Resistiré
DALLAS BUYERS CLUB êêêê
DIRECTOR: JEAN-MARC VALLÉE.
INTÉRPRETES: MATTHEW MCCONAUGHEY, JARED LETO, JENNIFER
GARNER, STEVE ZAHN, DALLAS ROBERTS.
GÉNERO: DRAMA / EE.
UU. / 2013 DURACIÓN: 117 MINUTOS.
ESTRENO EN ESPAÑA:
14 DE MARZO DE 2014.
Mi interés por el cine del director
canadiense Jean-Marc Vallée comenzó
tras el estreno de C.R.A.Z.Y. (2005), resultona película sobre la homosexualidad
que tiene como protagonista a un adolescente durante la década de los 70 y cómo
éste debe sortear las dificultades familiares, culturales y sociales que se
presentan en su entorno debido a este hecho. Me defraudó bastante La
Reina Victoria (2009), película histórica sobre la juventud de la reina
Victoria I del Reino Unido protagonizada por Emily Blunt y que se me antojó un
relato muy plúmbeo a pesar de la exquisita ambientación y decorados. Tampoco
fue gran cosa Café de Flore (2011), romanticón film que nos presentaba a una
Vanessa Paradise madre de un hijo en los años 60 y a un DJ recién divorciado en
el Montreal actual, dos historias que transcurren paralelas y que se unen a
través del amor. El realizador logra su mejor película hasta la fecha con este
biopic que sigue a una figura prácticamente desconocida y absolutamente magnética
que da como resultado una de las mejores interpretaciones del presente año.
DALLAS
BUYERS CLUB se basa en la historia verídica de Ron Woodroof (Matthew McConaughey), un electricista aficionado a los
rodeos, toxicómano y homófobo que ama a las mujeres, al cual se le diagnosticó SIDA
en 1986 y al que los médicos daban 30 días de vida. El protagonista comenzará a
tomar un medicamento denominado AZT, la única droga legal disponible en los
Estados Unidos, una medicina que le llevó al borde de la muerte. Para sobrevivir,
Ron comenzó a desintoxicarse y a tomar medicamentos antivirales que buscaba por
todo el mundo. Con la ayuda de la doctora Eva
Saks (Jennifer Garner) y, sobre todo, del paciente homosexual Rayon (Jared Leto), creó el Dallas
Buyers Club, el primero de la docena que se abrieron en los alrededores de la
ciudad, un club en donde se proporcionaba a sus miembros pagar por otras
sustancias y medicamentos alternativos. Los clubs fueron tan populares que las compañías
farmacéuticas presionaron a las autoridades e hicieron campaña contra Ron, que
se vio perseguido por la policía.
25 kilos tuvo
que adelgazar Matthew McConaughey para meterse en la piel de Ron Woodroof,
enfermo de SIDA heterosexual al que tras diagnosticarle el virus VIH le dan
sólo 30 días de vida. Y en verdad que la caracterización resulta sorprendente,
una cruda e impactante metamorfosis que no sólo atañe al aspecto físico,
también y esto es lo más valioso, a un nivel psíquico y emocional, desplegando
unas aptitudes interpretativas deslumbrantes. Lo mismo podemos afirmar de Jared
Leto, que también tuvo que adelgazar muchos kilos, y que da el do de pecho encarnando
a un carismático, tierno, inteligente y dulce transexual, una soberbia e hipnótica
actuación rebosante de aristas y exquisitos detalles. Dos interpretaciones de
Oscar.
Es lo más reseñable y sólo por eso esta película es
decididamente recomendable, pero aunque el esfuerzo de estos dos magníficos
actores engrandece el conjunto, DALLAS BUYERS CLUB es mucho más,
Jean-Marc Vallée demuestra buen pulso para narrar la peculiar historia de ese
crápula drogadicto, mujeriego, machista y homófobo para convertirla en un
espléndido biopic que invita al espectador a estar atento a cada detalle. Situando
la acción a mediados de los 80, cuando precisamente el actor Rock Hudson hizo
pública tan desconocida enfermedad y se empezaron a difundir mitos como que el
VIH era un virus de laboratorio creado para exterminar a los drogadictos, los homosexuales
y las prostitutas, una década en la que la maldita enfermedad se cobraba cada
mes miles de víctimas en todo el mundo. Woodroof, como tantos otros enfermos,
se muestra estupefacto y escéptico ante el diagnostico del doctor, no cree que
él pueda haber contraído esa “enfermedad de maricas”, tardará poco en recordar
el momento en que su compulsiva promiscuidad le jugó una mala pasada. Woodroof es en héroe complejo que asume con
honestidad los códigos de una personalidad que le acaba pasando factura. La función
no pierde el tiempo en monsergas, sermones ni moralinas, y McConaughey se
agiganta en la pantalla adquiriendo un compromiso de fuego con el personaje,
una sinceridad que aporta el sentido, la medida y el calor a una historia
intensa y dolorosa. Todo es creíble y fascinante, su lucha por la supervivencia
es un grito a favor de toda aquella inmensa legión de portadores del virus que
sin remedio para su enfermedad se veían apartados por una sociedad que les
trataba como leprosos.
DALLAS
BUYERS CLUB se eleva como una feroz denuncia contra la industria farmacéutica
y la expresión más inhumana del negocio sanitario, que en demasiadas ocasiones
convierte al enfermo en víctima. Un libreto sólido que estructura de forma
coherente el penoso itinerario del protagonista, sus caídas y su férrea
voluntad para levantarse una y otra vez a pesar de su debilidad, encontrando el
complemento perfecto en Rayon, un transexual parlanchín, sensible, inteligente
y con un sentido de la mesura que calma la furia volcánica de Woodroof, adalid
impetuoso que hace de su causa una bandera, y representante genuino de aquella
primera generación de enfermos de SIDA desorientados y a quienes no les quedó
otra alternativa que buscar por sí mismos el remedio para su mal. En el film no
falta el humor, como si este fuera un elemento imprescindible para la terapia. Una de las mejores películas del año, y
aunque pase el tiempo siempre recordaré a esa extraña pareja que a pesar de sus
personalidades antitéticas, logran el respeto mutuo y el entendimiento. Ya sabemos
que el dolor une y empobrece, sobre todo si uno vive con la certeza próxima de
la muerte.
Interesante...
ResponderEliminarPues para película buena y similar Philadelphia con Tom Hanks y Denzel Whashington, para mí soberrrrrbia, en la lista de mis favoritas.
Saludos Pedro ;)
Claro, Verónica, Philadelphia fue un emotivo drama con grandes interpretaciones y una de las primeras intervenciones de Antonio Banderas en Hollywood. Con la distancia, ya que no la he vuelto a ver desde su estreno, y hablamos de más de 20 años, he recordado su visionado con pena y melancolía, ya que entonces muchas personas conocidas cayeron víctima de aquella virulenta enfermedad. Sin embargo, esta película es para mí superior, al menos las actuaciones me han dejado más poso. Son realmente de Oscar. Aunque se hace necesario señalar que Tom Hanks también consiguió una estatuilla por su soberbio trabajo.
ResponderEliminarBesos, seguiremos en contacto.