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jueves, 5 de noviembre de 2015

CASINO ROYALE (2006), EL MEJOR BOND DE LA ERA CRAIG


    Casino Royale fue una monumental superproducción del año 1966 en la que participaron varios directores -entre ellos John Huston- y protagonizada por un impresionante reparto en el que sobresalían nombres tan ilustres como David Niven, Ursula Andress, Peter Sellers, Barbara Bouchet, Woody Allen y Orson Welles, entre otros. Un título reivindicable en el que se caricaturizaba a un James Bond entonces en pleno apogeo y cuyos resultados, aunque irregulares, nos mostraban una comedia irónica y divertida. Nos llega ahora una versión mucho más fiel y severa de la primera historia escrita por Ian Fleming con Bond como protagonista en 1953, muy alejada de aquella surrealista parodia sesentera y que nos sirvió  para sondear las dotes y el impacto que el nuevo rostro del británico Daniel Craig (Chester, 1968) ha infundido al mítico agente. Un tipo rubio, duro, fibrado, con unos ojos de un azul obsesivo y una habilidad asombrosa para encarnar al mejor James Bond desde que Sean Connery abandonara los servicios a su Majestad en 1983, al lado de Kim Basinger en Nunca digas nunca jamás. El neozelandés Martin Campbell (director de las dos entregas sobre el Zorro protagonizadas por Antonio Banderas y de Goldeneye, primera actuación de Brosnan como Bond) demuestra su buen pulso como artesano hasta el punto de llevar a reconocer a algunos críticos británicos que esperaban con ansiedad el estreno de la próxima entrega.
      
    
     Película número 21 de esta eterna saga que nos presenta a un James Bond (Daniel Craig) que tras conseguir su licencia 007 para matar le es encomendada su primera misión, que le llevará a viajar a lugares tan exóticos como Madagascar o las Bahamas, hasta localizar en el casino de Montenegro a Le Chiffre (Mads Mikkelsen) el malo malísimo de la función y banquero de una trama terrorista, que financia la organización con la pasta que gana en partidas de póquer. Para destruir el entramado terrorista, Bond contará con la ayuda de la ingeniosa y hermosa oficial del tesoro Vesper Lynd (Eva Green) que acabará ganando su corazón.

     
      Pensar que Pierce Brosnan pidió 33 millones de dólares por seguir interpretando al sofisticado agente nos parece sinceramente una burla; primero, porque jamás pasará de ser un actor mediocre, sin gancho para el público masculino y neutro e insulso para el sexo opuesto; segundo, porque Daniel Craig, cobrando menos de la mitad de esa abusiva cantidad y en su primera encarnación ha ridiculizado todas las actuaciones anteriores del presuntuoso actor irlandés. Daniel Craig se lo ha tomado en serio en todos los aspectos, tanto en la actividad física (durante el rodaje de una escena de acción perdió dos dientes) y en cuanto a su implicación emocional en la piel de un  personaje con el que se siente muy a gusto... Y el esfuerzo se nota, los duros entrenamientos han moldeado su cuerpo de forma envidiable, pero es que además el agente especial del Servicio Secreto al servicio de su Majestad Británica no ha perdido un ápice de su feeling original, sigue siendo un amante del riesgo, de las mujeres y del buen vivir, mantiene intacto su inequívoco sentido del humor, una personalidad férrea e incorruptible y una masculinidad alejada del baboseo metrosexual Poniendo el énfasis en la actuación y protagonismo de Craig  -sólo hay que mirar el póster- como el nuevo rostro del espía más famoso del mundo, uno no hace sino constatar que sobre él recae el peso de la actualización de un personaje que se nos aparece mucho más humano -y más joven-  al que torturan, le duelen los golpes y hasta se siente cansado. El espíritu de los nuevos tiempos marca la crudeza del film, las escenas de acción son más bestiales, e insistimos, todos los personajes, incluso los villanos, resultan más creíbles y vulnerables.        
      
   
      Casino Royale es algo así como una precuela de todas las películas de la serie, una especie de retorno al pasado para conocer los orígenes del mito y el estreno de su licencia doble cero para matar, para lo cual nos presentan un sorprendente y brutal prólogo a blanco y negro, e inmediatamente después de los títulos de crédito iniciales asistimos sin pestañear a una alucinante y vertiginosa persecución a pie en Uganda entre un terrorista suicida y Bond, secuencia que se encuentra entre lo mejor de la función, que dura diez minutos y que nos deja sin aliento. Está claro que la nueva apuesta gana en realismo, que sus responsables abusan de la violencia explícita y se desmarcan de las fantasías extravagantes de sus inmediatas antecesoras, que las secuencias de acción y las peleas están rodadas de forma más descarnada, prescindiendo de tanto artificio. 


     En el guión se nota la mano de Paul Haggis (director de Crash) al pulir una historia que se nos antoja estirada, con algunos tiempos muertos y un metraje excesivo  -unos tijeretazos en la sala de montaje le hubiera venido de perlas- pero si la función no se hace pesada es debido a los cambios de escenarios y de registros, al mostrarnos la evolución del protagonista como espía y superagente, elegante caballero y seductor, aunque Eva Green no ayude mucho en ese elemento romántico, todas las chicas Bond de la saga se limitan a hacer de florero, lucir palmito y casi nada más. Eso habría que cambiarlo, como también el hecho de que todos los villanos de las últimas entregas tengan algún defecto o tara (en ésta Le Chiffre llora sangre por una disfunción en el lagrimal). Por último, yo tengo amigas que agitan/sacuden/menean un Martini con Vodka ideal para Bond, el problema es que rara vez están dispuestas a demostrarlo. 

BONO REGALO

2 comentarios:

  1. Ahora sí estamos de acuerdo, ¿ves? A falta de ver "Spectre", ésta sería la mejor de la era Craig, e incluso una de las mejores entregas de toda la serie Bond. Lo tiene todo: un héroe duro pero vulnerable, unos diálogos brillantes (véase el duelo verbal en el tren entre Craig y la guapísima Eva Green) y unas escenas de acción memorables. Y una partida de póker, que es algo muy cinematográfico, con envenenamiento incluído.

    Un abrazo.

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  2. Yo sí he visto "Spectre" y, aunque ni mucho menos defrauda es, para mí, inferior a "Casino Royale", antes de colgar la crítica, tengo otro post listo, pero algo que me ha extrañado es la poca química que existe entre Craig y Lea Seydoux, por otra parte, una de mis últimas musas sagradas.

    Pues claro, si seguramente coincidimos en muchas cosas. Es por eso que las opiniones divergentes resultan siempre tan chispeantes.

    Un abrazo.

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