Un amor complementario
“LEE MIS LABIOS” êêê
DIRECTOR: Jacques Audiard.
INTÉRPRETES: Vincent Cassel, Emmanuelle Devos, Olivier
Gourmet, Serge Boutleroff, Olivier Perrier, Olivia Bonamy, Bernard Alane,
Celine Samie, Pierre Diot.
GÉNERO: Thiller / DURACIÓN: 115 minutos / PAÍS: Francia / AÑO: 2001.
Cuando Jacques Audiard nos presentó su tercer largometraje ya nos había dado muestras de su talento en su ópera prima Mira a los hombres caer (1994), un aseado neo noir protagonizado por Jean-Luis Trintignant y Matthieu Kassovitz, y sobre todo en Un héroe muy discreto (1996), que de nuevo con el concurso de Kassovitz al frente del reparto nos narra la vida de un impostor que en los meses finales de la Segunda Guerra Mundial se inventa una vida admirable como miembro activo de la Resistencia.
Tuvieron que pasar cinco años para que realmente este cronista comenzara a interesarse por el director francés que parecía haberse quedado estancado en la década de los 90. Fue tras el estreno de Lee mis labios, que narra la historia de Carla (Emmanuelle Devos) la secretaria de una constructora, una joven sorda y desaliñada que tiene la costumbre de bajar el volumen de su audífono cuando el entorno se vuelve demasiado problemático. Un día, Paul (Vincent Cassel), un tipo marginal, estafador y expresidiario se presenta en la oficina de la empresa constructora en busca de empleo, pues Carla necesita un ayudante. Su presencia hace que ella se decida a subir el volumen de su audífono.
No voy a descubrir nada afirmando que Audiard es un competente director de actores, en Lee mis labios fija su mirada en una chica con discapacidad auditiva marginada por sus compañeros de trabajo que se burlan de ella pero que tiene una especial pericia para leer los labios, y en un joven expresidiario malhumorado en la búsqueda de una oportunidad para reinsertarse, pero al que su borrascoso pasado regresa para saldar deudas. Con un gran trabajo de Devos y Cassel, el director francés nos presenta a una peculiar pareja de perdedores en la atmósfera de una ciudad lúgubre, París, alejada de la imagen de postal y rebosante de corrupción.
Al comienzo no son muy conscientes, pero ambos se necesitan. Carla le ofrece a Paul un sitio donde dormir en el edificio que está construyendo su empresa y le ayuda en sus escasas dotes administrativas, por su parte él robará por ella unos documentos para vengarse de un colega. Nos enamoramos rápidamente de esta relación en la que Carla, diez años mayor que Paul, se siente perdida y no encuentra que su vida avance hacia ninguna parte hasta que Paul, con su rebeldía y vida al límite comienza a iluminar su pobre existencia irradiando un gran magnetismo sexual. Con una premisa clásica del cine negro y ecos referenciales de La ventana indiscreta, asistimos a una relación complementaria y de liberación personal.
Y digo
complementaria porque más tarde será Paul quien le pida un favor a Carla en una
misión que pondrá a prueba su habilidad para leer los labios espiando desde la
terraza de un edificio de enfrente la ventana en donde varios tipos, entre
ellos el dueño (Olivierde una discoteca (Olivier Gourmet) en donde trabaja Paul
como pluriempleado para pagar una vieja deuda y que están planeando un gran
atraco. Además, en ese segundo piso de la discoteca hay escondidas unas bolsas
rebosantes de dinero. Tal vez sea la oportunidad de que Carla y Paul puedan
huir dejándolo todo atrás. Pero no hay recompensa sin dolor y sufrimiento. La
influencia de Hitchcock se hace patente durante todo el metraje, pero también
la larga tradición del cine polar, con Alexander Desplat dotando de melancolía
a la acción con suaves acordes. Audiard hace uso de una dirección muy física
poniendo énfasis a los primeros planos de los protagonistas que delatan sus
anhelos más íntimos. Tal vez ha llegado el momento de que Carla deje encendido
el audífono todo el tiempo que está despierta, de que Paul encuentre la
estabilidad para su convulsa vida, de dejarse de lecciones morales y,
simplemente, vivir el sueño. Buena peli.
Debería verla. Audiard es uno de mis directores favoritos desde que lo descubrí en "Un profeta".
ResponderEliminarUn abrazo.
"Un profeta" es la única obra maestra de Audiard, no me extraña que te guste. Mi segunda película favorita de este director es "De latir, mi corazón se ha parado". Esperemos que encuentre de nuevo la inspiración.
EliminarUn abrazo.