Todos los presidentes malos
“LOS ARCHIVOS
DEL PENTÁGONO” êêê
DIRECTOR: STEVEN
SPIELBERG.
INTÉRPRETES: TOM HANKS, MERYL
STREEP, BRUCE GREENWOOD, JESSE PLEMONS, BOB ODENKIRK, MATTHEW RHYS.
GÉNERO: DRAMA / EE.UU. / 2017 / DURACIÓN: 116
MINUTOS.
El cine cuenta ya con una larga tradición
de películas que tocan de manera sustancial o marginal el tema del periodismo. Desde
las más recientes El desafío: Frost contra Nixon, Buenas noches, y buena suerte,
Spotlihgt
o Matar
al mensajero hasta las clásicas Ciudadano Kane, El cuarto poder, Primera
plana y Todos los hombres del presidente. Una larga y sugerente lista a
la que Steven Spielberg ha querido
aportar su granito de arena, pues no había incursionado nunca en una materia
que ha regalado espléndidos films al Séptimo Arte.
Como si de una secuela del film Todos
los hombres del presidente (Alan J. Pakula, 1976) se tratara, Spielberg
nos presenta ahora Los archivos del Pentágono, película que sitúa su acción en
junio de 1971, cuando los principales periódicos de los Estados Unidos tomaron
una valiente posición a favor de la libertad de expresión, informando sobre los
documentos del Pentágono y el encubrimiento masivo de secretos por parte del gobierno,
que había durado cuatro décadas con cuatro presidentes norteamericanos. En ese
momento Katherine Graham (Meryl
Streep), propietaria del Post, y el editor Ben
Bradlee (Tom Hanks), intentaban relanzar un periódico en decadencia y decidieron
apoyar al New York Times y luchar contra el intento de la administración Nixon
de restringir la Primera Enmienda. Los documentos contenían información
clasificada sobre la Guerra de Vietnam, y su publicación generó un encendido
debate sobre la libertad de prensa que acabó en una batalla legal en el
Tribunal Supremo.
Centrada más en la línea de investigación
periodística del film de Pakula que en la azarosa y peligrosa labor de los
reporteros de guerra de películas como Los gritos del silencio, Salvador
o El
año que vivimos peligrosamente, Spielberg se apoya en un buen libreto y
un reparto solvente para narrar uno de los affaires más terribles e infames de
la historia, unos informes secretos que negro sobre blanco y con todo lujo de
detalles se filtraron a la prensa y fueron conocidos como “El informe McNamara”,
el Secretario de Defensa interpretado en el film por un magnífico Bruce
Greenwood. Estos papeles revelaban con meridiana claridad que la Guerra de
Vietnam estaba perdida desde el inicio, y que aun siendo conscientes de ello, se
siguió enviando soldados al matadero y provocando carnicerías pavorosas,
incluso entre la población civil. Todo para tratar de evitar la expansión del
comunismo en aquella zona del hervidero asiático y que la maquinaria de guerra
continuara siendo un negocio muy rentable.
Se
confirmó así lo que ya se sabíamos, que la primera víctima de la guerra es la
verdad. Con su demostrado oficio para narrar con ritmo y claridad las historias
más laberínticas, el director de Tiburón rinde tributo a aquellos periodistas
que se enfrentaron al poder omnímodo del Estado (políticos y jueces) para dejar
claro que no puede existir democracia sin periodismo, y que luchando contra las
presiones políticas decidieron preservar
la libertad de expresión y de prensa aunque su periódico, The Washington
Post, se hundiera en la miseria.
La duda entre publicar o no esos informes
clasificados la tenía que despejar la directora del periódico (una soberbia Meryl
Streep) que en realidad tenía más que perder
que el editor del mismo (un correcto Tom Hanks dando oxígeno al mítico
Ben Bradlee) que cierto es se encontraba igual de agobiado que ella ante el
dilema y las horas bajas que estaba viviendo el periódico. Aquella decisión de
Katherine Graham dio brillo a uno de los momentos más épicos y esperanzadores
de la historia del periodismo, y sobre todo, representó un punto de inflexión
en las relaciones entre política y prensa.
Todo ocurrió antes del todavía más famoso escándalo
Watergate que tuvo lugar en junio de 1972 y que acabó con la carrera
presidencial de Richard Nixon (Dick “el Tramposo”) en 1974. Así, Spielberg
clausura su film conectando con el momento en que cinco hombres fueron
descubiertos intentando robar documentos en la sede del Partido Demócrata en el
complejo Watergate. Como demócrata
liberal convencido, la mirada de Spielberg no es tan cáustica, amarga y
pesimista como la de Pakula, y la función parece aceptar que la corrupción es
una tara asumible por el sistema. Personalmente, me gusta más Todos los hombres del presidente, pero
estaremos de acuerdo en que el antaño apodado rey Midas de Hollywood nos
entrega un film muy digno.
"Todos los hombres del presidente" hablaba, sobre todo, del poder de la prensa. El film de Spielberg hace hincapié en la responsabilidad periodística y el valor de la libertad de expresión. Dos películas complementarias y sin duda magníficas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Claro, Ricard, yo lo que digo es que la visión sobre la corrupción de Spielberg, demócrata liberal convencido, se impone finalmente como una tara que deben asumir las democracias occidentales. Estoy de acuerdo, pero la visión de Pakula era más amarga y pesimista sobre el sistema y la condición humana.
EliminarUn abrazo.