"THE BELKO EXPERIMENT" êêê
La penúltima película del
director de Wolf Creek (2005)
no está a la altura de aquella pero no por eso resulta un film despreciable. The Belko Experiment es un thriller
que gira en torno a una compañía norteamericana establecida en Latinoamérica
cuyos empleados tendrán que decidir entre suicidarse… o matarse entre ellos. Así
se inicia una escalada de violencia en la que descubriremos la verdadera
naturaleza de cada empleado de Industries Belko.
A la espera del estreno de su
nueva película ya acabada, Jungle
(2017) un terrorífico relato de aventuras protagonizado por Daniel Radcliffe,
sería bueno recordar que Greg McLean, que debutó con la magnífica cinta de
terror citada anteriormente y que dio pie a una igualmente espléndida serie,
cuenta en su filmografía con títulos tan
estimulantes como El territorio de la
bestia (2007) y una potente secuela de su ópera prima, Wolf Creek 2 (2013). Eso sí, la cagó
con The Darkness (2016) film protagonizado
por Kevin Bacon dando vida a un padre de familia que tras visitar el Gran Cañón
del Colorado arrastra una fuerza sobrenatural que se alimenta del miedo.
The Belko Experiment bascula entre el thriller y el terror para
conformar el andamiaje de un cuento moral que desgraciadamente pone más énfasis
en la acción bestial que en la sátira corrosiva de cómo afloran los instintos más
salvajes de los personajes cuando lo que está en juego es la supervivencia
propia. De lo que hablamos es de un numeroso grupo de estadounidenses que
trabajan en un edificio de Bogotá. Atrapados herméticamente, una
voz que nadie sabe de dónde sale les obliga a plantearse dilemas morales sobre
cómo reaccionar en situaciones límites.
La premisa del film es escalofriante porque
la voz les obliga a matarse los unos a los otros y de la escabechina sólo un
único superviviente será liberado. McLean sabe cómo dotar a la función de una
latente sensación de angustia e implicar al espectador en el conflicto
ético-moral que se adueña de los personajes.
Rebosante de personajes
prototípicos como Michael Rooker dando vida a un técnico de mantenimiento;
Melonie Díaz en su primer día de trabajo; John C. McGinley que encarna a un tipo
grosero y machista que degenera en el psicópata que lleva dentro; John
Gallaguer Jr. que se impone como el héroe y la conciencia del grupo; y Tony
Goldwyn como el desalmado director de la
empresa que incapaz de controlar la situación opta por la peor y más terrible
de las soluciones.
La trama carece de originalidad, y su
interés consiste en descubrir quién, como un Dios, se ha otorgado el poder divino
de decidir el destino de los demás y jugar con sus vidas, y sobre todo (esto es
más predecible) quién será el único superviviente de tan pavoroso experimento.
En el film, casi todos los
planteamientos de los confusos y aterrados personajes son estúpidos y todos
parecen llevar en sus rostros el signo de la muerte, algo que acabarán descubriendo
pronto y que el avieso guión de James Gunn subraya de forma lacerante para
insuflar vanas esperanzas al grupo. Con la influencia de films de culto como Cube (1997), Battle Royale (2000), (2009), El método (2005) Exam
(2009), The Belko Experiment no
escatima momentos gores ni salpicones de hemoglobina, pero contiene escenas
verdaderamente estremecedoras como esa en la que se realiza una selección de
los que van a ser ejecutados atendiendo a cuestiones como la edad o las cargas
familiares. Una película que aun con sus convencionalismos, clichés y cruda
violencia se impone como una crítica mordaz sobre nuestro carácter mezquino y
depredador.
Ahí va, pues no sabía que era de ese director. Y además sale Michael Rooker. Casi se me pasa. Pues gracias, claro. Un abrazo
ResponderEliminarClaro, José, este director australiano estrenará este año Jungle, creo que será para el mes de noviembre. Los que nos consideramos fans seguimos sus pasos a pesar de que sus películas tienen nula distribución aquí.
ResponderEliminarPero, además, te recomendaré la ópera prima de otro director australiano que me ha parecido magistral: "Hounds of love", el artista se llama Ben Young y puedes leer mi crítica en las entradas del mes de mayo.
Un abrazo.