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miércoles, 2 de octubre de 2013

MIS PELÍCULAS FAVORITAS: "AL FINAL DE LA ESCAPADA"



AL FINAL DE LA ESCAPADA
(A BOUT DE SOUFFLE)
Drama romántico - Francia, 1959 - 89 Minutos - Blanco y Negro.
DIRECTOR: JEAN-LUC GODARD.
INTÉRPRETES: JEAN-PAUL BELMONDO, JEAN SEBERG, HENRI JAQUES HUET, DANIEL BOULANGER, VAN DOUDE, CLAUDE MANSARD.

    Jean-Luc Godard (París, 1930), es uno de los directores europeos que más han influido en posteriores generaciones de cineastas. Pionero de la Nouvelle vague francesa, su cine vanguardista y experimental sigue hoy en día siendo motivo de apasionados debates y concienzudos estudios. Tras su paso por la universidad de la Sorbona en París, en donde estudia etnología, se convierte en asiduo de las sesiones de la cinemateca y colabora como crítico cinematográfico de las prestigiosas revistas La Gazzete de Cinema y Cahiers de Cinema.


    Debuta como documentalista con Operación Beton (1954), para a continuación realizar varios cortometrajes. Con A bout de souffle, una película que dinamita muchas de las reglas del lenguaje fílmico, obtiene un gran éxito y le confirma como uno de los grandes directores de su país. De su dilatada, aunque ciertamente desigual filmografía dividida en varias etapas, destacan los siguientes títulos: El soldadito (1960) su segundo largometraje, es la historia de un desertor del ejército francés en la guerra de Argelia y que cuenta con la primera intervención de Anna Karina, posteriormente esposa del director. Vivir su vida (1962)  relato sobre una vendedora de discos que decide dedicarse a la prostitución. Los carabineros (1963) alegato antibélico para el cual contó con Roberto Rossellini como guionista. El desprecio (1963) sobre una novela de Alberto Moravia que cuenta con la presencia como actor del realizador alemán Fritz Lang. Pierrot, el loco (1965) basada en un relato de Lionel White sobre una pareja que huye por el sur de Francia. Lemmy contra Alphaville (1965) fábula de corte futurista protagonizada por Eddie Constantine como el de detective Caution que llega a la ciudad de Alphaville para rescatar a un científico.


      Tras las interesantes La chinoise (1967) y después del mayo francés, Godard se dedicó a un cine marginal y militante alejado de la industria, optando por incorporarse al grupo Dziga Vertov. Preocupado más por la provocación y el escándalo, sus obras causaron impacto en los sectores más reaccionarios e integristas: Yo te saludo María (1984) singular visión del nacimiento de Jesucristo, pareció confirmar su irremisible decadencia artística. Sin embargo, Elogio del amor (2002) es una interesante película en forma de poema visual en la que el director galo intenta captar, a partir de tres parejas, la evolución del amor en tres movimientos: las disputas, la separación y la reconciliación.
   


      Sinopsis: basada en un hecho real y partiendo de una idea de François Truffaut, Al final de la escapada es un bello film a costa de la historia de Michel Poiccard (Jean-Paul Belmondo) un ladrón de automóviles que al ser sorprendido mata a un agente de policía, viéndose obligado a escapar. En su huida entabla relaciones con Patricia (Jean Seberg) una joven norteamericana de visita en París y que vende el New York Herald Tribune por las calles de la capital francesa. Ella le confiesa su sueño de convertirse en periodista y los dos jóvenes vivirán con entusiasmo su efímera pasión, que durará hasta que Patricia delate a Michel a la policía, quienes disparan contra él ante la presencia de ella, en un hermoso, emotivo y triste final.


   

      Considerada por muchos críticos la mejor ópera prima de la historia del Séptimo Arte, con una producción marginal, director debutante y actores casi desconocidos, el estreno de Al final de la escapada, en 1960, fue un gran éxito que supuso un choque emocional que revolucionó por sus innovaciones técnicas los esquemas cinematográficos, a la vez que sirvió de impulso para revitalizar todo el panorama sociocultural de la época. De este modo, Jean-Luc Godard, director cinéfilo, figura clave dentro del movimiento de la Nouvelle vague, consiguió con este film situar al cine de su país en la vanguardia europea, creando un estilo auténtico y de improvisación imitado hasta la saciedad, y por tanto, abriendo camino al ejercicio de unas nuevas formas de expresión fílmicas más sinceras, sin dejar de ser al mismo tiempo imaginativas.


     El dibujo de loser desarraigado y romántico del personaje que interpreta eficazmente Belmondo, quien lo proporciona un cariz despreocupado, tierno y soñador, asumiendo algunos de los aspectos y tics más definitorios de la personalidad de uno de los primeros antihéroes del cine,  Humphrey Bogart   -ídolo del protagonista-  que lleva intrínseca la nebulosa del destino trágico, la lógica implacable de la fatalidad, circunstancia que unida a otras, nos hace ver el film como un homenaje al cine norteamericano.
   

     Con la muerte de Michel, abatido por los disparos de la policía,  nace una leyenda, lo comprende Patricia con el gesto del pulgar en los labios, en un último signo de comunión. La incomprendida traición de Patricia  -memorable Jean Seberg con su peinado garçon- no representa un simple acto de ingratitud, ni de violación de la fidelidad, es de alguna manera la abstrusa manifestación de un sentimiento compasivo para acabar así con el sufrimiento de un ser sin salida ni identidad, perdido en el torbellino de un mundo que no le hace sitio, que no le acepta ni cree en sus sueños.


     Aunque yo destacaría la secuencia final - romántica, corrosiva, incendiaria - como mi favorita, vale la pena fijarse en aquella magistral escena en la que Patricia encuentra a Michel Poiccard en su cama, y en un momento dado ella le lee el final de Las palmeras salvajes de Faulkner: “entre la pena y la nada, yo elijo la pena”, y le pregunta qué elegiría él, Michel contesta: “la nada, no es mejor, pero la pena es una idiotez, conlleva un compromiso, o todo o nada”. Queda así resumida la filosofía y el carácter inconformista de nuestro héroe, también la química tan especial que desprende la pareja protagonista. Al final de la escapada es más que ninguna otra cosa un documento ejemplar sobre la frenética velocidad del tiempo y del amor, al retratar de forma esencialmente romántica la huida -suicida-  hacia delante de Michel, Godard evoca con increíble madurez y frescura, a través del dramático itinerario de un hombre, el sentido de la pasión más pura y cegadora.
   

     La película fue galardonada con el premio Jean Vigo, el de la mejor puesta en escena en el Festival de Berlín, así como el premio a la mejor fotografía  -a cargo de Raul Coutard-  otorgado por la crítica alemana. En el año 1984, James McBride, realizó un remake con el título Vivir sin aliento, con Richard Gere y Valerie Kapriski de protagonistas, versión que a pesar de su mediocridad, es por algunos motivos recomendable

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