Bret Easton Ellis
(Los Ángeles, California, 07 de marzo de 1964) es uno de los más famosos
novelistas norteamericanos de las últimas décadas y máximo representante de la
llamada Generación X literaria. Un escritor controvertido que por su temática
cruda y descarnada narrativa ha dejado a pocos lectores indiferentes. De Easton
Ellis se puede decir que cuenta con el mismo número de defensores (entre los
que me incluyo) que de detractores, por lo que hemos de reconocer que algo
tienen sus novelas que causan tanta controversia, tal vez el sentido lo
encontremos en la frialdad y escabrosidad de su prosa. Hagamos un recorrido por
las películas que han adaptado a la pantalla grande su obra.
La adaptación cinematográfica de
la primera novela de Bret Easton Ellis, Menos
que cero (1985), que escribió siendo aún un estudiante de 21 años y que le
sirvió para aumentar su cuenta corriente (que estaba “menos que cero”), se
estrenó en España con el absurdo título de Golpe al sueño americano (1987), un
film dirigido de forma mediocre por Marek
Kanievska que nunca cogió el tono
literario del material que adaptaba y que nos presenta a Julian (Robert Downey
Jr.) un joven pijo de Beverly Hills que, aparentemente, lo tiene todo:
atractivo físico, un padre rico, inteligencia y simpatía. El gran problema es
su adicción a las drogas. Su mejor amigo (Andrew McCarthy) y la novia de éste
(Jami Gertz) intentan ayudarlo, pero el mundo de Julian se derrumba y amenaza
con arrastrarlos también a ellos.
En la cinta,
aparece por primera vez lo que será el corpus temático de toda la obra de
Easton Ellis a partir de entonces: la influencia de las drogas como motor de la
juventud de la clase alta estadounidense en los años 80. Un film castigado por
su mensaje moralista y muy superficial en la disección del vacío existencial de
aquellos pijos con sangre en la nariz. Jóvenes poderosos rodeados de lujo y que
no han pegado un palo al agua en su vida. ¿Por qué? Ellos saben que el lujo es
sólo un cómodo estatus para hacer menos penoso su decadente tránsito hacia la
muerte.
La película de Mary Harron transcurre a lo largo de 1987, en los meses anteriores
al crack de la bolsa neoyorquina. American Psycho (2000) está basada
en la famosa novela homónima de Bret Easton Ellis y nos cuenta la historia de
un yuppie de 27 años (Christian Bale) que trabaja en Wall Street, no es un
paria ni un rebelde, sino un ciudadano que acepta las leyes de su país y
disfruta de todo lo que su enorme estatus social le ofrece. Patrick se mueve
por las calles de Nueva York como cualquier joven de éxito, y sin embargo, es
un tipo capaz de violar, torturar y matar sin cambiar por ello de actitud ante
su entorno. Christian Bale traza un dibujo perfecto con su interpretación del
joven rico, sofisticado y psicópata que a través de un espejo deformante nos
descubre los detalles más nimios, sórdidos y escalofriantes de nuestra
cotidianidad… o de aquella Generación X, máximo exponente referencial de la
década de los 80 y estereotipo supremo de una generación para la que el poder
de los objetos (la gomina, el agua Evian, los trajes de Hugo Boss o Cerruti, la
coca) se imponía sobre todas las cosas
Con el mismo refinamiento que almuerza en
los restaurantes más raros y exquisitos, asesina a mendigos, prostitutas y
colegas como desahogo de toda su podredumbre existencial. El crimen es sólo una
diversión, y la condena, el seguir viviendo. Una escena: aquella en la que
persiguiendo con una sierra mecánica a una prostituta, Patrick deja caer por el
hueco de la escalera el terrible instrumento, que impacta de lleno en el cuerpo de la indefensa víctima.
Roger Avary (el coguionista de Pulp Fiction y amigo de Tarantino que trabajó con él en un videoclub) es un cineasta de exigua y errática carrera que debutó con el olvidado e hiperviolento thriller Killing Zoe (1994) y que actualmente anda desaparecido en combate intentando sacar adelante algunos proyectos, pero que dirigió en 2002 la segunda novela de Easton Ellis Las leyes de la atracción, estrenada en nuestro país con el trillado título Las reglas del juego. Protagonizada por el desconocido James Van Der Beek y Jessica Biel, la función se convierte en una nueva y demoledora crónica sobre los excesos de la juventud adinerada estadounidense. El retrato de un grupo de estudiantes de arte que se dedican a acudir a fiestas desmadradas donde las drogas, el alcohol y el sexo son los máximos alicientes.
De nuevo el nihilismo
descorazonador lo empapa todo. Avary firma una cinta nada despreciable sobre un
grupo de universitarios que queman sus vacuas vidas en fiestas interminables
rebosantes de drogas y sexo sin fijarse nunca metas realistas y abocados a un futuro de
autodestrucción. Una escalofriante disección de una generación a la que sólo le
importa el placer instantáneo y que encontrará en el olvido su
mayor castigo. No hay esperanza para esas vidas devastadas víctimas del capitalismo salvaje y una sociedad hedonista y enferma.
Adaptar las novelas del autor-emblema
(junto a Douglas Coupland) de la Generación X, Bret Easton Ellis, no es nada fácil, su universo narrativo suele ser demasiado
decadente, sórdido, provocativo, transgresor, historias complejas llenas de
aristas por las que pululan multitud de personajes superficiales, atormentados,
sin alma, en pleno proceso de desintegración derivado de una vida de excesos y
un insondable vacío existencial. Relatos que siempre nos abocan a un final nada
complaciente o convencional.
Sexo,
drogas y rock and roll son tres elementos sustanciales en la por ahora última
adaptación a la pantalla grande de una novela suya, Los Confidentes (The Informers, 2009),
en la cual el director australiano Gregor Jordan pone todo
su empeño en dotar de un cierto sentido la visión corrosiva de Ellis sobre esa
clase alta norteamericana, barnizada por un estilizado post-modernismo con sus
ingredientes tradicionales: futilidad, lujo, moda, ambigüedad sexual, excesos y
tecnología. Así nos encontramos en Los Ángeles de 1983 con un joven pijo
bisexual (Jon Foster), adicto a las drogas y a las orgías que comparte con su
novia (Amber Heard). Están también sus padres (Billy Bob Thornton y Kim
Basinger), que intentan recuperar su matrimonio después de que él haya tenido
una aventura con una locutora de televisión. Por otro lado, nos encontramos con
un cantante de rock siempre colgado (Mel Raido), a quien su mujer ha abandonado
y pasa la depresión tirándose a adolescentes de ambos sexos.
Por
último, un conserje de un hotel (Brad Renfro, que murió de sobredosis al
terminar el rodaje y a quien está dedicada la película), amenazado por su tío
(Mickey Rourke) para que esconda en su casa a un niño secuestrado. Vidas
cruzadas para dar forma a film nada despreciable y en donde se refleja en gran
medida el abismo y el contraste profundo entre la decadencia moral y espiritual
y la riqueza material de la clase alta norteamericana.
Me gustan mucho los tres primeros libros de Bret Easton Ellis, que forman una especie de trilogía. En cuanto a sus adaptaciones al cine, estoy contigo en que "Gran golpe al sueño americano" es la menos fiel al tono nihilista de su original literario; aunque, a decir verdad, me gustaría revisar esa película que vi hace muchísimos años. "American Psycho" es una adaptación sorprendente de una novela inadaptable, divertida y cínica y muy bien interpretada por Christian Bale. También James Van Der Beek está muy bien en la versión cinematográfica de "Las leyes de la atracción", nada que ver con sus papeles televisivos. No he visto "Los confidentes", ni he leído la novela; por tus comentarios e imágenes que los ilustran no tiene mala pinta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Aclaro el concepto de "trilogía": "Menos que cero" son los pijos en el instituto; "Las leyes de la atracción", los pijos en la universidad; "American Psycho", han encontrado trabajo en Wall Street y todos son vicepresidentes.
ResponderEliminarBueno, me considero como tú un gran fan de Bret Easton Ellis; entre mis más de cinco mil libros su obra ocupa un lugar preferente y quizás sea "Glamourama" su obra más difícil de adaptar. Estoy de acuerdo en que, hasta la fecha, "Las reglas del juego" y "American psycho" son las mejores traslaciones a la pantalla grande que se han realizado sobre la obra de Easton Ellis, pero te contaré un secreto ahora que nadie nos lee: es "Los confidentes", la novela y la película con la que más me identifico. Este placer culpable tiene una explicación pues actúa como espejo deformante de mis propias experiencias en los años 80, de ahí que toda la obra de Ellis me provoque una tremenda inquietud aunque también me sirva de catarsis. Sin olvidar que tiene el aliciente de ver desnuda a Amber Heard y que cuenta con un reparto consistente con un papelito para el grandioso cantante Chris Isaak.
ResponderEliminarComparto lo de la trilogía, y sólo espero que Roger Avary, que está empeñado en la empresa y el proyecto llega a buen puerto, realice una buena adaptación de la que es hasta ahora su última novela de tintes autobiográficos, "Lunar Park".
Un abrazo.