Sí, ya sé que
hay mucha gente a la que no le gusta esta película, eso es algo que yo no puedo
remediar y, como comprenderán, me trae sin cuidado, pero creo que ha llegado la
hora de reconocer, lejos de filias y fobias, que HOSTEL (Eli Roth, 2005)
se ha convertido en un clásico –como ya preveíamos algunos en el momento de su
estreno- para las generaciones de jóvenes aficionados al terror gore y torture
porn que hoy la reivindican con total desparpajo. Como ese aficionado sabe, la
trama gira en torno a Paxton y Josh (Jay Hernández y Derek Richardson),
dos jóvenes mochileros norteamericanos que en su recorrido por Europa se les ha
unido un joven y juerguista islandés, Oli
(Eythor Gudjonsson). En Amsterdam conocen a un joven de Europa del Este que les
cuenta que en un lugar de Eslovaquia encontrarán las chicas más guapas que
puedan imaginar. Así, los tres viajan en tren a ese país y conocerán a Natalya y Svetlana
(Barbara Nedeljakova y Jana Kaderabkova), dos exóticas bellezas por las que se
dejan atraer para acabar atrapados en un siniestro y tenebroso hotel.
Durante el visionado de HOSTEL,
y sobre todo después, no sería aconsejable hacerse preguntas como ¿es verdad
que en Eslovaquia no hay apenas hombres debido a la guerra? Tampoco sería
deseable hacer una tesis sobre sus clichés y constantes hiperbólicas. Sin
embargo, todo resulta necesario para disfrutar de un placer culpable sin
tomarse nada (ni siquiera su tufillo xenófobo) demasiado en serio. En realidad,
de lo que se trata es de seguir las aventuras (gloriosas) y desventuras
(trágicas) de unos jóvenes mochileros lanzados a la búsqueda de las más silvestres y espontáneas emociones carnales, de la carne
desprendida de su contenedor espiritual, de la carne ajada, mutilada, lacerada
y, cómo no, fuente de placer orgásmico y de peligros.
De ahí, mi tributo a un film que comete grandes
derrapes pero también contiene apetitosos hallazgos: la presencia incombustible
así que pase el tiempo de esas preciosidades que responden por el nombre de Barbara
Nadeljakova
y Jana
Kaderabkova;
la inquietante aparición de ese matarife alto, calvo y jorobado que empuja por
un sucio y sanguinolento pasillo un carrito rebosante de vísceras y casquería;
y,¡por Dios!, el ojo colgando de una chinita que acaba estampada en un tren como
una vulgar libélula. Mi tributo es también a la mala uva de Tarantino y Roth, capaces de deleitarnos con una inmunda, mugrienta y salvaje tabla de carnicero buscando para ello los parajes más idílicos. Cosas de la carne. Pese a quien
pese, HOSTEL es ya un clásico.
A mí me encanta esta película (y su continuación). Divertida y terrorífica a partes iguales. Un abrazo.
ResponderEliminarEstamos de acuerdo, pero lo que me extraña es que digas que hay muy pocas películas de terror que te gustan. Sí, ya sé que no te refieres al género, sino a la gran producción de mediocridades y risibles inmundicias que lo saturan, pero aun con eso, para cualquier miembro de una generación como la mía, que ha vivido amamantada por las ubres de Sitges y Avoriaz, le sería muy fácil escribir una lista de 1000 películas de terror que han quedado como muescas grabadas en su memoria. Hoy me toca revisionar la magistral "El Fotógrafo del Pánico", que como sabes es una de las películas favoritas de montones de directores como Martin Scorsese. Eso sí, es un género muy maltratado en las últimas décadas.
ResponderEliminarEn cuanto al libro, gracias por el ofrecimiento, pero no te preocupes, porque tengo dos hermanas que viven en Barcelona, concretamente en Sant Feliu de Llobregat (ya ves, lo escribo en catalán y sin tilde en la u) y me harán de él para este verano. Por cierto, como te decía, tengo una biblioteca de más de 5000 ejemplares dentro de la cual hay una temática y muy selectiva de cine, pues dentro de los libros que más he manoseado son los dos ejemplares de "50 años de Cine Norteamericano" de Bertrand Tavernier, en una preciosa edición de la editorial Akal. Pues en verdad, tienes razón, las reseñas del libro de las "1001 películas... ) son francamente mejorables, aunque en ocasiones es debido a la pésima traducción.
Lo que es una pena es que no se vendan libros, mucho menos de cine, la gente anda por ahí autoeditándose los libros por pura aventura o vanidad, pero son libros que no llegan a nadie, por lo que resulta una pérdida de tiempo y dinero. Mis amigos libreros me lo confirman, nadie compra ya libros, al menos en papel. Como "el vídeo que mató a la estrella de la radio" el libro electrónico acabará matando al libro de papel.
Un abrazo.
Es cierto que muchas veces se publica por vanidad. La gente no compra libros, pero los que los publican exhiben un menosprecio absoluto por los que usamos la red.
ResponderEliminarBueno, todo tiene sus excepciones. En cuanto a mi problema con las películas de terror, creo que tiene que ver con que defraudan mis muchas expectativas.
Un abrazo.
Por cierto, muy bueno el libro de Tavernier.
ResponderEliminarSí, en este país (y no me preguntes a cuál me refiero, porque ni yo mismo lo sé, y cada vez me siento más atraído por el hombre sin identidad, el apátrida, el clandestino) hay una tendencia generalizada a menospreciar cualquier cosa, tal vez con la convicción y la superioridad moral de creerse experto en todo. Pero yo lo que observo es que los energúmenos afloran como hongos y la decadencia intelectual se muestra porosa en todos los ámbitos de nuestra vida. De lo que se trata, y supongo que es lo que hacemos, es de crearse algún refugio a salvo de tanta mediocridad, porque como dijo un célebre aristócrata "Cada vez que uno pisa la calle, la vulgaridad le llega hasta los cojones"
ResponderEliminarLa gente que echa pestes de la red es la que más la vampiriza, hasta el punto de que si nos entretuviéramos en pasar un scanner se quedarían en bragas. Claro, también a mí me han defraudado muchas, algo que siempre queda sobradamente compensado por las alegrías que me ha brindado el género.
Acabo de ver "El Amanecer del Planeta de los Simios" y me ha gustado mucho, de modo que yo que tú sacaría un par de horas para ver este jugoso artefacto el fin de semana. El cine nos honra, honremos nosotros al cine.
Un abrazo.
Voy a verla esta tarde. Un abrazo.
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