sábado, 29 de junio de 2013

CRÍTICA DE "AFTER EARTH"

La deriva de Shyamalan y el clan Smith
AFTER EARTH êê
DIRECTOR: M. NIGHT SHYAMALAN.
INTÉRPRETES: WILL SMITH, JADEN SMITH, SOPHIE OOKONEDO, ZOE KRAVITZ, ISABELLE FUHRMAN.
GÉNERO: CIENCIA-FICCIÓN / EE. UU. / 2013  DURACIÓN: 100 MINUTOS.   


      El caso del director de origen indio M. Night Shyamalan resulta curioso. A finales de los 90 y principio del nuevo siglo nos presentó dos películas verdaderamente fantásticas y novedosas, El sexto sentido (1999) y El Protegido (2000), cintas que lograron que tanto el mundo del cine como los aficionados fijaran su atención en él, siendo reverenciado como uno de los directores más imaginativos de la industria y con poder suficiente como para enfrentarse a los productores e imponer el montaje final de sus películas. Con el tiempo los descalabros se acumularon (La joven del agua, El incidente, Airbender) y crítica y público le dieron la espalda viéndose su figura relegada a la nostalgia de los viejos tiempos.


      Ahora vuelve con un artefacto sci-fi que parte de una idea original de Will Smith y con el que pretende luchar para que su carrera no se hunda pero dando la sensación de que ha perdido parte de la creatividad de que un día hizo gala. Veamos: Han pasado 1000 años y la Tierra se ha convertido en un territorio hostil debido a una serie de cataclismos producidos por el calentamiento global y la polución. La humanidad tuvo que abandonar el planeta y asentarse en Nova Prime, un mundo perfecto que crearon los humanos aprovechando todos los recursos naturales.


      Tras una larga misión fuera de ese planeta, el legendario general Cipher Raige (Will Smith) regresa en compañía de su hijo Kitai (Jaden Smith). En medio de una tormenta de asteroides, la nave se avería y tiene que realizar un aterrizaje forzoso en la Tierra, un lugar desconocido y peligroso donde todos los seres vivos no tienen otro objetivo que eliminar a los hombres. Como Cypher ha resultado herido, Kitai debe recorrer ese mundo haciendo frente a las adversidades en busca de la baliza de rescate. Siempre ha sentido el deseo de ser como su padre, y ahora se le presenta la ocasión de cumplir ese sueño.


       Con su pueril mensaje ecologista y tomada como un vehículo para lanzar la carrera del hijo de Will Smith, AFTER EARTH es un film muy irregular que me demuestra una vez más que ningún miembro de la familia Smith pasará a formar parte del Olimpo de mis actores sagrados. Y sí, Shyamalan anda más perdido que un pulpo en un garaje, el director de Señales continúa sin encontrar su sitio en esta etapa de su carrera aunque todavía es capaz de crear imágenes de gran belleza visual, lástima que la historia sea tan aburrida y desprenda un molesto tufo déjà vu. Tres guionistas para manosear un libreto flojo, nada novedoso y que insiste una vez más en uno de los grandes caballos de batalla en el universo temático de su director: el miedo como una frontera infranqueable cuyo control distingue al héroe del resto de los mortales.


      La función se ve penalizada por una impostada gravedad, por el trasnochado sentimentalismo en la relación paternofilial, por su carácter doctrinario y unos pesadísimos subrayados que se me antojan inútiles cuando de lo que se trata es de una simple historia de supervivencia.   



      Me han llegado algunos comentarios de expertos y aficionados que piensan que la película se impone como un alegato a favor de los postulados de la iglesia de la Cienciología, de la que Will Smith es miembro activo. La frase “El peligro es real, el miedo es una elección”, utilizada para promocionar la película y que Will Smith apunta a su hijo en un momento de la función, tendría una correspondencia directa con las enseñanzas de L. Ron Hubbard, el creador de esta organización considerada una secta en países como Francia o Alemania. También, entre otras razones, porque el clímax de la cinta sucede en un volcán, símbolo que Hubbard utilizó para la portada de su “biblia” Dianética.



      Todas esas conjeturas le importan un carajo a este crítico, en lo que en verdad fijo mi atención es en la escasa inventiva (escenarios que tienen mucha semejanza con los de Avatar); el manido mensaje de ese viaje a lo desconocido que realiza Jaden Smith (la búsqueda de la baliza es una mera excusa para realizar un viaje al interior de sí mismo); las mediocres interpretaciones de la dupla Smith (gestualidad estreñida y limitados recursos dramáticos); y, sobre todo, porque la materia narrativa que esconde la cinta ya nos la contaron infinitamente mejor en El rey león, con aquella aventura iniciática y proceso de maduración que emprendía Simba hacia la selva. AFTER EARTH carece de la magia, el misterio y el misticismo que un día definieron las señas de identidad de Shyamalan entre el gran público, y se nos muestra como una fábula morosa y pseudohumanista que en ningún momento emociona. 

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