Un buen día para que la saga muera
LA JUNGLA, UN BUEN DÍA PARA MORIR ê
DIRECTOR: JOHN MOORE.
INTÉRPRETES: BRUCE WILLIS, JAI COURTNEY, SEBASTIAN KOCH,
MARY ELIZABETH WINSTEAD, YULIYA SNIGIR.
GÉNERO: ACCIÓN / EE.
UU. / 2012 DURACIÓN: 97 MINUTOS.
Quinta entrega de
la popular saga protagonizada por Bruce
Willis dando de nuevo oxígeno, ya con 57 años, al mítico John McClane, que,
por supuesto, siempre se encuentra en el lugar equivocado en el momento
equivocado. Siempre he sido fan de la seminal La Jungla de Cristal firmada por John McTiernan en 1988, un
potente y entretenido artefacto de acción tan trepidante como desternillante
que elevó a su protagonista como indiscutible action hero, convirtiéndole
de forma instantánea en una estrella de la pantalla grande. Si aquel film
original estará siempre entre las mejores películas de acción de la historia,
no me gustaron tanto sus secuelas, que aunque contaban con parte del encanto
del original, el efecto sorpresa se había diluido a favor de una mayor
pirotecnia.
Bruce Willis ha
ido imponiendo década tras década su (anti)héroe analógico en el progresivo
desarrollo de la era digital, lo que hace de él un personaje entrañable, capaz
de aplicar su cinismo, habilidades y melancolía en un mundo que como el actual
le mira con escepticismo. Veamos: John
McClane (Bruce Willis) llega a Moscú para interesarse por el paradero de su
hijo, Jack McClane (Jai Courtney),
con el que mantiene una relación distante desde hace tiempo, pero se queda atónito
al descubrir que está en la cárcel y trabaja clandestinamente como agente de la
CIA para proteger a Komarok
(Sebastian Koch) un delator de la corrupción imperante en el gobierno. Padre e
hijo se juegan el cuello en la empresa, viéndose obligados a superar sus
diferencias para poner a Komarok a buen recaudo, frustrando una acción
potencialmente peligrosa en el lugar más desolado del mundo, Chernobyl.
El director
irlandés John Moore no es nadie en
esto del cine, lo demuestra una vez más con una película que pasará como la
peor protagonizada por nuestro icónico personaje. Sus responsables gastan su
escaso ingenio en una escena de persecución por las calles de un atestado
Moscú, para acabar derivando la trama en el espacio fantasmagórico de la
central nuclear de Chernobyl, en donde padre e hijo estarán más preocupados por
las ráfagas de disparos y explosiones que por la contaminación radiactiva de
tan plomizo y tétrico lugar.
Moore no tiene
ningún problema en cagarse en la imagen de aquel viejo y cascadísimo héroe cuyo
sarcasmo innato hacía más patética su soledad, un outsider que andaba de vuelta de todo y que con su sucia camiseta
imperio afrontaba los problemas con integridad, una pericia que a veces rozaba
el absurdo y un humor tan cáustico como desconcertante. LA JUNGLA, UN BUEN DÍA PARA MORIR
nos presenta a un McClane más adusto e invulnerable que cede protagonismo al
nuevo personaje, su hijo Jack, convirtiendo la función en una budy movie
del montón que se descose por las costuras de un guión inconsistente e indigno
de un personaje que forma parte del imaginario colectivo.
Esta quinta
entrega vuelve a hacer ondear el espantajo de la Guerra Fría en donde los rusos
siempre aparecen como unos villanos caricaturescos, sin carisma y que no
aportan ningún peso a la función. Así, sobre los cascotes del Nakatomi Plaza se
ha ido construyendo una saga que desde el original sólo ha aportado acción
hiperbólica y narrativa hipertrofiada, los chascarrillos y latiguillos que
suelta McClane se hacen cada vez más repetitivos (joder con el “Estoy de vacaciones”), nada extraño en
una trama monótona y desfasada como la que el film nos propone, y aunque Willis
se imponga de nuevo como lo único salvable del invento (junto a la lozana belleza
de Yuliya Snigir, de la que ya tendrán
noticias mis lectores en el próximo número) el espectador percibe pronto la nula química que desprende la relación paternofilial
como motor de una espectáculo en el que a nadie le importa el destino de los
personajes, y que sólo es un encadenado de set
pieces que escupen fuego y plomo. No hay
en la cinta matices ni segundas lecturas, no hay nada en esta película por lo
que pueda ser recordada… salvo su acertado título: Hoy es un buen día para que la
saga muera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario