domingo, 2 de febrero de 2020

CRÍTICA: "UNDERWATER" (William Eubank, 2020)


“UNDERWATER” êê
(William Eubank, 2020)

  
    El especialista en ciencia ficción William Eubank debutó en el año 2011 con Love, film de ritmo pausado que no llegó a estrenarse por estos lares y que narra la historia de un astronauta que al perder contacto con la Tierra se encuentra perdido en una Estación Espacial Internacional. Tres años después nos presentó la más interesante La Señal (2014), film que sigue a tres estudiantes que desaparecen siguiendo la pista de un pirata informático y que cuenta con un magnífico final.


 Siempre insistiendo en el género que más le apasiona, nos presenta ahora Underwater, su película de mayor distribución y que cuenta con un reparto de prestigio internacional. La trama sigue las desventuras de una tripulación compuesta por seis integrantes entre los que se encuentran el Capitán (Vincent Cassel) y la mecánica Norah Price (Kristen Stewart) que quedan atrapados en una estación submarina que se está inundando a gran velocidad como consecuencia de un sismo devastador. La única oportunidad para sobrevivir de los tripulantes es caminar por el suelo marino hasta una lejana plataforma petrolífera abandonada. Además de los retos físicos que implica el viaje, descubren que están siendo cazados por un depredador ancestral y monstruoso dispuesto a matarlos a todos.


  Con la inspiración de “La llamada de Cthulh” de Lovecraft y el protagonismo de Kristen Stewart y Vincent Cassel, esta odisea submarina apela al terror más convencional en un espacio inquietante y claustrofóbico como escenario para desarrollar una agobiante aventura que persigue infundir miedo pero que se olvida del componente dramático. Eubank no pierde el tiempo y va directamente al grano tras una rápida presentación, apoyándose en unos resultones efectos visuales y un diseño de producción que consigue plasmar un mundo creíble en las profundidades abisales. Cierto que algunas situaciones resultan reiterativas y al espectador le faltan algunas explicaciones de origen, pero sus responsables confían en que los elementos que se manejan para proyectar la amenaza (la escasez de oxígeno, la tibia iluminación, el aislamiento, algún que otro sobresalto) y el acoso implacable del monstruo son suficientes para mantener viva la terrorífica odisea. No es así, primero por la falta de originalidad de una película multirreferencial en la que escuchamos los ecos de Odisea bajo el mar, The Abyss, Alien…; y segundo la insustancial línea de diálogos y porque el interés de los personajes, de perfiles muy difuminados, es prácticamente nulo. Cine de evasión sin instrospecciones psicológicas y una lectura ecologista intrascendente.

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