Genialidad e hipérbole
LAS BRUJAS DE ZUGARRAMURDI êêê
DIRECTOR: ÁLEX DE
LA IGLESIA.
INTÉRPRETES:
MARIO CASAS, HUGO SILVA, SECUN DE LA ROSA, CARMEN MAURA, CAROLINA BANG, JAIME
ORDÓÑEZ.
GÉNERO: COMEDIA
NEGRA / ESPAÑA / 2013 DURACIÓN: 112 MINUTOS.
Álex de la Iglesia me cae muy bien,
aficionado a la literatura de aventuras, terror y los cómics, y preferentemente
dentro de estos géneros a Stevenson, Poe y Stan Lee, el cineasta español se nos
presenta, a través de una ya consistente filmografía, como uno de los más
claros ejemplos de gravitación temática, exposición plástica y definición de
estilo. Como consecuencia de esa mirada iconoclasta, coherente, lúcida e
imaginativa, y del más puro concepto del cine como espectáculo generador de
sueños, entretenimiento y emociones, hemos podido disfrutar de obras impagables
e imperecederas como El día de la bestia (1995), La
comunidad (2000) y Balada triste de trompeta (2010).
Cierto que su anterior film estrenado, La chispa de la vida (2011) fue un
pestiño de dimensiones monumentales, una cuestión que, supongo, le ha hecho
volver a la locura de sus orígenes contando con un presupuesto superior.
LAS
BRUJAS DE ZUGARRAMURDI nos presenta a un grupo de hombres desesperados
y con graves problemas de adaptación que atracan a plena luz del día aunque
disfrazados una tienda de “Compro Oro” sita en la misma Puerta del Sol
madrileña. Los protagonistas son José
(Hugo Silva), padre divorciado que lucha por la custodia compartida de su hijo Sergio (Gabriel Delgado), a quien se
lleva con él al atraco porque no quiere romper el horario de visitas por nada; Tony (Mario Casas), relaciones públicas
de la disco Esperma y que actualmente
está en paro; Manuel (Jaime Ordóñez),
taxista aterrorizado y admirador de Iker Jiménez que emprende la huida con los
atracadores al haber elegidos estos su taxi para la huida. Silvia (Macarena Gómez), la ex de José, no está dispuesta a
permitir que su hijo sea secuestrado por el irresponsable de su padre, para lo
que cuenta con la ayuda de dos policías, Calvo
y Pacheco (Pepón Nieto y Secun de la
Rosa).
El objetivo de
los secuestradores es llegar a Francia y
a Sergio le hace ilusión visitar Dysneilandia. Desgraciadamente el botín está
maldito, veinticinco mil anillos de boda en una bolsa precintada desprenden una
energía negativa más poderosa que el Arca de la Alianza. Lo comprobarán cuando
lleguen a la frontera y caigan en las garras de un grupo de sorginas vascas, Graciana, Eva y Maritxu (Carmen
Maura, Carolina Bang y Terele Pávez), que conservan la ancestral costumbre de
practicar la brujería y reírse de los hombres.
LAS BRUJAS DE
ZUGARRAMURDI no es, ni mucho menos, El día de la bestia (mi
favorita de este director) pero hacía mucho tiempo que Álex de la Iglesia no
firmaba una primera hora de metraje tan genial y divertida. Sólo por eso esta
película merece la pena, y es que cuando
este tipo está inspirado sabe crear espectáculo como ningún otro cineasta patrio. El film comienza de manera
vertiginosa con el atraco al “Compro Oro”, una lección de planificación que nos
sirve como presentación de un grupo de parados-tarados en la más icónica
representación ibérica de la white trash norteamericana, un trío de perdedores
frikis y alienados que intentarán encauzar sus vidas con el botín.
Lo mejor de la función está en esa
persecución frenética por la ciudad y la
posterior huida hacia el norte, un viaje salpicado de diálogos punzantes y sin
pizca de corrección política, donde se mezcla el pulso social y el cabreo
personal (el paro, las custodias compartidas, las pensiones compensatorias, los
jueces, la opresión y extorsión de las mujeres, el florecimiento en plena
crisis de las “Compro Oro”). Exabruptos misóginos que reflejan los problemas
que enfrentan a los hombres con las mujeres convertidos en los ecos de amargura
de unos personajes fracasados, víctimas del sistema y a los que la sociedad ha
dado la espalda. Es en este primer acto donde mejor brilla la dupla De la
Iglesia/Guerricaechevarría, y donde prestaremos especial atención a Mario Casas
dando oxígeno a un cani atontado, y acomplejado por el éxito de su novia, una
abogada de éxito.
Cierto que, esta
comedia negra surrealista baja muchos enteros cuando tras adentrarse en los
frondosos bosques del País Vasco, los indescriptibles viajeros terminen siendo
presa de una horda de féminas enloquecidas que se alimentan de carne humana, un
tramo en donde todo se desmadra en una orgía visual incontrolable en sus
excesos y defectos digitales, una bacanal tan cutre y pantagruélica como sangrienta
y hedionda (ese ojo que espía desde dentro del cagadero, el cautivo lleno
de pústulas por la humedad) y que innecesariamente dilatada hace que florezca
el De la Iglesia más torrencial, apoteósico y desfasado, un desenfrenado
aquelarre en donde el director de Acción mutante suelta el timón en
medio de una tormenta y se olvida de la narrativa.
Tomada como un cruce descacharrante entre The Wicker Man y Abierto hasta el amanecer
y tamizada por una textura sombría, LAS
BRUJAS DE ZUGARRAMURDI es una cinta recomendable que de haber cuidado más
sus responsables la parte final se elevaría como una película redonda, en la
que la terna de actrices, salvo Carmen Maura, no brillan substancialmente, pero
forman parte activa del dislocado festín coral y le ponen la guinda a un clímax
absolutamente caótico, demencial y abracadabrante, como catarsis de los traumas
de los visitantes y exaltación de una hipertrofia de la que se convierte en
símbolo ese nauseabundo gigante.
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