El precio de la honestidad
“SERPICO” êêêê
DIRECTOR: Sidney Lumet.
INTÉRPRETES: Al Pacino, John
Randolph, Jack Kehoe, Biff McGuaire, Cornelia Sharpe, Barbara Eda-Young, John
Medici.
GÉNERO: Thriller / DURACIÓN: 130 minutos / PAÍS: EE.UU.
/ AÑO: 1973.
Perteneciente a la Generación de
Televisión, Sidney Lumet debutó en la pantalla grande con la obra maestra de
tono teatral Doce hombres sin piedad (1967) que cuenta con un elenco impagable.
Serpico fue la primera colaboración
del director con el actor Al Pacino, ya convertido en una estrella tras su
participación en El Padrino en el papel de Michael Corleone. Su segunda y
última colaboración sería con Tarde de perros (1975), otro de sus thrillers más celebrados
en el que Pacino forma pareja con el recordado y mítico John Cazale. Esas dos
únicas colaboraciones son reivindicadas hoy como dos de las películas más
icónicas del cine estadounidense de los años 70.
Basada en la historia real de Francesco
Vincent Serpico, oficial de la policía de Nueva York que ganó fama en 1971 al
convertirse en el primer policía en declarar como testigo en un juicio contra
la corrupción sistemática del departamento. Con un guión de Waldo Salt y Norman
Wexler basado en la biografía que escribió del personaje Dick Maas, con una
excelente partitura de Mikis Theodorakis y una potente iluminación a cargo de
Arthur J. Ornitz, la película, en el contexto de los convulsos años 70 en Nueva
York, sigue a Frank Serpico (Al Pacino), un policía íntegro y de inviolables
principios que, a diferencia de sus colegas, jamás se dejó sobornar y por eso
se ganó la enemistad de sus compañeros de profesión, de los cuales sólo recibió
amenazas y se vio expuesto a situaciones muy peligrosas.
Serpico siempre quiso ser policía, de ahí
su frustración cuando tras graduarse en 1960 en la academia, todo su mundo se
derrumba tras constatar la asquerosa ciénaga de corrupción en la que se mueven
sus colegas ante la ceguera o el beneplácito de sus superiores. Tras varias
denuncias en vano para que los altos mandos inicien una investigación interna
sobre la corrupción, Serpico contacta con el New York Times para contar el caso
y hacerlo público.
Estamos ante una de las más excelsas películas de la
dilatada carrera de Lumet con la base de uno de sus temas recurrentes (la
corrupción de las instituciones), con una pluscuamperfecta actuación de Al
Pacino dando oxígeno a un nuevo tipo de héroe humano e insobornable. La función que
cuenta con un potente trabajo de localizaciones, trasciende la simple crónica
policial para dar forma a un emotivo relato dramático en medio de un paisaje urbano
caótico en donde la honradez parece ser un valor a la baja.
Porque de eso trata Serpico, de la lucha de un hombre
solo contra el cáncer de la corrupción generalizada en la policía y la
impotencia que siente cuando todos los poderes a los que acude para denunciar esas prácticas delictivas le dan la espalda. Cabe resaltar que
las relaciones amorosas que vive Serpico resultan tan fugaces como tristes: tanto
su relación con una bella bailarina de ballet, que lo deja para casarse con un
tipo adinerado de Texas, como la más intensa y lacerante que desarrolla con su
vecina, una enfermera de hospital, se acaban frustrando por el infierno
doméstico que se deriva de la obsesión de Serpico por buscar una salida a la
tensa situación que vive en el trabajo y que acaba contaminándolo todo.
Policía de
paisano, Frank Serpico viste desaliñado, con un estilo hippy, estudia español,
es amante de la vida bohemia, lleva el pelo largo, bigote o barba poblada, no
quiere ser un héroe, sólo cumplir con su deber, hacer bueno el lema policial de servir y proteger. Rodada con sobriedad, Serpico resulta dinámica tanto en su expresividad narrativa como en las
escenas de acción de persecuciones a pie o en coche. El clímax final, crudo y
sin moralinas, nos habla del peligro y el sacrificio que supone transitar con
rectitud por un camino plagado de podredumbre y enemigos. La música de Theodorakis
pone la nota melancólica a una amarga victoria. El héroe dice adiós. Está
asqueado, se marcha lejos. Uno de los films que mejor define las constantes temáticas de Lumet.
Hace poco la comenté en mi blog. Una gran película.
ResponderEliminar¡Y el tío quedó tan desengañado que dejó la policía y se largó a Suiza!
Un abrazo.
Ahora lo he visto. tremenda coincidencia. Una gran peli, Ricard, de esas que contribuyeron a cimentar mi amor imperecedero por el cine.
ResponderEliminarUn abrazo.