El fin de la inocencia
“PALM TREES AND POWER LINES” (Jamie Dack, 2022) êêê
Mejor Dirección en la categoría de drama en el pasado Festival de Sundance y Premio del Jurado en el Festival de Deauville para esta película de la debutante Jamie Dack que adapta al largometraje un corto suyo de 2018. La historia es la siguiente: Lea (Lily McInerny) es una adolescente de diecisiete años que pasa sus vacaciones de verano sin otra preocupación que broncearse con su mejor amiga en el jardín trasero de su casa, mientras intenta no involucrarse en los problemas de su madre divorciada y consume alcohol y drogas junto a su grupo de amigos del instituto. Esta monotonía se ve interrumpida por un encuentro casual con Tom (Jonathan Tucker), un tipo que le dobla la edad y que promete una alternativa a su aburrida vida adolescente. Lea cae rendida ante el encanto del carismático Tom, quien ejerce sobre ella un control creciente que la aleja de su círculo habitual. Lea no tarda en descubrir que las intenciones de este hombre no son lo que parece.
Realista y desgarrador relato sobre la adolescencia y lo fácil que puede ser para un tipo mayor con cierto carisma manipular a una joven y seducirla sin que ella se de cuenta de sus siniestras intenciones. Basta con saber aprovecharse de sus inseguridades existenciales y profundizar un poco en sus emociones con adulaciones, algún regalo simbólico y promesas de una vida futura para darse cuenta de su vulnerabilidad. Lea se siente insatisfecha, practica el sexo desganado con un amigo, no le satisfacen los chicos de su edad, tiene una sola amiga confidente y, su madre, tras el divorcio, vive perdida en un sinfín de relaciones sin futuro. Lo que más ansía Lea es escapar de su rutina, descubrir nuevas emociones, huir de un clima asfixiante y mortecino.
Un día aparece el seductor Tom, un lobo con piel de cordero, y Lea comienza a sentirse cada vez más atraída, más realizada e importante, se deja embelesar por sus coqueteos y cortejos, y, en su inocencia, ignora todas las señales de alerta (incluso la advertencia de una camarera), los indicios perturbadores de una relación cada vez más dependiente, tóxica y abusiva. Palm Trees and Power Lines se impone como un film turbio y descorazonador rodado con un estilo naturalista, una historia perturbadora que muestra escenas incómodas y tangibles filmadas casi sin movimientos de cámara que resultan estremecedoras para el espectador, que se ve obligado a estar presente con una morbosa sensación de fisicidad en la más oscura de las situaciones, dentro de la habitación de sórdido motel. Jamie Dack nos aboca a un final tan pesimista como esclarecedor.
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