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sábado, 11 de junio de 2022

CRÍTICA: "GLADBECK: EL DRAMA DE LOS REHENES" (Volker Heise, 2022)

 

Magistral documento

“GLADBECK: EL DRAMA DE LOS REHENES” êêêêê

DIRECTOR: Volker Heise.

GÉNERO: Documental / DURACIÓN: 91 minutos / PAÍS: Alemania / AÑO: 2022

   La mejor película documental que he visto en años lleva el título en español de Gladbeck: El drama de los rehenes (Volker Heise, 2022), que distribuida por Netflix comienza sin ningún marco de presentación, sin voz en off y utilizando exclusivamente  imágenes reales para narrar el drama acaecido en agosto de 1988 cuando dos tipos con antecedentes penales, Hans-Jürgen Rösner y Dieter Degowski, tras entrar en la sucursal bancaria Deutsche Bank de Gladbeck, en Renania del Norte-Westfalia, toman como rehenes a un empleado y una empleada del banco y se dan a la fuga en un Audi 100 con 300.000 marcos entregados por la policía. Más adelante subirá a bordo del vehículo una nueva pasajera, Marion Löblich, la novia de Rösner.


    El suceso, que duró 54 horas, pronto se convirtió en un circo mediático y ha pasado a la historia por ser uno de los episodios más negros y vergonzosos para la prensa y la policía alemanas, que tras mostrarse pasiva puso fin a la demencial escapada de los secuestradores y los rehenes que viajaban atemorizados con ellos por Alemania Federal y Países Bajos el 18 de agosto de 1988 en la autopista A3, con una acción descabellada que sólo podía acabar en tragedia y devastación. Durante la crisis, y tras abordar los secuestradores un autobús con más de una treintena de pasajeros, fue ejecutado un adolescente italiano de 15 años, Emanuele De Giorgi, por intentar proteger a su hermana pequeña y en represalia por haber capturado la policía a la novia de Rösner, y una chica de 18 años, Silke Bischoff, durante el intercambio de disparos en la autopista cuando un coche policial embiste el coche de los secuestradores. También perdió la vida un sargento de la policía en un accidente de tráfico durante la persecución.

   Con una excelente labor de montaje, Volker Heise ilustra la chapuza policial y el denigrante espectáculo que montó la carroña mediática durante la crisis de los rehenes que el director alemán comprime en 91 minutos. Tiempo suficiente para que veamos a los criminales convertidos en estrellas mediáticas, con Hans-Jürgen Rösner  siendo entrevistado por los medios con una pistola en la mano y el dedo en el gatillo, mientras la cámara también cubre la situación pavorosa de los rehenes, con la pobre, hermosa y jovencísima Silke Bischoff, hija única, siendo apuntada en el cuello todo el tiempo por la pistola del repulsivo Degowski. La pasividad e impotencia policial ante la caótica situación resulta verdaderamente repugnante.

    Lo que hace de Gladbeck: El drama de los rehenes un documental aterrador es que está confeccionado con imágenes de archivo de la televisión, cámaras de vigilancia y grabaciones de audio, apartándose de las reflexiones subjetivas y comentarios de expertos que contienen siempre algún sesgo ya sea de forma involuntaria. Heise reniega de ello y muestra la escalofriante realidad al mismo tiempo que ilumina la condición execrable de los seres humanos, la de los criminales y la de los que abjuran de cualquier clase de ética para capturar “la gran historia”, aunque aquí sólo vemos miseria moral.

    Desde el minuto uno de Gladbeck: El drama de los rehenes no hay alivio para el espectador, que se siente horrorizado, enojado y asqueado por la torpeza grotesca y peligrosa con la que manejaron los medios y la policía una situación de tanta trascendencia dramática. Volker Heise encadena imágenes que suponen una sentencia, levantando acta de lo ocurrido, un espejo impoluto de los errores cometidos. El enjambre de buitres mediáticos entorpeciendo las labores policiales, a los que la policía debería haber mantenido alejados de la acción, pero que en lugar de eso observan lo que está ocurriendo a distancia sin que fluya la comunicación con los secuestradores, tomando decisiones erráticas que elevan la tensión y, en definitiva, haciendo que las cosas empeoren.

    Así, el espectador tiene siempre la sensación de que el itinerario acabará de manera infernal. La policía siempre -ayer, hoy y mañana- se asegura de que en este tipo de sucesos no sean ellos los que reciban un disparo mortal, pero su trabajo consiste en hacer frente a los delincuentes de la forma más rápida, eficaz y con el menor riesgo posible para las personas inocentes. Pocas veces lo consiguen. A raíz de la tragedia de Gladbleck las leyes cambiaron para la prensa, pero uno tiene la impresión de que entre los medios amarillistas, el público morboso y la ineptitud y cobardía policial, la vida sigue igual. La mejor película del año, un documento excepcional que debería proyectarse en todas las universidades de periodismo y academias de policías.  

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