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viernes, 7 de diciembre de 2018

“VIUDAS” (Steve McQueen, 2018)


Un legado criminal
VIUDASêêê
(Steve McQueen, 2018)
     
  
   Steve McQueen ha rodado hasta la fecha cuatro largometrajes, debutando en el año 2010 con Hunger, film protagonizado por Michael Fassbender sobre la huelga de hambre que llevaron a cabo miembros del IRA en 1981 en la prisión británica de Maze. No obstante, para el arriba firmante su mejor película es Shame (2011), en donde el mismo actor daba vida a un tipo de físico imponente que se folla a quien le da la gana, tiene un trabajo de éxito y un apartamento de lujo, que poco a poco irá descubriendo que tras su tentadora fachada sólo existe un profundo vacío existencial, y que el sexo actúa como un punto de fuga para escapar de la asfixiante soledad de una vida desierta verdaderas emociones y sentimientos. Bajó muchísimo el nivel con en su tercera película, 12 años de esclavitud (2013), con la que ganó tres Oscar incluido el de Mejor película, pero que no pasa de ser un relato panfletario acomodado a la era Obama.


   En su último film, McQueen adapta a la pantalla grande la miniserie británica de 1983 Windows, que aquí  está ambientada la ciudad de Chicago de nuestros días. Viudas narra la historia de cuatro mujeres que no tienen nada en común salvo una deuda heredada de las actividades criminales de sus difuntos maridos que han muerto en un atraco. Verónica (Viola Davis), Alice (Elizabeth Debicki), Linda (Michelle Rodríguez) y Belle (Cynthia Erivo) deciden tomar las riendas de su destino y conspiran para forjarse un futuro con sus propias reglas.


   Sin alcanzar el listón dejado con Shame, Viudas es un buen thriller sobre el que albergaba algunos recelos por el carácter de denuncia maniquea (la integración racial, el feminismo) que tanto parecen preocupar últimamente al director británico. Sin embargo, McQueen consigue que la trama funcione en diferentes estratos: thriller de atracos, película de crítica social, política y religiosa, de acción, de venganza… todo perfumado con un aroma feminista. Estamos ante una película muy cuidada y con grandes interpretaciones que parte de una premisa tramposa (atención al personaje de Liam Neeson y su relación interracial con Viola Davis), pero que acierta a configurar la psicología de los personajes, que abren un pronunciado arco dramático a través de sus propias vicisitudes y estados de ánimo. Con las minorías bien representadas (Viola Davis, la afroamericana, y Michelle Rodríguez, la hispana), las viudas tienen que acabar el golpe que sus maridos, abatidos por la policía, dejaron a medias, pero esto sólo una premisa simplista para poner el foco en la corrupción política, las tensiones raciales y los conflictos derivados de las situaciones socioeconómicas, pues la función no trata sólo de un atraco perfecto, también de ganar la partida al fatal destino. Buena película.

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