenco se muestra deslumbrante; Bradley Cooper (y sus bigudíes) como un agente federal con delirios de grandeza; Amy Adams como una artera, sexy y despechugada estafadora (sigan su baile en la disco con Cooper); y una Jennifer Lawrence que se sale, una bomba de relojería nada aconsejable para la dolencia cardiaca de su marido. Pero es que además Jeremy Renner siempre cumple, en esta ocasión en un papel secundario de político que se ve enredado por el impetuoso agente del FBI y la pareja de estafadores en una espiral de engaños que la que nadie parece estar a salvo. 



        Insisto, al buen libreto de Eric Singer y el propio Russell le falta algo más de mordiente, de sustancia, para que su película se convierta en una obra memorable. Me gusta cómo combina el drama y la comedia, los temas musicales están muy bien seleccionados, empatizo rápidamente con esa extravagante pareja de geniales estafadores que sobreviven gracias a su pericia, afinidad y una química especial que les hace salir indemnes de cualquier atolladero. Pero si a toda esa efervescencia que incluye una soberbia puesta en escena, los vertiginosos travellings característicos de su director y una excelente labor de montaje que hace que la acción se desarrolle de forma dinámica, se le hubiera añadido más mala leche, unas gotas de violencia seca, grotesca o desmedida (aprovechando la larga sombra de la mafia aunque ya sabemos que siempre se libra de cualquier marrón), seguro que estaríamos hablando de una obra maestra redonda, total y absoluta. Aun así, se queda muy cerca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario