Para
qué engañarnos, la modelo y actriz canadiense ESTELLA WARREN (Peterborough, Ontario, 23-12-1978) no es nadie en
esto del cine, pero, glup, miren las fotos. Sí fue, de jovencita, una gran
nadadora, llegando a participar en los Juegos Olímpicos de Atlanta´96 y en los
Mundiales Junior, donde consiguió una medalla de bronce. Como muchas modelos,
su carrera comenzó por casualidad cuando un cazatalentos se fijó en ella en un
desfile benéfico de su escuela, convirtiéndose pronto en modelo de bañadores
para la revista Sports Illustrated.
Como era previsible, esto le abrió las
puertas del éxito, apareciendo en las portadas de las revistas Elle, GQ, Vanity Fair y en tres números de la versión
italiana de la revista Vogue. Su
reconocimiento más internacional le llega al protagonizar dos spots televisivos
del perfume Chanel Nº 5, dirigidos por Luc Besson y que dieron la vuelta al
mundo.
Su escaso talento interpretativo no ha
dado para tanto, recordemos su actuación en el remake de de El Planeta de los Simios
(Tim Burton, 2001), en donde no hacía otra cosa que correr de un lado para
otro, o en la olvidable Driven (Renny Harlin, 2003) un drama
de acción protagonizado por Sylvester Stallone y ambientado en el mundo de las
carreras de coches, por no hablar de su aportación a la insustancial comedia Canguro
Jack (David McNally, 2003). Una filmografía bastante penosa.
Deseaba hablar con la luna, y no estaba, quise hacerlo contigo, y tú no
estabas. Es por eso, Estella, que la
gente piensa que lo nuestro es un reto imposible, un sueño inalcanzable. Nada
más lejos de la realidad, ellos no saben que vivo contigo al otro lado de la
existencia –penosa lasitud-, llorando entre tus pechos mis anhelos y
pesadillas. Un secreto y mórbido ritual en el que tus uñas rojas, tus manos
blancas, algo húmedas, son siempre el detonante: con mi lengua tengo que llegar
hasta allí, no me importa el tiempo, pero sí tus kilómetros de piernas.
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