Una verdadera
sorpresa ha supuesto la adaptación a la pantalla grande de las aventuras de
este personaje segundón de Marvel Cómics creado por el dibujante Rob Liefeld y
el escritor Fabián Nicieza que apareció por primera vez en 1991 en el vol. 1 de
New Mutants y posteriormente en ediciones de X-Force. No es un superhéroe al
uso, sino un antihéroe nada convencional antiguo agente de las fuerzas
especiales reconvertido en mercenario que, tras sufrir un cruel experimento,
adquiere poderes especiales de autocuración y otras habilidades.
Veamos: tras su paso por las Fuerzas
Especiales de los Estados Unidos, Wade Wilson (Ryan
Reynolds), se gana la vida como matón a sueldo ayudando a la gente que no puede
defenderse por sí sola. Junto a su novia, Vanessa (Morena Baccarin)
su vida transcurre de forma normal hasta que le diagnostican un cáncer con
metástasis. Con esa sentencia, se somete al experimento Weapon-X para intentar
salvar su vida. La terrible experiencia le ha hecho indestructible pero le ha
dejado el rostro y el cuerpo horriblemente desfigurados. De modo que ingenia un
traje que le cubre totalmente y se convierte así en el antihéroe Deadpool, que con sus
socarrones comentarios tratará de dar caza al hombre, Ajax (Ed Skrein)
que casi le destruye la vida.
Deadpool es divertida, obscena, gamberra,
disparatada, autoparódica e ingeniosa. Deadpool está a otro
nivel, una sátira cojonuda que lanza escupitajos a todas las películas
pretenciosas de superhéroes. Su tono irreverente tritura todos los cánones
establecidos del género y revitaliza las escenas de acción sin importarle que
se desmadre su carácter hiperbólico: acción adrenalínica, enfáticos ralentíes,
efectos digitales y de sonido contundentes, y un humor cínico, retorcido,
corrosivo, inmoral que altera las reglas del juego y convierte esta gran broma
en una pequeña joya del slapstick que tiene siempre al
espectador como aliado.
Pero Deadpool sería mucho menos sin la
presencia de la actriz brasileña Morena
Baccarin. Nacida en Río de Janeiro en 1979, es un bellezón de 1´71 m de
estatura que no se asusta a la hora de rodar escenas de sexo más o menos explícito
como la que nos regala en este irreverente film junto a Ryan Reynolds, en el
que da vida a Vanessa Carlysle
(Copycat), o en la serie Homeland. Casada con el actor Ben McKenzie,
se encuentra en pleno rodaje de Deadpool 2, pero es más proclive a
dejarse ver en series de televisión que en la gran pantalla. En cualquier caso,
y con 38 años ya cumplidos, Morena me cautiva y me rompe el corazón saber que
nuestro idilio es una fantasía, una dolorosa ilusión que me hace sufrir y en la
distancia muero día a día sin que lo sepa ella.
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