Una historia trillada y sin emoción
BLACKHAT: AMENAZA EN LA RED êê
DIRECTOR: MICHAEL MANN.
INTÉRPRETES: CHRIS HENSWORTH, VIOLA DAVIS, RITCHIE COSTER.
GÉNERO: THRILLER
/ EE. UU. / 2015 DURACIÓN: 133 MINUTOS.
Desde Collateral
(2004) Michael Mann no presenta una
película de altura. Sí, ya sé, Enemigos públicos (2009) resultó un
film aseado con unas aceptables interpretaciones y una exquisita ambientación,
pero con el paso del tiempo es una película que apenas ha dejado poso en mi
memoria. Al hombre que ha dirigido obras tan excelentes como Heat,
El
Dilema y la notable El último mohicano siempre hay que
pedirle más. Llevaba cinco años sin estrenar nada en la pantalla grande, es
posible que se esfuerce, pero reconozcamos que hace ya muchos años que no
disfrutamos de una cinta potable firmada por el director nacido en Chicago. Con
Blackhat:
amenaza en la red nos presenta un thriller cibernético en donde los
gobiernos de Estados Unidos y China se ven obligados a cooperar por el bien de
la seguridad nacional de las dos potencias, ya que una fuerte amenaza
informática está poniendo en jaque las vidas y el futuro de la población. Con
la ayuda de un convicto liberado, Nicholas
Hathaway (Chris Hensworth), un hacker superdotado, intentarán detener a un
peligroso hacker evitando así una catástrofe de proporciones gigantescas.
Blackhat:
amenaza en la red es otra de esas películas olvidables a las que Mann
nos viene acostumbrando en los últimos tiempos. Con un flojo comienzo en el que
visualizamos el inquietante itinerario de un software malicioso hasta el
sistema de refrigeración de una central nuclear y la chusca, arquetípica
presentación del hacker protagonista en su celda capaz de convertir su móvil en
un arma letal. Estamos ante un film que se mueve –sin definirse jamás- entre el
mundo de las modernas guerras cibernéticas del presente siglo y el ritmo
contundente de una cinta de espías al estilo Bond o Jason Bourne. La coartada
es el uso del tan atractivo como temible universo tecnológico por parte del
terrorismo de la nueva era.
Con Blackhat Mann trata de recuperar el
pulso enérgico que le hizo célebre cuando dotaba a sus thrillers de un corpus
genuino, pero eso no lo logrará con un par de secuencias de tiroteo marcadas
por su sello personal ni con la descripción confusa de los rincones más oscuros
del ciberespacio (cualquier persona puede acceder a tus datos y, fríamente…
destruirte), porque esa premisa resulta ya muy antigua en el cine y la
literatura, y seguimos añorando a aquel director que sabía cómo emocionarnos
con diálogos inteligentes y secuencias de acción brutales. Por otra parte, a Chris
Hensworth, que dio el pego en Rush y
que resulta perfecto dando vida a Thor, se nos aparece muy poco creíble metido
en la piel de un pirata informático, tan guapo, fuerte y rubio con sus mechones
cayendo en cascada sobre su rostro. Un film soso, raro y confuso. Una pena.
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