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viernes, 1 de junio de 2018

CRÍTICA: "LOS EXTRAÑOS: CACERÍA NOCTURNA" (Johannes Roberts, 2018)


LOS EXTRAÑOSêê
(Johannes Roberts, 2018)

   
   Rodada con bajo presupuesto, Los Extraños (2008) ópera prima de Bryan Bertino, tiene aún hoy gran predicamento entre los aficionados al terror slasher, un éxito merecido porque a pesar de que la premisa no era muy original (una pareja es acosada por un trío de enmascarados en una casa aislada) la función resultó muy eficaz como análisis de los peregrinos y absurdos resortes del mal y dejó para la posteridad del género esa pregunta que una chica desconocida hace después de llamar a la puerta de la casa de noche: ¿Está Tamara?


   
   En esta secuela titulada Los Extraños: Cacería nocturna, Bryan Bertino sólo oficia de guionista junto a Ben Kentai y la labor de dirección corre a cargo de Johannes Roberts, que ha dirigido recientemente A 47 metros (2017). Veamos: Cindy (Christina Hendricks) y Mike (Martin Henderson) se embarcan en un viaje por carretera y planean pasar una temporada en un camping de autocaravanas antes de dejar a su problemática hija Kinsey (Bailee Madison) en un internado. Pero el viaje se ve interrumpido por la llegada de tres psicópatas enmascarados que atacan y matan sin piedad.

    
   Utilizando la misma fórmula que la original, ahora es una familia la que recibirá la inquietante visita nocturna de una chica preguntando por Tamara y sufriendo el ataque de tres enmascarados. Pero aquel film seminal contaba con la inmarcesible belleza de Liv Tyler, y se la echa de menos porque ella era una de sus máximos alicientes. Una vez presentados los personajes, expuestos sus dilemas familiares y situado el espectador en el ambiente, comienza la cruel carnicería que en esta ocasión abre más su acción a espacios naturales sin que resulte tan claustrofóbica. Una acción que transcurre en un camping de roulotes para que así Roberts se entretenga jugando con los claroscuros y escondrijos de ese peculiar escenario, convertido en una ratonera para las potenciales víctimas y los asesinos.

    
   Salpimentada con temas musicales clásicos de los 80 (“Kids in América” de Kim Wilde, “Total Eclipse of the Hearts” de Bonnie Tyler) que están interconectados con lo que sucede en la pantalla, el film nos muestra, como ocurrió en la primera entrega, unos asesinos que guardan siempre un alarmante mutismo, moviéndose entre las sombras y con el instinto de otros iconos clásicos del slasher (Jason Voorhees, Michael Myers), pero los enmascarado de Los Extraños: Cacería nocturna no alcanzarán ese estatus de mitos, pues esta secuela, además de prescindible, es menos contemplativa que la anterior, en donde estaban bien definidas las pautas de un atroz in crescendo. Aquí el acecho da paso rápidamente una cacería humana que no se detendrá hasta el clímax final, mostrándose demasiadas veces reiterativa, repitiendo trucos y quebrando la perturbadora atmósfera que se impone como lo mejor del film.

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