domingo, 29 de septiembre de 2013

CRÍTICA DE: "LAS BRUJAS DE ZUGARRAMURDI"


Genialidad e hipérbole
LAS BRUJAS DE ZUGARRAMURDI êêê
DIRECTOR: ÁLEX DE LA IGLESIA.
INTÉRPRETES: MARIO CASAS, HUGO SILVA, SECUN DE LA ROSA, CARMEN MAURA, CAROLINA BANG, JAIME ORDÓÑEZ.
GÉNERO: COMEDIA NEGRA / ESPAÑA / 2013  DURACIÓN: 112 MINUTOS.   

    Álex de la Iglesia me cae muy bien, aficionado a la literatura de aventuras, terror y los cómics, y preferentemente dentro de estos géneros a Stevenson, Poe y Stan Lee, el cineasta español se nos presenta, a través de una ya consistente filmografía, como uno de los más claros ejemplos de gravitación temática, exposición plástica y definición de estilo. Como consecuencia de esa mirada iconoclasta, coherente, lúcida e imaginativa, y del más puro concepto del cine como espectáculo generador de sueños, entretenimiento y emociones, hemos podido disfrutar de obras impagables e imperecederas como El día de la bestia (1995), La comunidad (2000) y Balada triste de trompeta (2010). Cierto que su anterior film estrenado, La chispa de la vida (2011) fue un pestiño de dimensiones monumentales, una cuestión que, supongo, le ha hecho volver a la locura de sus orígenes contando con un presupuesto superior.


      LAS BRUJAS DE ZUGARRAMURDI nos presenta a un grupo de hombres desesperados y con graves problemas de adaptación que atracan a plena luz del día aunque disfrazados una tienda de “Compro Oro” sita en la misma Puerta del Sol madrileña. Los protagonistas son José (Hugo Silva), padre divorciado que lucha por la custodia compartida de su hijo Sergio (Gabriel Delgado), a quien se lleva con él al atraco porque no quiere romper el horario de visitas por nada; Tony (Mario Casas), relaciones públicas de la disco Esperma y que actualmente está en paro; Manuel (Jaime Ordóñez), taxista aterrorizado y admirador de Iker Jiménez que emprende la huida con los atracadores al haber elegidos estos su taxi para la huida. Silvia (Macarena Gómez), la ex de José, no está dispuesta a permitir que su hijo sea secuestrado por el irresponsable de su padre, para lo que cuenta con la ayuda de dos policías, Calvo y Pacheco (Pepón Nieto y Secun de la Rosa).


       El objetivo de los secuestradores  es llegar a Francia y a Sergio le hace ilusión visitar Dysneilandia. Desgraciadamente el botín está maldito, veinticinco mil anillos de boda en una bolsa precintada desprenden una energía negativa más poderosa que el Arca de la Alianza. Lo comprobarán cuando lleguen a la frontera y caigan en las garras de un grupo de sorginas vascas, Graciana, Eva y Maritxu (Carmen Maura, Carolina Bang y Terele Pávez), que conservan la ancestral costumbre de practicar la brujería y reírse de los hombres.


        LAS BRUJAS DE ZUGARRAMURDI no es, ni mucho menos, El día de la bestia (mi favorita de este director) pero hacía mucho tiempo que Álex de la Iglesia no firmaba una primera hora de metraje tan genial y divertida. Sólo por eso esta película merece la  pena, y es que cuando este tipo está inspirado sabe crear espectáculo como ningún otro  cineasta patrio. El film comienza de manera vertiginosa con el atraco al “Compro Oro”, una lección de planificación que nos sirve como presentación de un grupo de parados-tarados en la más icónica representación ibérica de la white trash norteamericana, un trío de perdedores frikis y alienados que intentarán encauzar sus vidas con el botín.


        Lo mejor de la función está en esa persecución frenética por la ciudad y  la posterior huida hacia el norte, un viaje salpicado de diálogos punzantes y sin pizca de corrección política, donde se mezcla el pulso social y el cabreo personal (el paro, las custodias compartidas, las pensiones compensatorias, los jueces, la opresión y extorsión de las mujeres, el florecimiento en plena crisis de las “Compro Oro”). Exabruptos misóginos que reflejan los problemas que enfrentan a los hombres con las mujeres convertidos en los ecos de amargura de unos personajes fracasados, víctimas del sistema y a los que la sociedad ha dado la espalda. Es en este primer acto donde mejor brilla la dupla De la Iglesia/Guerricaechevarría, y donde prestaremos especial atención a Mario Casas dando oxígeno a un cani atontado, y acomplejado por el éxito de su novia, una abogada de éxito.


      Cierto que, esta comedia negra surrealista baja muchos enteros cuando tras adentrarse en los frondosos bosques del País Vasco, los indescriptibles viajeros terminen siendo presa de una horda de féminas enloquecidas que se alimentan de carne humana, un tramo en donde todo se desmadra en una orgía visual incontrolable en sus excesos y defectos digitales, una bacanal tan cutre y pantagruélica como sangrienta y hedionda (ese ojo que espía desde dentro del cagadero, el cautivo lleno de pústulas por la humedad) y que innecesariamente dilatada hace que florezca el De la Iglesia más torrencial, apoteósico y desfasado, un desenfrenado aquelarre en donde el director de Acción mutante suelta el timón en medio de una tormenta y se olvida de la narrativa.


         Tomada como un cruce descacharrante entre The Wicker Man y Abierto hasta el amanecer y tamizada por una textura sombría, LAS BRUJAS DE ZUGARRAMURDI es una cinta recomendable que de haber cuidado más sus responsables la parte final se elevaría como una película redonda, en la que la terna de actrices, salvo Carmen Maura, no brillan substancialmente, pero forman parte activa del dislocado festín coral y le ponen la guinda a un clímax absolutamente caótico, demencial y abracadabrante, como catarsis de los traumas de los visitantes y exaltación de una hipertrofia de la que se convierte en símbolo ese nauseabundo gigante.   

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