"SURO" (Mikel Gurrea, 2022) êê
No
hace mucho comentaba el hartazgo que me provoca la última tendencia del cine
español por los dramas y thrillers rurales en donde parece haber una necesidad
primaria de bucear por los parajes desolados de la España vacía y tomar como
excusa cualquier premisa para tratar de entender como un entorno que
aparentemente invita al sosiego se impone, finalmente, como un lugar rebosante
de complejidades y peligros, con toda su crudeza, más allá de la idílica y
falsa visión que los urbanitas tienen del medio.
La premisa de la ópera prima de Mikel Gurrea es muy simple: Helena, que está embarazada, y Juan (Vicky Luengo y Pol López) son una pareja que decide cambiar su vida en la ciudad para trasladarse a vivir en una casa heredada por ella y tratar de vivir del corcho de los alcornoques de la finca. Fuera de la gran urbe, tendrán que lidiar con su condición de forasteros en un lugar extraño y la tensión de los jornaleros lugareños con los trabajadores magrebíes. Helena y Juan llevan diez años juntos, pero las diferentes visiones de cómo tratar los asuntos y la difícil adaptación al entorno hará tambalear su futuro como pareja.
Poco poso me deja esta película de dudosa solidez
que insiste en la pueril idealización que los habitantes de las grandes urbes
tienen del medio rural y los conflictos que genera la adaptación a una vida que
desconocen. Es ahí donde reside el pausado in crescendo de la tensión, mientras
se va cumpliendo el sueño de la pareja (arquitectos de profesión) de
transformar la vieja masía heredada en un caserón de lujo sacando productividad
al corcho (suro) del alcornoque. La película se balancea entre la tensión de
los capataces del corcho con los temporeros inmigrantes a quienes explotan y
denigran con claros signos de racismo, y la relación cada vez más tirante entre
Helena y Juan, su impostado paternalismo hacia los inmigrantes y la
autoexigencia de Juan por demostrar su capacitación para realizar las duras
tareas de los trabajadores en un intento de imponer su masculinidad. Un suceso
dramático llevará a que la relación entre los jornaleros locales y los
inmigrantes alcance un punto de máxima tensión, que acabará retratando (la
había perfilado ya) a la supuesta pareja progresista como un par de
terratenientes con poca alma. Para llegar hasta el simbólico clímax final, con
la alarma del más temido peligro y la determinación de la defensa de la
propiedad, la función desespera en su lento y plano desarrollo.
Aunque parece que no te ha convencido, tu reseña es un perfecto resumen de la historia. A mí me mantuvo en tensión, puede que fuera por los cafés que siempre me tomo antes de las sesiones de cine-club.
ResponderEliminarUn abrazo.
Siempre agradezco el esfuerzo de todos los responsables de que cualquier proyecto cinematográfico llegue a buen puerto. Es lo importante. Que a mí me guste más o menos, carece de valor. Pero sí, no me ha dejado mucho poso.
ResponderEliminarUn abrazo.