La modelo de glamour británica INDIA REYNOLDS (Reading, 20 de diciembre de 1990) se dio a conocer
cuando quedó finalista del concurso “Page 3 Idol” de la Página 3 del diario
inglés The Sun (recuerdo a mis lectores que la Página 3 es una idea original de
ese periódico y que posteriormente fue copiada por otros tabloides británicos,
y que consiste en una gran fotografía de una modelo en topless que aparece
siempre en la tercera página del periódico). Un concurso que da a las modelos
aficionadas la oportunidad de competir por un premio que incluye un contrato de
modelo para esa popular y controvertida página.
En el concurso
pueden competir todas las aspirantes a modelos mayores de 18 años y pechos
naturales, que pueden enviar sus fotos en topless que se publicarán en la web
Página 3 y serán votadas por el público. A India no le hizo falta ganar el
concurso, pues tras aparecer firmó un contrato con la agencia de modelos de
Samantha Bond (ya saben la MoneyPenny de las películas de James Bond de Pierce
Brosnan). Desde entonces es una presencia habitual en revistas masculinas como
Nuts, Zoo y FHM. En 2010 confeccionó su propio calendario hot, además de otros
para The Sun, Nuts… También ha realizado trabajos para la web OnlyTease.
India es toda
una belleza de 1´68 metros de estatura, ojos marrones y pelo castaño, y es uno
de los muchos ejemplos de esa extraña dicotomía que se aprecia muy marcadamente
en las mujeres inglesas, un país en el que uno puede encontrar un tipo de
chicas con caras de estreñidas o de tener permanentemente la regla, y otro tipo
de chicas con una constitución perfecta, que derrochan simpatía a raudales y
cuya sola presencia puede iluminar cualquier día de mierda. India Reynolds es
de esas chicas.
Estoy tan cansado, India, que el espejo devuelve mi imagen fragmentada.
Me consuela tu fidelidad, esa porción de intimidad que guardas sólo para mí. E irremediablemente
me siento afortunado por formar parte de esta ceremonia febril que alerta los
sentidos y pone énfasis en nuestra secreta razón. Sobrevivimos en el vacío para vivir en la verdad de la piel, donde la respiración acompaña un mutismo de
piedra milenaria, y beso tus labios verticales para beber el néctar de la vida,
atrapado en la extraña y fecunda expansión del deseo, que tras una explosión de
colores, otorga un nuevo sentido a la paz. Sin volver la cara, dejamos atrás
los muros con sus insidias y lamentos, esclavos sólo de la emoción poética.
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