domingo, 1 de febrero de 2015

CRÍTICA: "BLACKHAT: AMENAZA EN LA RED"

Una historia trillada y sin emoción
BLACKHAT: AMENAZA EN LA RED êê
DIRECTOR: MICHAEL MANN.
INTÉRPRETES: CHRIS HENSWORTH, VIOLA DAVIS, RITCHIE COSTER.
GÉNERO: THRILLER / EE. UU. / 2015  DURACIÓN: 133 MINUTOS.   
      
        
       Desde Collateral (2004) Michael Mann no presenta una película de altura. Sí, ya sé, Enemigos públicos (2009) resultó un film aseado con unas aceptables interpretaciones y una exquisita ambientación, pero con el paso del tiempo es una película que apenas ha dejado poso en mi memoria. Al hombre que ha dirigido obras tan excelentes como Heat, El Dilema y la notable El último mohicano siempre hay que pedirle más. Llevaba cinco años sin estrenar nada en la pantalla grande, es posible que se esfuerce, pero reconozcamos que hace ya muchos años que no disfrutamos de una cinta potable firmada por el director nacido en Chicago. Con Blackhat: amenaza en la red nos presenta un thriller cibernético en donde los gobiernos de Estados Unidos y China se ven obligados a cooperar por el bien de la seguridad nacional de las dos potencias, ya que una fuerte amenaza informática está poniendo en jaque las vidas y el futuro de la población. Con la ayuda de un convicto liberado, Nicholas Hathaway (Chris Hensworth), un hacker superdotado, intentarán detener a un peligroso hacker evitando así una catástrofe de proporciones gigantescas.
     


     
     Blackhat: amenaza en la red es otra de esas películas olvidables a las que Mann nos viene acostumbrando en los últimos tiempos. Con un flojo comienzo en el que visualizamos el inquietante itinerario de un software malicioso hasta el sistema de refrigeración de una central nuclear y la chusca, arquetípica presentación del hacker protagonista en su celda capaz de convertir su móvil en un arma letal. Estamos ante un film que se mueve –sin definirse jamás- entre el mundo de las modernas guerras cibernéticas del presente siglo y el ritmo contundente de una cinta de espías al estilo Bond o Jason Bourne. La coartada es el uso del tan atractivo como temible universo tecnológico por parte del terrorismo de la nueva era. 


        Con Blackhat Mann trata de recuperar el pulso enérgico que le hizo célebre cuando dotaba a sus thrillers de un corpus genuino, pero eso no lo logrará con un par de secuencias de tiroteo marcadas por su sello personal ni con la descripción confusa de los rincones más oscuros del ciberespacio (cualquier persona puede acceder a tus datos y, fríamente… destruirte), porque esa premisa resulta ya muy antigua en el cine y la literatura, y seguimos añorando a aquel director que sabía cómo emocionarnos con diálogos inteligentes y secuencias de acción brutales. Por otra parte, a Chris Hensworth, que dio el pego en Rush y que resulta perfecto dando vida a Thor, se nos aparece muy poco creíble metido en la piel de un pirata informático, tan guapo, fuerte y rubio con sus mechones cayendo en cascada sobre su rostro. Un film soso, raro y confuso. Una pena.


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