Una obra maestra deslumbrante
IT FOLLOWS êêêêê
DIRECTOR: DAVID ROBERT MITCHELL.
INTÉRPRETES:
MAIKA MONROE, JAKE WEARY, DANIEL ZOVATTO, KEIR GILCHRIST, OLIVIA LUCCARDI, LILI SEPE.
GÉNERO: TERROR / EE.UU.
/ 2015 DURACIÓN: 100 MINUTOS.
Siempre he pensado que cualquier director de cine lo que anhela es poder realizar una película con la que ser recordado así pasen los siglos. No es una misión nada fácil, son miles los filmmakers –como diría el bueno de Juan Antonio Bardem- cuyas carreras se han perdido en la noche de los tiempos sin dejar la mínima huella en la memoria cinéfila colectiva. Por el contrario, existe un exclusivo grupo de directores cuya filmografía se limita a un solo film que con el paso del tiempo se ha convertido, por una u otra razón, en una película de culto; el caso de Leonard Kastle y Los Asesinos de la Luna de Miel (1969), o en una obra maestra redonda, total y absoluta que debe ser preservada del deterioro por los institutos de cinematografía estatales; el caso de La noche del cazador (Charles Laughton, 1955). Con 41 años, el director estadounidense David Robert Mitchell acaba de lograr con su segunda película, It Follows, una de esas raras joyas que marcan la trayectoria de un cineasta y que perdurará para ser estudiada por las generaciones futuras, que deberían del mismo modo analizar el atolondramiento de un tiempo en donde el nivel cultural deja mucho que desear.
Será normal que
el estreno de It Follows pase desapercibido en un país como el nuestro que
sólo hace saltar la taquilla con tonterías como 8 apellidos vascos, 50
sombras
de Grey o la saga Crepúsculo, una cuestión que al
cinéfilo militante no puede sorprender porque es plenamente consciente del
grado intelectual del horizonte en que se mueve. Con un robusto y perfectamente
estructurado libreto a cargo del mismo director, el film nos presenta a Jay (Maika Monroe) una estudiante de 18
años en su primer año de universidad que ha quedado con su novio, Hugh (Jake Weary) para ir al cine. En la
sala, una perturbadora figura inquieta a Hugh, que le pide a Jay abandonar la
proyección, aunque ella no ha visto nada. Al día siguiente, la pareja vuelve a
quedar y practican sexo en la parte trasera del coche, este hecho aparentemente
inocente lleva a que la situación se torne extraña y Hugh narcotiza a su novia. Al despertar, Jay amanece
maniatada a una silla en una localidad abandonada. Hugh le explica que lo que
hizo la noche anterior fue para ahuyentar unos espíritus que le acosan. A partir
de entonces, Jay será la que sufra las consecuencias de ese acoso y Hugh le cuenta
que la acaba de pasar “una maldición” que la acompañará hasta que consiga
pasársela a otro desafortunado.
El Festival de
Sitges, que siempre fue mi favorito y es sentimentalmente al que más cariño tengo,
cada año me decepciona más y no precisamente por su selección de películas; ni
siquiera tuvo en cuenta en el pasado certamen la mejor película a concurso y
premió a la muy inferior Orígenes (Mike Cahill, 2014), un
film que no será recordado por nadie. Sinceramente, mi admirado Ángel Sala
tiene todos los años un problema grande con los jurados invitados. It
Follows, inteligente, elegante, desprejuiciado y chispeante homenaje a
las películas de terror de los 70 y 80 en la que resulta fácil encontrar los
ecos referenciales (visuales, estéticos, narrativos, escénicos, musicales) de los
maestros John Carpenter (Haloween)
y Wes Craven (Pesadilla en Elm Street).
Una bellísima ambientación que en puridad recrea las típicas zonas residenciales
estadounidenses, envueltas en una armonía desasosegante -que los maestros
recrearon de manera pulcra en las películas citadas- y que Robert Michell adorna
con muebles, vestuarios, televisiones, coches y todo tipo de objetos anacrónicos, así
como la ausencia absoluta de teléfonos móviles, un estilo minimalista de
encuadres preciosistas, precisos movimientos de cámara y la utilización de
espacios abiertos con una magnética profundidad de campo que genera desazón con la aparición de los fantasmas, símbolo de contención
y clasicismo que devuelven al espectador, en un fastuoso ejercicio de regresión, a aquellos años en los que el
género de terror no necesitaba coartadas experimentales ni excusas peregrinas
para generar tensión con elementos abstractos, poco tangibles o sobrenaturales
(La Niebla), o marcadamente viscerales
(Halloween). Mitchell logra una obra
hipnótica, deslumbrante y angustiosa, de una solidez narrativa eminente y una
belleza estética paradigmática, a la que pone énfasis la poderosa banda sonora
a cargo de de Disasterpeace.
En la línea
revisionista y de tributo al cine ochentero de The Guest, el reciente y
magnífico film de Adam Wingard, It Follows se eleva como el más
excelente ejemplo de esta corriente reivindicativa, de un cine añorado por
millones de cinéfilos y que ha influido en tantos cineastas. Es de justicia
señalar a Maika Monroe, que ya tuvo un papel protagónico en el citado film de
Wingard, como una de las actrices más mimadas por la cámara gracias a su naturalidad,
espontánea gestualidad, sugerente fotogenia y un amplio abanico de registros
que nos hace atisbar en ella una futura estrella. Sobre ella cae casi todo el
peso de una función a la que sería fácil calificar de thriller trufado de
slasher explotation, en esa tradición en la que las víctimas se ven envueltas
en el sexo prematuro y que aquí sirve de vehículo para propagar una especie de
infección diabólica que no deja de acosar a la víctima hasta que es
transferida. Una premisa que si no resulta muy original (el recuerdo de The
Hidden, 1987, flota en el ambiente) logra fusionar de forma sublime el
aspecto visual y narrativo sin necesidad de aferrarse a los característicos
interrogantes sobre el origen de la pesadilla.
Con un prólogo tan espeluznante como desconcertante que concluye con una imagen macabra en una playa desierta, lo que parece uno más de los muchos relatos de terror teen que cada año asaltan las carteleras, discurre de manera alarmante por los más tenebrosos e inexplorados páramos en donde una amenaza contra la que no se puede luchar, asalta y persigue a la víctima aislada e indefensa. Una víctima como contenedor de un mal imposible de descifrar. Y si la transmisión de esa incatalogable maldición que se produce a través de las relaciones sexuales puede entenderse como una metáfora sobre la culpa y los peligros de la promiscuidad y las enfermedades venéreas, su sutil final nos invita a reflexionar sobre un peligro mayor: el riesgo mortal de la transmisión del miedo. Obra maestra brutal.
Pues ya tengo ganas de verla.
ResponderEliminarUn abrazo.
No te digo ya estás tardando porque hasta el día 22 creo que no se estrena, pero yo que tú correría en el mismo instante que se abran las taquillas de algunos de los cines donde que la exhiban, que serán muy pocos pero que habría que felicitar por la feliz (s)elección.
ResponderEliminarSi te gusta el cine de John Carpenter y Wes Craven, ésta es sin duda tu película.
Un abrazo.
Acabo de verla. Me ha encantado. Hacía tiempo que ni veía manejar así los encuadres en una película. Curiosamente no he dejado de pensar en la primera versión de los ladrones de cuerpos. Y tambièn se agradece que, por una vez, a los adolescentes no se les represente como idiotas.
ResponderEliminarAcabo de verla. Me ha encantado. Hacía tiempo que ni veía manejar así los encuadres en una película. Curiosamente no he dejado de pensar en la primera versión de los ladrones de cuerpos. Y tambièn se agradece que, por una vez, a los adolescentes no se les represente como idiotas.
ResponderEliminarMuy bien traída la referencia a los ladrones de cuerpos (a mí me gustó mucho la versión de Abel Ferrara), aunque yo creo que son las primeras películas de terror de John Carpenter las que más han influido al director para crear esta hermosa película, caso de "La Niebla" o "Halloween". Pero como señalas, en este sentido homenaje multirreferencial, todos los amantes del cine pueden hurgar en la memoria a través de las sensaciones que nos provoca la que es sin duda la gran sorpresa de la temporada. Y sí, son incontables las veces que los adolescentes son mostrados como carnaza... pero no fue así en "La ley de la calle", "Rebeldes", "Cuenta conmigo"...
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy bien traída la referencia a los ladrones de cuerpos (a mí me gustó mucho la versión de Abel Ferrara), aunque yo creo que son las primeras películas de terror de John Carpenter las que más han influido al director para crear esta hermosa película, caso de "La Niebla" o "Halloween". Pero como señalas, en este sentido homenaje multirreferencial, todos los amantes del cine pueden hurgar en la memoria a través de las sensaciones que nos provoca la que es sin duda la gran sorpresa de la temporada. Y sí, son incontables las veces que los adolescentes son mostrados como carnaza... pero no fue así en "La ley de la calle", "Rebeldes", "Cuenta conmigo"...
ResponderEliminarUn abrazo.