Battle Royale es un excelente film de acción que se desarrolla en
un Japón apocalíptico, con graves problemas estructurales, altísimas tasas de
paro y una violencia brutal en las calles y los colegios. El gobierno toma
cartas en el asunto intentando paliar esos problemas. Una de sus soluciones
consiste en elegir por sorteo una clase de un colegio cualquiera, trasladarla a
una isla desierta e inducirla a un macabro juego de exterminio: durante tres
días, los alumnos van a enfrentarse entre ellos, y sólo uno puede sobrevivir.
Del país del sol naciente y de la mano de
todo un veterano, Kinji Fukasuku, nos llega esta joya. Fukasuku a sus 72 años
entonces tenía ya tras de sí toda una filmografía de más de 60 títulos desde
que debutara a comienzos de los años sesenta, convirtiéndose en todo un
referente para reputados directores que como Quentin Tarantino, John Woo o
Scorsese se han declarado fans del realizador nipón. De su extensa filmografía
pocos títulos habíamos podido disfrutar en España: Tora! Tora! Tora!, Los
invasores del espacio, Exterminio.
La película, como viene siendo
tradicional cuando el arte arriesga, levantó en el momento de su estreno una
enorme polémica debido a su controvertido punto de partida y, sobre todo, a la
cruda violencia que despliega, un auténtico festín para goremaníacos. Dejando de
lado la gazmoñería, los sermones sotánicos/satánicos de la crítica más ñoña y
ortodoxa, el film, revestido de fábula social, lo que en realidad esconde es
una indisimulada y despiadada denuncia que actúa como reflejo de una realidad:
la de un Japón que ve cómo
los índices de violencia se disparan sin que los políticos hagan nada por
detener ese avance. De hecho, uno de los miembros del Partido Democrático de
Japón, en la oposición política, montó una campaña para prohibir la película, y
el Parlamento llegó a debatir el tema.
El gran “Beat” Takeshi, ejerciendo aquí de
profesor/ideólogo encargado de dar instrucciones y controlar la batalla
juvenil, está genial, como siempre, con ese estilo frío, cínico, imperturbable,
tocado con ese halo de sentimentalismo que le ha hecho tan popular, demostrando
que no sólo es un gran actor cuando se dirige a sí mismo, también que alcanza
registros magistrales a disposición de otros colegas.
Definida por un sector de la crítica
internacional como un cruce entre La
Naranja Mecánica y El Señor de
las Moscas, Battle Royale
es una verdadera joya del humor corrosivo basada en el potente debut literario
de Koshun Takami, que además sirve como catarsis vomitiva para el rechazo de la
violencia, de la que el público adolescente, el más influido por su estética,
acaba abominando cuando en situaciones límites tiene que luchar hasta las
últimas consecuencias. Un toque de atención para los políticos que desde los
tentáculos del poder intentan censurar en los medios de comunicación y en la
cultura todo aquello que no les interesa: el vacío de poder y sus desmedidas
ambiciones personales. Battle Royale
es brillante y sádica, como una fiera descarga en los testículos.
Me parece insuficiente en clave de metáfora política, me la creo más como gamberrada. Un mero espectáculo de violencia extrema aunque, eso sí, competente y divertido. Lo mejor, el personaje de Takeshi Kitano.
ResponderEliminarUn abrazo.
Disiento, es una gran película de culto, con enorme influencia en directores cono Tarantino (Kill Bill) y que actúa sobre la premisa de exacerbar la orgía de violencia tan al límite que se impone como catarsis.
ResponderEliminarUn abrazo.