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miércoles, 6 de junio de 2012

LAS FOTOS HIPNÓTICAS: ISABEL SARLI


            
       ISABEL SARLI (Concordia, Entre Ríos, Argentina, 9-07-1935) exuberante actriz argentina, también conocida como la Coca Sarli, que tuvo una amplísima y estelar participación en el cine social y erótico de su país, exhibiendo sus poderosos encantos a lo largo de una treintena de películas escritas, producidas, dirigidas y a veces interpretadas por su marido, el egoistón Armando Bo, hasta que éste se cansó y le dejó el relevo de la interpretación a su vástago, Víctor Bo, lo que fue objeto de no pocas habladurías. Nacida Hilda Isabel Gorrindo Sarli, inició su carrera como modelo, alcanzando muy pronto la fama al ser coronada Miss Argentina con sólo 20 años, y Armando Bo, que de tonto no tenía ni un pelo, vio en sus nalgas dos torres de petróleo y logró convencerla para que protagonizará “El trueno entre las hojas” (1958), primera de la fructífera carrera cinematográfica emprendida por la pareja hasta la muerte de Bo en 1981, un título que hizo entrar a Isabel Sarli en la historia del cine argentino al protagonizar el primer desnudo total.

      Aunque su carrera corrió paralela con la dictadura del general Perón y rivalizó en popularidad con Eva Duarte (de la que Sarli era una especie de alter ego social y populachero), nuestra neumática y recordada diva, con más curvas que la pista de un excalectric y más asideros que las Montañas Rocosas, siempre se quejó de que el régimen había censurado muchas escenas en todas sus películas. Lo cierto es que a raíz de su primera incursión cinematográfica su éxito fue imparable y la proyectó como un auténtico icono sexual de una generación que, a lo largo de tres décadas, no dejó de babear con sus exhibiciones en títulos tan gomosos como “Sabaleros”, “Favela”, “Carne”, “Fuego”, “Fiebre” o “Insaciable”, todas de tan alto contenido erótico para la época que fueron censuradas en varios países.

      De la filmografía de la Coca Sarli, que se nos confesaba tímida y necesitaba unos whyskitos para desinhibirse antes de rodar escenas subidas de tono, recuerdo dos secuencias espectaculares: la primera pertenece a su film Fiebre (1972), donde se lo hacía -o simulaba que se lo hacía- con un caballo pura sangre; la segunda pertenece a uno de sus Films más explícitos y célebres,  Carne (1968), película que hizo famosa su frase más memorable: ¿Qué pretende usted de mí? Y en la que su voluptuosa y lasciva protagonista da vida a una empleada de una industria cárnica que se marca un polvo antológico en un camión frigorífico repleto de vacuno argentino. Todas sus películas, de argumentos insustanciales, divertidos e inocentones, son un puro pretexto para mostrar a la Sarli como Dios la trajo al mundo, al igual que la acción automática de juntar estas letras sirve de excusa perfecta para recrearme de nuevo en el precioso cartel de su film más emblemático… que todavía hoy sigue produciéndome cosquilleos.
                                                                               

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