Larry Clark da una nueva vuelta de
tuerca a su universo
MARFA GIRL êêê
DIRECTOR: LARRY
CLARK.
INTÉRPRETES: ADAM
MEDIANO, MERCEDES MAXWELL, DRAKE BURNETTE, JEREMY ST. JAMES, MARY FARLEY,
INDIGO RAEL.
GÉNERO: DRAMA /
EE. UU. / 2012 DURACIÓN: 106 MINUTOS.
La nueva película
del fotógrafo y director de cine Larry
Clark (Tulsa, 1943), que saltó a la fama con Kids (1995) crónica sobre
un grupo de adolescentes neoyorquinos que consumen drogas y mantienen
relaciones sexuales compulsivas con los cuervos del sida sobrevolando sus
cabezas, resulta muy coherente con su trayectoria fílmica (Bully, Ken Park), al retratar la
vida de dos jóvenes, Adam (Adam
Mediano) e Inez (Mercedes Maxwell)
que viven en Marfa, una ciudad polvorienta de Texas cercana a México en la que
conviven la comunidad blanca local, los descendientes de los inmigrantes
mexicanos, un grupo de artistas y los policías de la frontera.
A Clark siempre
se le acusa de hacer la misma película, algo que no es del todo exacto si
recordamos que debutó con un drama sobre un músico de jazz (Passing
Through,
1977), que realizó un brutal, sangriento y notable drama sobre un grupo de
desarraigados enganchados a la droga, Al final del edén (1998) y buceó por
las tremendas diferencias de clases tomando como vehículo a un grupo de jóvenes
marginales latinos de South Central que realizan una intensa incursión en
Beverly Hills (Wassup Rockers) (2006). Claro, la adolescencia, el sexo y las
drogas en un ambiente de skaters y surferos conforman la temática más
recurrente de este peculiar realizador al que tantas veces se ha tachado de polémico,
inmoral y pedófilo que se deleita con la visión de la carne joven, pero al igual, por
ejemplo, que la mafia ha sido una temática recurrente en la filmografía de
Scorsese. Ganadora del premio a la Mejor Película en el Festival de Roma, con Marfa
Girl el director se aleja de las
grandes urbes y concentra su atención en una población texana en donde la
policía de frontera tiene un cuartel general y tomando como guía al joven Adam
nos retrata la pulsión de un lugar que se mueve por sus propios códigos: todavía
se azota a los alumnos en el instituto, el toque de queda se utiliza por
costumbre con toda normalidad y es posible asistir, como reminiscencia de la
cultura india y latina, a los rituales de una curandera.
Por
supuesto, en ese particular y enrarecido microclima no podía faltar la figura
del policía perturbado que le hace la vida imposible a alguien. Pero si hay un
personaje de toda la variopinta fauna que nos presenta Clark ese es Marfa Girl,
a quien da oxígeno maravillosamente Drake Burnette, una joven artista de
mentalidad abierta y sexualidad frenética que debido a su condición de chica
fácil despierta entre el público sentimientos encontrados. Sin embargo, es en
su espíritu indómito en donde la palabra libertad alcanza una inmarcesible
dimensión, su condición de chica blanca y rica que trabaja con una beca en la
ciudad nos obliga a mirar el entorno con una mirada pícara no exenta de
extrañeza. En Marfa Girl late como fondo el racismo severamente
entroncado en la sociedad estadounidense (jodida esa escena en la que una camarera negra cree tener una cita con cena romántica con un policía que le confiesa sin tapujos que sólo la quiere follar), pero dentro de esta crónica social
subyacen muchos de los males endémicos de la América profunda: la violencia e
ignorancia de las comunidades cerradas, una policía a la que hay que temer más
que a los delincuentes y un inquietante paisaje, magníficamente fotografiado
por David Newbert, que esconde tantas miserias como falsas ilusiones.
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