Inspirada en la película de igual título dirigida por Steven
Soderbergh en el año 2009, The Girlfriend Experience consta de
13 capítulos de una primera temporada que se emitieron a partir del 10 del pasado
mes de abril por el canal STARZ, que tiene prevista ya una segunda temporada. Como
el film, la serie se centra en la vida de una prostituta de alto standing de
Chicago, Christine (Riley Keough),
una atractiva estudiante de segundo derecho en prácticas que comienza a
trabajar como escort para ganar dinero extra bajo el nombre de Chelsea.
Superior al film
de Soderbergh, la serie The Girlfriend Experience avanza con
capítulos de sólo 25 minutos que van resultando cada vez más adictivos. Riley Keough (nieta de Elvis Presley)
nos ofrece un sugerente catálogo de virtudes interpretativas y un atrevimiento sin límites, modulando a la
perfección la candidez tentadora del personaje desde que entra a trabajar como
becaria en el bufete y surge la chispa del deseo con su jefe (Paul Sparks),
hasta que a través de Erin Roberts
(Mary Lynn Rajskub) se sumerge en el mundo de la prostitución de lujo para
ganar un dinero fácil que eleva sustancialmente su calidad de vida. Una
profesión (la más antigua del mundo) que según le cuenta a su hermana, ejerce
porque le gusta. Ninguna condena por mi parte.
Rodada en tono
semidocumental y con magnético look visual, la serie cuenta con la dirección y
producción de Amy Seimetz y Lodge Kerrigan y el padrinazgo como director
ejecutivo de Soderbergh. The Girlfriend Experience se abre a
diversas lecturas de carácter social sobre el poder del dinero y, sobre todo,
del sexo, sembrando una polémica reflexión sobre la prostitución como elección
consciente para ganarse la vida y, además, disfrutar de una actividad que
conlleva un estigma social condenatorio. No se queda ahí, porque la trama
se bifurca por el territorio del drama y el thriller con resonancia a las
películas conspiranoicas de los años 70. Como apuntaba, en el buen resultado
final de la serie tiene mucho que ver su turbadora protagonista, dueña de una personalidad
compleja y distante, de un temperamento gélido e imperturbable, de un atractivo
hipnótico y enigmático. Pero también debido
a un lenguaje que transgrede lo políticamente correcto y una inquietante
sensación de impunidad ante el dominio del sexo y la carencia de emociones. El sexo
que provoca las más patéticas rendiciones y que la sociópata protagonista, una
impresionante Riley Keough, utiliza para fundir las relaciones sociales.
Es fácil. Si
eres hermosa y te gustan las cosas caras que no te puedes costear, cuelga tus
fotos en la red y ofrece tus servicios como puta vip. Todo lo demás, vendrá
rodado. No hace falta que poseas un gran carisma ni importa mucho que por el
camino tu vida se vea zarandeada por hombres repulsivos, eres fuerte y
finalmente la recompensa valdrá la pena. Todo va a depender del listón en el que sitúes tus pretensiones, si tus
ambiciones tienen techo. Las GFEs
(Girlfriend Experience) relativizan el trabajo para enfrentarse a las
confesiones de sus clientes, intimidades que comparten desde su impostada
vocación de amantes y confidentes, un servicio que provoca un desgaste
emocional que económicamente será jugosamente reparado. Lejos de conformar una
fábula moral, la serie no entra en debates éticos ni profundiza en insondables
abismos psicológicos, Christina/Chelsea no tiene pasado como víctima y es
sumamente responsable de sus decisiones, de su cinismo, de su poder, de sus
ansias de control y su egoísmo. Para su vida no hay respuestas, convertida en
un alma errante que amasa dinero mientras se aleja de todo. (êêêê).
Como te decía, no he completado la serie. Pero estoy de acuerdo en que la interpretación de Riley Keough es muy sugerente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, es por eso que se merecía un post tan estimulante y evocador como el que le dedico. Me gusta la nieta de Elvis, creo sinceramente que le espera un futuro prometedor. Ella ha sido el componente más adictivo de esta compleja y provocativa serie. Habrá 2ª temporada.
ResponderEliminarUn abrazo.