La infancia como un páramo de espectros
MAMÁ êêê
DIRECTOR: ANDY
MUSCHIETTI.
INTÉRPRETES: JESSICA
CHASTAIN, NICOLAJ COSTER-WALDAU, MEGAN CHARPENTIER, ISABELLE NELISSE, DANIEL
KASH.
GÉNERO: TERROR / CANADÁ-ESPAÑA
/ 2012 DURACIÓN: 100 MINUTOS.
Andy o Andrés Muschietti, cineasta argentino residente en Barcelona, llamó
la atención de Guillermo del Toro con su cortometraje de tres minutos Mamá
(2008), que tuvo un recorrido exitoso por el circuito de festivales, y como el
mexicano siempre está dispuesto a descubrir nuevos talentos decidió producirle
su primer largometraje basado en aquel corto que reunía muchas de las
constantes temáticas que apasionan al director de El laberinto del fauno:
curiosidad por el más allá, la infancia como un territorio inescrutable, la
naturaleza como un espacio amenazante, la familia como núcleo emocional y la
fantasía como un universo de pesadillas y enigmas.
Tras asaltar las
pantallas en los Estados Unidos elevándose hasta el Nº 1 con 28 millones
dólares recaudados el primer fin de semana de exhibición en 2.500 salas, MAMÁ
llega a nuestras pantallas con el mismo objetivo (hay que recordar que Del Toro
también le produjo a Bayona aquella otra bomba para la taquilla titulada El Orfanato)
y que partiendo de un libreto escasamente original en el que además de
Muschietti también han colaborado su hermana Bárbara y Neil Cross, nos narra
cómo tras matar a su esposa un padre huye con sus hijas y sufre un accidente
por conducir de manera temeraria.
Una vez en el
bosque se refugian en una casa destartalada situada junto a un lago, donde el
padre perderá la vida tras un suceso especial. Las dos hermanas, Victoria y Lilly (Megan Carpentier e Isabelle Nelisse) sobreviven a base de
cerezas protegidas por un ente al que llaman Mamá. Tras cinco años de búsqueda infructuosa por parte de su tío Lucas (Nicolaj Coster-Waldau) las niñas
reaparecen aunque su estado es salvaje y extraño. En manos del psiquiatra Dr. Dreyfuss (Daniel Kash) que las
analiza metódicamente, se determina que lo mejor es que las niñas sean adoptadas
por su tío Lucas y su novia Annabel
(Jessica Chastain) quien en principio se muestra reacia. La nueva familia se
muda a lo que parece su casa ideal, pero que pronto se convertirá en el
epicentro de sus pesadillas, pues la presencia del ente protector, visible para
las pequeñas, mantendrá una terrorífica rivalidad con Annabel por defender a
las que ambas consideran sus hijas.
Nos encontramos,
amigo lector, ante una película absolutamente atmosférica, en la que, eso sí,
el espectador asiduo al género encontrará pocos elementos novedosos. Siendo
sincero, este cronista no se esperaba otra cosa, ya que el abuso de
estereotipos y convencionalismos suele ser en los últimos tiempos la tónica
común en este tipo de producciones, mas teniendo presente que otros films
apadrinados por el cineasta mexicano (el citado El Orfanato y No
tengas miedo a la oscuridad) ya nos sumergían en ese clima denso e
inquietante de grandes caserones en donde la niñez se ve asaltada por diversas
fantasmagorías. Muschietti tenía que
ingeniárselas para inflar su micro-relato, dar forma y recorrido a aquella
historia que dejaba al respetable pidiendo más. Tal vez las expectativas
situaron el listón muy alto pero lo cierto es que el director argentino afincado
en España hace uso de una pericia inhabitual para un debutante, logrando
dominar la tensión narrativa, componer postales muy tétricas y crear
situaciones de un descarnado dramatismo.
Del Toro en su
faceta de productor de óperas primas de nuevos talentos resulta un poco cansino
y parece que siempre nos cuenta la misma película partiendo de lugares comunes
y elementos muy trillados. Así, en el periplo descorazonador de esas niñas
huérfanas que van a parar a una casa en el bosque y caen en los dominios de un
espíritu protector que las cuidará como a sus hijas, está lo mejor de esta
cinta que a partir de que son rescatadas en estado primitivo nos prepara para
un duelo infernal aunque previsible. No hay que olvidar que MAMÁ
se eleva como un modelo de cine industrial pergeñado para el consumo masivo.
Teniendo esto claro a nadie le debe extrañar que la función se vea invadida por
algunos de los tópicos que marcan los cánones del género.
De modo que desde que las niñas –que se
adentran en el relato con espeluznante rigor- son acogidas por su tío y su
novia (una sorprendente Jessica Chastain rockera y tatuada que malditas las
ganas que tiene de hacerse cargo de unas niñas que la repudian), el film cierra
el tarro de sus más finas esencias para desplegar de forma efectista una serie
de trucos y clichés que responden más a la brusquedad expositiva que a la
exquisita sugerencia. El largo nudo central se desarrolla sobre la encarnizada
rivalidad de las dos figuras maternas en medio de una trama cada vez más embrollada
y poco interesante, sustos y efectos de sonido que cercenan la fascinante relación que
empezaba a sugerir el trato de Annabel con las niñas. A pesar de la pegajosa
sensación déjà vu que impregna todo el conjunto, el tono general del relato se ve
elevado gracias un amargo y hermoso clímax final rebosante de un gótico lirismo y que se desarrolla al borde de un acantilado, un desenlace de tintes
melodramáticos que separa por fin el grano de la paja.
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