LONE STAR
Drama Fronterizo - USA, 1996 -
138 Minutos.
DIRECTOR: JOHN SAYLES.
INTÉRPRETES: CHRIS COOPER, ELIZABETH PEÑA, JOE MORTON, KRIS
KRISTOFFERSON, MATTHEW McCONAUGHEY, FRANCES MACDORMAND.
John Sayles, cineasta independiente
norteamericano, debutó sin que muchos de nosotros nos enterásemos en el año
1980 con una pieza titulada Return of the secaucus seven, algo no muy
extraño, ya que las primeras películas de este director apenas se han
distribuido en nuestro país, donde conocíamos más su labor como guionista en
films como Piraña o La dama de Rojo. En los primeros
noventa un par de películas suyas encontraron
-aunque con retraso- un hueco en nuestras carteleras, es el caso de Passion
fish (1992) y El secreto de las islas de las focas (1994),
otras se han estrenado directamente en el mercado del vídeo. Para muchos
críticos -no para mí- Hombres armados (1997) una película que nos habla
sobre la situación socio-política de Latinoamérica, está considerada su obra
maestra. Sunshine State (2002) es un film protagonizado por Edie Falco
que todavía no he tenido la oportunidad de ver.
Sam Deeds (Chris Cooper) es el sheriff de
Frontera, ciudad texana situada cerca de Río Grande en la frontera con México.
Su padre, Buddy ( Matthew McConauguey) ocupó su mismo puesto durante más de
quince años y al que los lugareños que le conocieron tienen idealizado como una
figura legendaria, pues fue capaz de parar los pies al sheriff Charles Wade
(Kris Kristofferson) al que echó de la ciudad, un hombre prepotente, violento y
racista que desapareció de forma enigmática una noche del año 1957 llevándose
dinero del erario público.
En un terreno cercano a la localidad aparece un día
un esqueleto humano, junto a él una vieja chapa de sheriff, según el forense
los restos pertenecen a Charles Wade. Sam está decidido a llevar a cabo una
investigación sobre el asunto, pero en la ciudad a nadie le interesa remover el
pasado y le aconsejan que se olvide de la historia. No obstante, él quiere
conocer la verdad, saber qué pasó aquella lejana noche de la desaparición de
Wade, averiguar qué sucesos y qué verdades se ocultan tras la mítica figura de
su padre, pues es el menos convencido de su honestidad.
Tengo que reconocer mi debilidad por los
relatos fronterizos, en donde el trasiego de la vida parece funcionar dentro de
un entramado que esconde historias apasionantes y secretos demasiado peligrosos
o dolorosos para salir a la luz. Lone Star es un bello discurso sobre la
necesidad del hombre por descubrir la verdad en la búsqueda de sus raíces, en
medio de la aridez de un paisaje donde el calor y la luz dan a sus gentes un
toque especial y la fuerza de los mitos hechos leyenda se perpetúan formando
parte de su cultura, un relato que nos habla sobre la tolerancia, el mestizaje,
la descendencia, el amor y la amistad.
A través de repetidos flash-backs vamos
conociendo lo que realmente ocurrió una misteriosa noche ya lejana, incidentes
que Sam intenta desentrañar para definir
su propia historia, para construir su vida sin el vacío que provoca la
evocación de unos recuerdos ocultos que llevan demasiado tiempo enterrados.
John Sayles emplea para este melodrama sureño -elevando a obra mayor lo que en
otras manos hubiera resultado un aburrido folletín- elementos costumbristas con
un cercano aire de vecindad, y así nos cuenta una historia que bucea por los
orígenes y la memoria colectiva, tratando de captar, a través de diversos
testimonios y opiniones, la desazón de vivir sin sombras del pasado ¿hasta qué
punto nuestra experiencia nos viene ya marcada? ¿de qué manera somos
responsables de la vida que nos ha tocado vivir? Son algunos de los
interrogantes que plantea este denso film tan genuinamente americano, con un
estupendo guión del propio Sayles que fue nominado al Oscar.
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