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jueves, 10 de octubre de 2019

CRÍTICA. "JOKER" (Todd Phillips, 2019)


Nacido para crear el caos
JOKERêêêêê
DIRECTOR: Todd Phillips.
INTÉRPRETES: Joaquin Phoenix, Robert De Niro, Zazie Beetz, Frances Conroy, Brett Cullen, Bill Camp.
GÉNERO: Thriller/Drama / DURACIÓN: 121 minutos / PAÍS: EE. UU. / AÑO: 2019


     Este cronista no esperaba que un director como Todd Phillips, firmante de títulos entre los que se encuentran las comedias juveniles Road Trip (2000)  y Aquellas juergas universitarias (2005), de la mediocre adaptación cinematográfica  de la mítica serie Starsky & Hutch (2007), de la tetralogía gamberra Resacón en las Vegas y de la que hasta ahora era su mejor película, Juego de armas (2016) film basado en una historia real sobre dos tipos que crean una empresa para vender armas, me pudiera sorprender con una película memorable que dejará una huella indeleble sobre el origen traumático y atormentado del más archifamoso enemigo de Batman, Joker, la historia nunca narrada de ese payaso subversivo nacido para crear el caos cuya sonrisa es ya tan famosa como la de la Gioconda.


       Mezcla de thriller urbano y drama psicológico, la función nos presenta a Arthur Fleck (Joaquin Phoenix) que vive en Gotham con su madre y cuya única motivación en la vida es hacer reír a la gente. Actúa haciendo de payaso en pequeños trabajos pero tiene problemas mentales que hace que la gente le vea como un bicho raro. Su gran sueño es actuar como cómico delante del público, pero una serie de trágicos acontecimientos le hará albergar una ira contra una sociedad  que le maltrata e ignora.



    Película magistral, perturbadora e incómoda la que nos presenta Todd Phillips, que no incita a la violencia per lanza un mensaje aterrador sobre los derroteros de un mundo dividido ya en ricos y pobres. El espectador empatiza con un personaje atiborrado de traumas que desde niño ha sufrido el abuso, el maltrato, el desprecio y la burla de una sociedad en decadencia y al borde del colapso. Una Gotham oscura, sombría, mugrosa y con altos índices de criminalidad como consecuencia de la pobreza, las alarmantes cifras de desempleados y la insatisfacción general debido a los recortes en servicios sociales. Phillips reconstruye el mito para hacerle más tangible y cercano, y desde su nombre de pila, Arthur Fleck, hurgar en su herida existencial para mostrarnos su dolor más íntimo y lacerante. Un acierto del guión firmado por el propio director junto a Scott Silver, que encuentra en la desgarradora carga existencial del personaje la coartada perfecta para erigirle en un líder absoluto del descontento social nacido para crear el caos.


   Con una atmósfera influenciada por el sórdido cosmos urbano de Taxi Driver (1976) y con elementos referenciales de El rey de la comedia (1982), las dos firmadas por Scorsese y protagonizadas por De Niro, que da oxígeno aquí a un presentador de televisión, Joker sitúa su acción en 1981 por los estrenos de cine que se pueden apreciar en las marquesinas, y la cámara sigue obsesivamente a un personaje que inicialmente se muestra inofensivo y apocado, que acumula infamias y soporta el dolor hasta que un día dispara su pistola en el metro y todo comienza a tener sentido. Es un acto de purificación pero también de supervivencia, el final de la lastimosa desventura que hasta entonces ha supuesto su vida.


    La risa histérica y compulsiva de este peculiar histrión inmortalizado con el nombre de Joker, obedece más a los estallidos coléricos de rabia y desahogo que a la auténtica comicidad de las situaciones, casi siempre de un patetismo mortal. Así, un Joaquin Phoenix superlativo dota al subversivo personaje -que sólo desea ser cómico y contar con el favor del público-  de un aura tan triste como brutal, haciéndonos partícipes de la fiebre que provoca su distorsionada visión de la realidad.


   Joker está construida sobre los cimientos de un potente diseño de producción y una virtuosa puesta en escena, una espléndida iluminación a cargo de Lawrence Sher para un lúgubre paisaje urbano que amplifica la música creada por Hilder Guönadóttir, el extraordinario trabajo del departamento de arte, la exuberante dirección de Phillips que narra la historia de la mejor forma posible, y por encima de todo, con la brillante y sobrecogedora actuación de Phoenix, desplegando un abanico de recursos interpretativos y consiguiendo elevar el tono dramático del relato hasta el paroxismo. Un trabajo que define la carrera de un actor. Joker entra en el selecto club de películas que marcan el año de su estreno y que se debería estudiar en las escuelas de cine. Obra maestra. 


2 comentarios:

  1. Joker contra los fascistas. Un thriller subversivo y apabullante; una interpretación superlativa de Joaquin Phoenix y, ciertamente, una sorpresa en la filmografía de Phillips, antes no demasiado sobresaliente. Aunque, bien mirado, ya aparecen en sus películas los personajes más o menos desequilibrados y una mirada cínica, como la que aquí preside una historia visionaria y terrorífica, no tan alejada de nuestra realidad.

    Un abrazo.

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  2. Bueno, la palabra fascista está ya muy desvirtuada, vaciada de todo contenido. Alguien que no piense como tú o yo puede ser tildado alegremente de fascista. He llegado a pensar que en este país no eres nadie si no te llaman fascista. Algo curioso, porque sólo ocurre aquí.

    Tienes razón en lo de Phillips, antes no se dieron las circunstancias, pero si tienes talento, tarde o temprano acaba saliendo.

    Un abrazo.

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