LA CAJA 507
Thriller - España, 2002 - 112
Minutos.
DIRECTOR: ENRIQUE URBIZU.
INTÉRPRETES: ANTONIO RESINES, JOSÉ CORONADO,
GOYA TOLEDO, DAFNE FERNÁNDEZ, SANCHO GRACIA.
La caja 507 es el
segundo thriller rodado por Enrique Urbizu tras Todo
por la pasta (1990) y la verdad es que no había vuelto a
rayar a tanta altura desde entonces. Tras el film que nos ocupa, rueda La
vida mancha (2002) también con José Coronado, otro buen ejemplo
del magnífico estado de forma en que se encuentra el cineasta. Empeñado en
adaptar la novela de Bernardo Atxaga “Esos cielos”, el realizador
bilbaíno se retiró una temporada a la Costa del Sol para trabajar en el guión
de la misma, y como la financiación para esa película se demostró una empresa
harto difícil, con sólo observar la realidad circundante surgió el argumento de
la presente cinta, un libreto coescrito junto a Michel Gaztambide. La trama de
este notable film muy resumida es la siguiente: por un lado tenemos al director
de una sucursal bancaria en la Costa del Sol, Modesto (Antonio Resines) a quien
un mal día atracan y, para más desazón, descubre en unos documentos guardados
en una caja de seguridad -la 507- que el incendio en que murió su hija (Dafne
Fernández) fue provocado. Modesto, que tiene a su mujer en coma (Mirian
Montilla) decide que la hora de la venganza ha llegado. Por otra parte nos
encontramos a Rafael (José Coronado) un expolicía que atraviesa malos momentos,
y a su novia alcohólica (Goya Toledo). Modesto entra en su mundo de corrupción,
observa sus relaciones con la mafia, comprenderá que la vida de la pareja
depende de esos documentos, y él está ahí para ajustar cuentas.
Con un tratamiento ejemplarizante del
suspense y genial en el dibujo de los dos personajes principales, Urbizu nos
propone una película que, aunque con momentos de acción, se centra
primordialmente en los conflictos ético-morales de las dos personalidades enfrentadas:
el trabajador anodino que se levanta cada día a las 7 de la mañana y que por
azar encuentra razones para lanzarse al barro y ejecutar su particular
venganza. Enfrente, un encallecido killer que tras dejar la policía se
ha situado al margen de la ley. Concatenación de sucesos, unos más
imprevisibles que otros, La caja 507 recrea una realidad
contemporánea, no sé si universal, pero sí fácil de situar localmente. La ciega avaricia, especulaciones
urbanísticas, extorsiones, mafias internacionales en negocios turbios,
corrupción política, mentiras, vendettas sangrientas... Es la España del nuevo
amanecer, la cruda y espeluznante visión de una sociedad y su tiempo, la espesa
negrura subterránea que acaba salpicandolo todo, un lodazal contaminado cuyos
virus son ampliados, devastadoramente potenciados por la cámara del director
vasco, una mirada inteligente, un lenguaje escueto, seco, punzante.
Con pulso firme, enérgico, Enrique Urbizu ha
realizado una película que será muy difícil de olvidar, tiene la inmediatez de
un reportaje -para lo que el cineasta ha llevado a cabo una gran labor
documental- pero al mismo tiempo resulta imperecedera porque glosa el escarnio,
la rapiña salvaje, también la aflicción y desolación del hombre moderno, su
trama proyecta una brutal metáfora de los males que ensucian la vida española
en las primeras escalas del nuevo siglo. Se adivinan todas las tragedias y la
imposible esperanza en ese inquietante escenario triangular -Marbella,
Gibraltar y Tánger- que escupe desde sus cloacas personajes que se cruzan y se
encuentran y desencuentran hasta el choque final: Antonio Resines, magnífico como casi siempre, lastrado por una
vida llena de golpes y heridas, lacerado por el dolor más grande, el desgarro
más íntimo. José Coronado -magistral como nunca- malo, malísimo, granítico,
sólo respeta a su compañera y va lanzado a una tortuosa huida hacia delante,
dando por finiquitada, tal vez, una existencia amarga y desaprovechada.
Magistral elocuencia: “uno busca al otro,
y el otro busca al uno, hasta que se encuentran, y por el camino se desentraña
una trama que acaba muy arriba, en la sede de un banco suizo. Al final de todo
siempre hay un banco. Las víctimas inocentes están en la arena de Tánger”.
Lo dice Urbizu, un banco, nuestra encrucijada vital tiene su epicentro en un
banco, y como su potente thriller puede que también languidezca jalonada
de fracasos. El itinerario convulso y desgraciado de un nuevo adalid, un hombre
bueno cargado de razones, de rabia, capaz de todo ante la imposibilidad de
alcanzar un quimérico ideal. Un espejismo llamado paz. Un thriller puro,
emocionante, una excelente película.
Como dices, un thriller magnífico. Y la posterior "La vida mancha" también me pareció excelente. O "No habrá paz para los malvados", un western disfrazado de thriller.
ResponderEliminarUn abrazo.
Estamos de acuerdo Ricard. Enrique Urbizu es uno de los directores de cine más importantes de nuestro país en estas últimas décadas. Con él me pasa como con Alberto Rodríguez, su cine me interesa siempre. También a mí me gustaron mucho esas dos películas que citas de las que, por supuesto, también realicé la crítica.
ResponderEliminarA ver qué nos depara esa cinta suya titulada "2014 hijos de puta"
Un abrazo.
Ah, se me olvidaba. Claro que recuerdo esa incontestable obra maestra firmada por el genio sordo de Calanda en su etapa mexicana: me tocó hacer un análisis crítico de diez páginas sobre esa película hace ya mucho tiempo. Soy un gran fan de Buñuel, mi película favorita suya es "Viridiana", cuya crítica también puedes leer aquí.
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