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domingo, 1 de noviembre de 2015

MIS PELÍCULAS FAVORITAS: "LA LISTA DE SCHINDLER" (1993)

LA LISTA DE SCHINDLER
(SCHINDLER’S LIST)
Drama - USA, 1993 - 187 Minutos - Blanco y Negro.
DIRECTOR: STEVEN SPIELBERG.
INTÉRPRETES: LIAM NEESON, BEN KINGSLEY, RALPH FIENNES, CAROLINE GOODALL.


    Nacido en Cincinnati en 1947, Steven Spielberg está unánimemente considerado uno de los mejores y, sobre todo, más taquilleros directores actuales. Su infancia puede entenderse como feliz en el seno de una familia acomodada de origen judío. Su pasión por el cine le lleva a realizar más de una docena de films familiares de 16 m.m., y por dicha vocación cinéfila abandona sus estudios de Literatura para cursar los de Cine en el State College de California. En 1969 realiza el cortometraje Amblin, premiado en varios festivales y cuyo nombre le servirá posteriormente para su productora. No tarda en ser contratado para dirigir algunos episodios de series televisivas de gran éxito en los sesenta (Marcus Welby, Colombo, Galería nocturna) y en 1972 rueda el telefilm El diablo sobre ruedas, que protagonizado por Dennis Weaver cuenta la persecución infernal que un enorme camión cisterna somete a un automóvil, y que debido a su éxito se estrena en los cines de todo el mundo. Considerando al anterior como un producto para la televisión, su primer largometraje es Loca evasión (1974), que narra otra persecución, pero esta vez lo perseguidores son la policía y los perseguidos una pareja que viaja en automóvil. Apodado el rey Midas de Hollywood, la carrera de este prestigioso director es tremendamente desigual, alternando aciertos: Tiburón (1975), En busca del arca perdida (1981), Indiana Jones y el templo maldito (1984), Salvad al soldado Ryan (1998), con bazofias totalmente deleznables: Encuentros en la tercera fase (1977), 1941 (1979), E.T. (1982), El color púrpura (1985), El imperio del sol (1987), Always (1989), Hook (1991), Parque jurásico (1993), El mundo perdido (1997), Amistad (1997). En el año 2000 nos presenta  Inteligencia artificialinteresante pero incomprendido film sobre una historia de Stanley Kubrick. Minority report (2001) es uno de sus mejores films de los últimos años que adapta un relato del especialista Philip K. Dick que, y que con Tom Cruise de protagonista , retrata el complicado trabajo de un policía del futuro.


      Atrápame si puedes (2002) es un biopic sobre uno de los falsificadores más jóvenes de la historia, Frank Abagnale. La terminal (2004) es un film donde, además de reafirmar su ineptitud para la comedia, cuenta una historia llevada ya al cine sobre un individuo atrapado en la terminal del aeropuerto JFK de Nueva York. Munich (2015) trata sobre la venganza ejecutada por un agente del Mossad contra los responsables  de la matanza de atletas israelíes durante las olimpiadas de 1972.  La guerra de los mundos (2015) actualización del clásico de ciencia ficción con Cruise de protagonista. Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (2008) floja secuela que falla en su misión de atrapar las esencias de la saga. Las aventuras de Tintin (2011) resultón film de animación sobre el personaje creado por Hergé. Caballo de batalla (2011), Lincoln (2012) espeso biopic sobre la figura del histórico presidente norteamericano y Puente de espías (2015) un film protagonizado por Tom Hanks sobre un suceso real durante la Guerra Fría, son sus últimas películas.
    
     
     Spielberg rinde un emocionado homenaje a las víctimas del holocausto con esta película que narra una tremenda historia basada en un hecho real de supervivencia en medio de la destrucción, el horror y la crueldad. Lo hace a través de un acertado retrato de personajes: el alemán Oscar Schindler (Liam Neeson) un hombre que aunque al principio intenta sacar tajada del negocio de la guerra construyendo una fábrica tras los muros de los campos de concentración, más tarde toma conciencia del problema judío, salvando la vida de cientos de personas y variando el destino al que trágicamente estaban abocadas. En esa toma de conciencia tiene mucho que ver Itzhak Stern (Ben Kingsley) el contable judío de la fábrica. Schindler desarrollará una interesada amistad con Amon Goeth (Ralph Fiennes) el tétrico y brutal comandante del campo.


    Si de lo que se trata es de hacer la película definitiva sobre la esclavitud, Spielberg nos muestra su horrorosa Amistad. Si lo que conviene es hacer la película total sobre el desembarco de Normandía y, por ende, de la Segunda Guerra Mundial, el espectacular cineasta nos presenta Salvar al soldado Ryan. Si lo que en esos momentos desea es hacer la película total y definitiva sobre el holocausto, el niño grande de Hollywood se saca de la chistera La lista de Schindler. La sensación que muchos tenemos de que con sus films más mitineros lo que pretende realmente es sentar cátedra y decir la última palabra sobre éste o aquél tema, nos lleva en determinadas ocasiones a analizar sus obras con cierto grado de aversión o antipatía. Adaptando la novela de Thomas Keneally, un relato que nos habla sobre el hombre que tiene plantado un árbol en su honor en la Avenida de los Hombres Justos de Jerusalén, y centrándonos en los valores cinematográficos de la cinta, que es en verdad lo que nos interesa, su mérito reside en primer lugar en su fuerza visual potenciada por una impresionante fotografía en blanco y negro; en segundo lugar, en la magnífica reconstrucción de determinados acontecimientos ocurridos durante el holocausto y, por último, en la excelente interpretación del trío protagonista: Liam Neeson, Ben Kingsley y Ralph Fiennes.
   
   
    El vigor de las imágenes a las que -insisto- la prodigiosa fotografía de Janusz Kaminski confiere un barniz sumamente gráfico y realista, proporciona al film un tono documentalista tan apropiado como perturbador. Ambientada en escenarios naturales de Croacia y Polonia, ese gran ilusionista y potenciador  de la imagen que es Spielberg, logra unas tremendas secuencias rodadas con tanta autenticidad que obligaron a algunos cámaras a abandonar el insoportable rodaje; la reproducción de la evacuación del guetto de Plaszow en marzo de 1943; los vagones de trenes convoys atestados de judíos en dirección a Auschwitz y el niño que se pasa el dedo por el cuello a modo de cuchillo indicándoles de forma muy descriptiva el terrible destino que les espera; imágenes del guetto convertido en un lodazal a causa de las temperaturas gélidas y las lluvias... Antesala de un infierno por donde deambulan los prisioneros como fantasmas de otro mundo. Impresionantes documentos gráficos que muy bien podían estar filmados por Leni Riefenstahl, la mejor cineasta propagandista del Tercer Reich... claro que, específicamente, esas no hubieran servido de buen instrumento publicitario a su adorado Führer.
    
     
    Por otra parte, todo un perfecto trabajo de reconstrucción del campo de trabajos forzados de Plaszow, de bloques formados por barracones uniformes, las carretas de los muertos, las cámaras de gas simulando duchas y la ajustada (re)creación de episodios tan escalofriantes como la exhumación e incineración de los cuerpos de más de diez mil judíos en Plaszow y en la matanza de Cracovia, hacen de esta cinta una de las más fieles y angustiosas representaciones del holocausto judío. Pero si hay algo que me llama poderosamente  la atención en La lista de Schindler es la alarmante presencia física y demoníaca del Mal, retratada de manera estremecedora por Ralph Fiennes -magnífico actor británico de teatro- como el sádico y zafio untersturmfürer Amon Goeth. Su entrada en el guetto es espectacular; una mujer judía encargada de la construcción de un barracón no está de acuerdo de cómo se está haciendo el trabajo, y advierte que todo el ala sur del mismo se caerá por los falsos cimientos, Amon Goeth se acerca a ella y le pregunta:
    - ¿Eres ingeniero?
    - Sí, graduada por la Universidad de Milán.
    - ¡Ah! una judía culta, igualita que Karl Marx.
    - Yo sólo intento hacer bien mi trabajo.
    - Ya, ya...y yo el mío. Mátela y pongan cimientos nuevos como ella dijo.
    Un poco más adelante, con la excusa de que hay que hacer sitio a los nuevos trabajadores que van a llegar procedentes de Yugoslavia, Goeth entra en la fábrica y le pide a un viejo hebreo que le haga una bisagra:
    - Veo que lo está haciendo muy bien, muy bien. Lo que no comprendo es ¿cómo si lleva trabajando desde las seis de la mañana sólo ha hecho este montoncito?

  
      El viejo judío, arrodillado, trata de explicarle que han tenido que volver a ajustar las maquinarias y que le han pedido que cargue carbón. Amon Goeth aprieta el percutor de su pistola, pero esta se encasquilla una y otra vez, hasta que lleno de ira termina por golpearle con la pistola en la cabeza. Por último, un día, el brutal comandante nazi le pide al contable Itzhak Stern que le mire. Durante unos segundos Goeth clava su mirada en los ojos del asustado contable, es la mirada del Mal, en su azul pétreo está recogida la perversidad del monstruo del nazismo, la crueldad como religión, la mirada de un ser despiadado, poseído por el fanatismo más atroz y sanguinario. 

  
    Al final, en uno de los momentos más emocionantes del film, todos los judíos supervivientes, con lágrimas en los ojos, están reunidos para homenajear y agradecer lo que ha hecho por ellos su salvador Oscar Schindler. Le entregan un anillo, Schindler llora, todos lloramos, sin embargo, durante lustros el Mal ha gobernado, ninguno de los que sobrevivieron al holocausto olvidará jamás su mirada. La película consiguió 7 Oscars de Hollywood -Película, Director, Guión Adaptado, Música, Fotografía, Montaje y Dirección Artística-, supongo que gracias también a la influencia del lobby judío de Hollywood.

LA TERRIBLE SECUENCIA DEL BALCÓN

8 comentarios:

  1. No diré que Spielberg no sea un director irregular pero no me atrevería a calificar de bazofia deleznable ninguna de sus películas. Un calificativo que, además, aplicas a alguno de mis títulos favoritos, como "Encuentros en la tercera fase" o "E.T.", película que encuentro superior a "La lista de Schindler" aunque, obviamente, sea mucho menos ambiciosa.

    Desde luego, la que comentas es una gran obra. Sin embargo (dediqué un post a esta tesis), creo que carece de la fuerza necesaria para retratar todo el horror del Holocausto. No es que esté mal construida (todo lo contrario, es un prodigio de montaje), ni que no sea veraz. Y, desde luego, es tremendamente didáctica. Sin embargo, se obstina en no mostrar todo el horror, con el evidente objetivo de proteger el potencial comercial de la película. No digo ésto con ánimo peyorativo. Si el film mostrase en toda su crudeza las muertes en los trenes, en las cámaras de gas, los asesinatos en masa (ésto se sugiere en el film pero nunca se muestra), nadie hubiera ido a verlo y no hubiera tenido el valor educativo que Spielberg pretende conferir a su obra.

    Esta es, a mi modo de ver, la paradoja de la película por excelencia sobre el Holocausto. Pero son mejores "Shoah" o, incluso, "El pianista" (la escena en que arrojan por la ventana al inválido porque no se levanta cuando los nazis se lo ordenan vale por todas los momentos que citas de "La lista de Schindler").

    Un abrazo.

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  2. Aclaro que me parece lógico que no se muestre TODO el horror. En el caso de "El pianista", también se sugiere únicamente. Pero lo que no me convence de la película de Spielberg es su tendencia al fuera de campo. En una escena, unos camiones se llevan a los niños para gasearlos mientras sus madres gritan horrorizadas; Spielberg nos muestra esta situación pero inmediatamente se centra en la peripecia de un niño que consigue huir e intenta esconderse en unas letrinas que ya están llenas de otros niños. Una situación chocante sustituye al horror absoluto para dar un respiro al espectador. O la escena en que llevan las mujeres a Auschwitz y van a las duchas. El director introduce el suspense a partir del presunto conocimiento de dicho espectador acerca de la circunstancia de las cámaras de gas (que nunca es explícita en el propio film). Finalmente, no hay drama: de las duchas sale agua.

    El problema es: ¿cómo encarar el horror? "Shoah" lo solventa eludiendo cualquier imagen explícita y recurriendo a los testimonios de los supervivientes, que hablan ante la cámara. Superando su angustia a duras penas, narran hechos escalofriantes.

    Un abrazo.

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  3. Comenzando por lo primero, ET es una película chorra muy sobrevalorada. Más que su excesivo sentimentalismo, su ñoñez, me molesta la manera chapucera, zarrapastrosa en que está rodada. Yo ya escribí sobre esto hace tiempo, cuando todavía no existía internet. Cuando lo quise comentar aquí, me di cuenta de que otras páginas ya lo habían hecho sobradamente: http://www.abandomoviez.net/db/error.php?film=758
    Podría decir lo mismo de esa película con olor a cartón piedra titulada “Encuentros en la tercera fase”, con esos trucos pueriles sobre la comunicación a través de la música y los colores y las horrorosas interpretaciones de Richard Dreyfuss, Melinda Dillon y François Truffaut. Comprendo que estas películas marcaran a toda una generación, la mía, y que la nostalgia se imponga como un ancla que nos clava a un tiempo y un lugar –cuando éramos los mejores- para revivir/recordar sensaciones y bellos momentos tratando de huir de las frustraciones de estos tiempos mediocres.

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  4. No lo hago nunca porque, supongo que como te ocurrirá a ti, Ricard, es algo que no tiene mucho interés. No obstante, me he molestado en ver cuál es la película mejor valorada de Spielberg en las webs especializadas y como me imaginaba por encima de cualquier otra está “La lista de Schindler”, sólo por detrás del “El Padrino I y II”, también por delante de “El pianista” e incluso de “Shoah” (ejemplo: Filmaffinity), dos films magistrales que he visionado muchas veces. Pero estaremos de acuerdo en que comparar una película documental como la de Lanzmann con una de ficción es hacer trampas al solitario.
    Yo tengo una premisa radical: “nadie está autorizado a hablar de cine sin haber visto antes “La lista…”. Partiendo de esta premisa extrema, exagerada, tomo en cuenta algunos de tus apuntes y creo que Spielberg elige la forma más brutal de mostrar el horror situando a una niña de rostro angelical vestida con un abrigo rojo perdida por el territorio infernal, espeluznante, de un campo de exterminio, para después mostrarnos los despojos de esa niña en una carretilla y posteriormente en la montaña de cadáveres en una gran zanja, secuencia de hechos lo suficientemente gráfica como para remover la conciencia incluso a quien carece de ella; la destrucción de la inocencia, de la pureza virginal, que siempre es un objetivo cardinal del Mal en su estado más tenebroso, mefistofélico y delirante. Por otra parte, nadie ha logrado retratar el lado vulgar, avaricioso y brutal del nazismo como Ralph Fiennes dando oxígeno a Amon Goeth, un nazi alejado de la aristocracia, el refinamiento, el sibaritismo y la molomanía de los jerarcas del partido, pero que eran los que en realidad hacían todo el trabajo sucio; carniceros sin alma.

    Las dos mejores películas de Spielberg son para mí “La lista de Schindler” y “Salvar al soldado Ryan”, y no me dejarás de reconocer que aunque es uno de los mejores directores de la historia, también ha rodado muchas tonterías, películas insustanciales que se podía haber ahorrado y que no han aportado nada a la historia del cine, pero claro como es el rey Midas…

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    1. Bueno, como tampoco vamos a estar discutiendo hasta el fin de los días y ni falta que hace porque sobre gustos no hay disputas, te diré que estamos de acuerdo en lo esencial sobre "La lista de Schindler" aunque me sigue gustando todavía más "E.T.". Y me remito al monográfico que dediqué al director y que puedes recuperar en mi blog.

      Un abrazo.

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  5. Ok, pero la controversia es siempre positiva, al menos de la forma constructiva y respetuosa que lo solemos hacer nosotros. Tengo fama de buen conversador precisamente por eso. Respeto los argumentos de todo el mundo y es por eso que, supongo, cuento en mis círculos con el aprecio de tanta gente. Puedo criticar la obra, pero jamás con insidias personales sobre la persona que hay detrás de la firma. Es algo que nos honra, creo, a ti y a mí.

    Un abrazo.

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  7. Por supuesto, eso sí que no se discute. Además, imagínate qué aburrido si estuviéramos de acuerdo en todo.

    Otro abrazo.

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