"FRAGMENTOS DE AMOR" ê
Me pidieron que comentara esta película
colombiana dirigida (es un decir) por Fernando
Vallejo. Pero la verdad, me resulta muy aburrido por la lamentable calidad
cinematográfica del producto. Rodada como si fuera el capítulo piloto de una
mediocre telenovela, Fragmentos de amor nos narra la historia
de Susana (Angélica Blandón) y Rodrigo (José Ángel Bichir) un afinador
de pianos que comienzan una relación amorosa a pesar de que ella (tan
enamoradiza que parece ninfómana) tiene pareja. Él, que se ve desasistido por
las musas desde que su mujer le dejara, vuelve a componer cuando ella le cuenta
historias tórridas de sus amores pasados.
Malograda y, no nos engañemos,
zarrapastrosa adaptación de la novela “Fragmentos
de amor furtivos” de Héctor Abad, todo en la función resulta tan impostado
como grotesco en una trama que mezcla atentados con bombas perpetrados por los
narcoterroristas en los años 90 con una relación pasional desastrosamente construida
en la que la bella Blandón demuestra sus nulas dotes interpretativas pero que
no desentona dando la réplica a ese otro actor vulgar que es el hermano menor
de los Bichir. Pocas veces he visto en una pantalla una pareja con menos
química y unas secuencias sexuales rodadas con menos sensualidad y morbo, algo
esto último que debería ser el eje central de la narración.
Todo resulta artificiosamente ridículo,
comenzando por las historias eróticas que jalonan el pasado de la histriónica protagonista
y siguiendo por los patéticos diálogos que cruzan la pareja, tan planos y
faltos de profundidad psicológica como las escenas sexuales, en las que la
Blandón se dedica a mover mecánicamente las nalgas sin enseñar mucho y sin
ningún atractivo, mientras Bichir se aplica en hacer de momia con una mueca de
disgusto y una actitud ciertamente machista. El fiasco hay que apuntárselo mayormente
a Fernando Vallejo, incapaz de regalarnos una sola escena con un mínimo de
valor cinematográfico. Reveladora esa secuencia final en la habitación de las
máscaras, ya que todo es un teatro inútil, una tomadura de pelo.
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