Una apreciable secuela
“DEADPOOL 2” êêê
DIRECTOR: DAVID LEITCH.
INTÉRPRETES: RYAN
REYNOLDS, JOSH BROLIN, ZAZIE BEETZ, MORENA BACCARIN, JULIAN DENNISON, T. J.
MILLER.
GÉNERO: FANTÁSTICO / EE.UU. / 2018 / DURACIÓN: 111
MINUTOS.
Tras el merecido éxito de la primera
entrega Deadpool (Tim Miller, 2016) vuelve el antihéroe de la Marvel
con su corrosivo y característico humor dispuesto a compartir la pantalla con
uno de los miembros con los que nació. Se trata de Cable, un personaje biónico
con la habilidad de viajar en el tiempo. El mutante, medio robot y medio
humano, comparte protagonismo con este rebelde bien armado y experto en artes
marciales. Por su parte, Wade Wilson (Ryan Reynolds) lucha por
cumplir su sueño mientras aprende a arreglárselas después de perder el sentido
del gusto.
El poderoso villano llamado Cable (Josh Brolin) ha secuestrado a un
chaval llamado Russell (Julian Dennison). Para salvar al joven, el
desvergonzado mutante decide montar un hiper-mega escuadrón al que, por toda la
cara, va a llamar X-Force. Este escuadrón está formado por Domino (Zazie Beetz), Estrella
Rota (Lewis Tan), Megasonic (Brianna Hildebrand), Zeitgeist (Bill Skargard), Yukio (Shioli Katsuna), Coloso (Stefan Kapicic) y Bedlam (Terry Crews). Con su
característica irreverencia, el antihéroe deberá demostrar a Cable que es un
héroe y no sólo un payaso.
Tras la primera entrega, Deadpool
2 se enfrenta a la carencia del factor sorpresa, pero estamos ante
un especialista del cine de acción como lo es David Leitch (John Wick: Otro día para matar) y
eso se nota en la enérgica expresividad de ese tipo de secuencias a pesar de
que el mayor atractivo del invento sigue siendo el jocoso torrente verborréico
de su protagonista, que unido a las múltiples referencias a diferentes manifestaciones
de la cultura popular y temas de actualidad, hacen de esta secuela un artefacto
divertido aunque un escalón por debajo del film seminal.
Como comedia de acción, Deadpool 2 ofrece al
espectador grandes alicientes: unos asombrosos efectos visuales, buenos y malos
con sus diferentes superpoderes, violencia hiperbólica, socarronería y chistes
sobre otros superhéroes como Lobezno, drama, amores celestiales… y el inherente
tono autoparódico que confiere a su personaje Ryan Rynolds, que no se toma en
serio casi nada, y mucho menos a él mismo. Tal
vez la película peque por exceso y en algunos momentos se muestre algo reiterativa,
pero es su carácter gamberro e irreverente lo que sigue atrayendo a un público
que disfrutará con su mezcla de violencia exacerbada y un humor cáustico y
tontorrón.
En un relato tan esquizoide no siempre se logra la alquimia perfecta, pero convertido en un
placer culpable, mi consejo es que el espectador se acomode en la butaca para
disfrutar de coreografías de peleas imposibles (individuales y colectivas) que armonizadas
por una selección de temas musicales clásicos que son un regalo para los oídos,
dotan de ritmo a las aventuras de Wade Wilson y el supergrupo X-Force, que
tiene a Domino como uno de sus más sugerentes miembros. Juntos nos regalan una
de las más desternillantes escenas saltando en paracaídas. En Deadpool 2 Wade ha perdido
belleza y a su único amor, pero sigue transitando por la vida con su innata
ironía y un sentido lúdico de la existencia. Algo de agradecer cuando la cruda
realidad te obliga a chapotear de ciénaga en ciénaga.
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