Tal vez el aficionado ignore que la actriz francesa Maria Schneider (París, 27 de marzo de 1952-París 3 de febrero de 2011), la mítica protagonista de El último tango en París (Bernardo Bertolucci, 1972) fue engañada en la mítica secuencia de la película en la que Marlon Brando la sodomiza. En 2013, 41 años después de estrenarse la película y 2 años tras la muerte de la actriz víctima de un cáncer de pulmón, Bertolucci reconoció en una conferencia que su comportamiento durante el rodaje de El último tango en París fue despreciable, sobre todo porque no le explicó a la joven actriz que contaba entonces con solo 19 años, que había decidido incluir una escena que en el guión no estaba prevista: su propia violación sodomizada por parte de Marlon Brando con la ayuda como lubricante de una barra de mantequilla.
Aunque a este cronista hay escenas que le gustan mucho más, lo innegable es que esta controvertida secuencia se ha convertido en la más recordada del film. Habla Bertolucci: “Son cosas graves, pero las películas se hacen así. Las provocaciones son a veces más importantes que las explicaciones”. Comentó Bertolucci que le vino la idea de la escena cuando se encontraba almorzando con Marlon Brando y el actor untó una rebanada de pan con mantequilla y ambos se miraron con complicidad.
Decididos a no explicarle nada a la actriz para que su reacción fuera más auténtica y realista, el asunto le sentó muy mal a la actriz que denunció los hechos en 2007 en una entrevista para el Daily Mail: “Me enfadé mucho, pero no pude negarme. Debería haber llamado a mi abogado o a mi agente, porque no se puede obligar a un actor a hacer algo que no está especificado en el guión. Pero entonces yo era muy joven y no lo sabía”. Tras aquella experiencia, no volvió a aparecer desnuda en ninguna película y tuvo una vida difícil, se hizo adicta a las drogas e incluso intentó suicidarse en al menos una ocasión. (Fuente: Fotogramas).
Y, sin embargo, lo más perturbador de la escena de marras es la diatriba de Brando contra la familia burguesa que suelta mientras se solaza con el culo de la Schneider.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ahí le has dado. De hecho si la secuencia alcanza un verdadero culmen corrosivo es debido a ese amargo desahogo. Como la escena del monólogo de Brando ante el cadáver de su difunta suicida.
ResponderEliminarUn abrazo.